El ayuno está muy presente en las diferentes religiones del mundo, como en el cristianismo, el islam, el judaísmo, el hinduismo y el budismo.
Para los Santos de los Últimos Días, el ayuno es un mandamiento dado por el Señor a todos los miembros de la Iglesia. Es además una fuente de fortaleza espiritual y una forma de acercarnos a Dios.
A parte de abstenerse voluntariamente de ingerir alimentos y bebidas durante cierto tiempo, la práctica del ayuno siempre va acompañada de la oración, de lo contrario sería solo pasar hambre.
El ayuno no solo purifica nuestra alma, sino que también prepara nuestro espíritu para recibir inspiración o revelación personal de Dios.
¿Por cuánto tiempo debo ayunar?
En la Iglesia hoy en día, se aparta el primer domingo de cada mes con el fin de ayunar.
Los Santos de los Últimos Días se abstienen de dos comidas consecutivas en un periodo de 24 horas.
Algunos miembros pueden empezar absteniéndose del almuerzo del sábado hasta el almuerzo del domingo. De esa forma, ayunan durante dos comidas, la del sábado por la noche y la del domingo por la mañana.
También podemos ayunar por razones personales y familiares, no se espera que ayunemos una vez al mes, la decisión recae en cada persona y en el propósito que tenga.
¿Es obligatorio ayunar?
Como todo mandamiento, queda en nosotros tomar la decisión de cumplir con ellos o no.
Por otro lado, debemos ser prudentes con la práctica del ayuno. El presidente Joseph F. Smith dijo de esto:
“Se puede caer en el exceso. Un hombre puede ayunar y orar hasta morir, pero no hay ninguna necesidad de ello ni hay prudencia en hacerlo…
El Señor aceptará aquello que es suficiente con mucho más placer y satisfacción que aquello que es demasiado e innecesario”.
A las personas que tienen enfermedades, desafíos específicos u otras responsabilidades, tampoco se les es requerido ayunar.
“Muchos padecen debilidades, otros están delicados de salud, y otros tienen bebés lactantes; de tales no se requiere que ayunen. Tampoco deben los padres obligar a los niños pequeños a ayunar”. -Gospel Doctrine, pág. 244
Los milagros detrás del ayuno
El ayuno también puede traer a nuestra vida los milagros de los cielos. Cuando ayunamos con un propósito en especifico, la oración y nuestro sacrificio hacen que las bendiciones sobreabunden para los hijos e hijas de Dios.
Si tenemos un propósito especial, nuestro ayuno tendrá más significado.
En diferentes ocasiones el presidente y profeta, Russell M. Nelson, invitó a los miembros y a los amigos de la Iglesia de Jesucristo a participar de un ayuno mundial. Uno fue para mitigar la pandemia de COVID-19 y otro por la sanación en todo el mundo.
Recientemente, los líderes de la Iglesia en Europa invitaron a todos los miembros a “participar en un día de oración y ayuno por la paz en toda el área”.
Un pueblo que ora y ayuna en unión brinda a los discípulos una valiosa oportunidad de poner en acción su fe en el Señor Jesucristo y obrar grandes milagros.
Las ofrendas de ayuno
El ayuno no solo tiene el propósito de ayudarnos, sino que también nos brinda la oportunidad de ayudar a los necesitados por medio de las ofrendas.
Estas ofrendas tienen el valor de los alimentos que no consumimos en nuestro periodo de ayuno. Marion G. Romney expresó:
“Sean generosos en sus dádivas para que así puedan progresar y no den solamente para beneficiar al pobre, sino por su propio bienestar.
Den lo suficiente para poder dar de sí mismos en el Reino de Dios por medio de la consagración de sus medios y su tiempo”.
La Iglesia administra las ofrendas recibidas con el fin de ayudar a quienes lo necesitan, sean miembros o no. Latter-day Saint Charities es un programa mundial que trabaja con muchas organizaciones, como la Cruz Roja, para brindar asistencia, socorro, entre otros.
Para el año 2021, el informe anual de la Iglesia reportó que el programa de ayuda humanitaria de la Iglesia ha otorgado más de $ 2,3 mil millones para brindar asistencia en 197 países desde su creación en 1985.
Testigo de los milagros del ayuno
Podemos escuchar a muchas personas testificar sobre el ayuno, podemos leer muchos artículos y libros al respecto, pero la única forma de saber si es verdad es simplemente ayunando.
Sé tú mismo testigo de los milagros del ayuno.
El mismo Señor nos ha invitado a probar Su poder. Intentémoslo, tomemos la decisión de invitar al Señor en nuestro sacrificio y ser Su mano en nuestras vidas.
Hagámoslo de manera sincera, con humildad y en oración, sabiendo que Él estará a nuestro lado, dándonos ánimos para seguir. Después de todo, las bendiciones están ahí por si queremos tenerlas.