Pregunta
Soy recién conversa en la Iglesia de Jesucristo y soy la única que se bautizó de mi familia.
Pasar por esto me ha causado muchos temores: miedo de no poder continuar sola en el evangelio, miedo de que mi familia no reciba la salvación y miedo de que un día mi familia se oponga a la Iglesia.
¿Podrías ayudarme con esto? ¿qué puedo hacer?
Respuesta
En primer lugar, te felicito por tu decisión de seguir a Jesucristo. Sé que no es la decisión más fácil que podemos tomar en esta vida, pero sin duda es una de las más gratificantes.
Cuando me bauticé en la Iglesia, quedé maravillada con el evangelio de Jesucristo, con la nueva comunidad de Santos de los Últimos Días a la que ahora pertenecía y con las muchas cosas que debía hacer para ser una discípula de Cristo. No obstante, al igual que tú, también tuve muchos miedos.
Tenía miedo de no ser aceptada por los miembros, miedo de no poder cumplir con las cosas que prometí en mi bautismo y también miedo de que mi familia no recibiera la salvación puesto que también me bauticé sin mi familia.
Durante mucho tiempo, estos miedos formaron parte de mí, pero todo cambió cuando me di cuenta de que hay cosas que no dependen de mí. Por eso, me gustaría responder a tu pregunta en tres partes.
Miedo de no poder continuar sola
Cuando comenzamos una nueva etapa en nuestra vida, es normal sentir inseguridad ya que estamos saliendo de nuestra zona de confort.
Convertirse en discípulo de Jesucristo es salir completamente de esta zona de confort, se trata de cambiar nuestros hábitos y cultura, es un proceso que nos lleva a ser como nuestro Maestro. Debido a todas estas transformaciones, es posible que podamos sentirnos incapaces de seguir en el camino.
Antes de compartir algunos consejos sobre lo que puedes hacer, quiero decirte que no estás sola. Ahora, más que nunca, tienes muchos hermanos y hermanas que comparten el mismo objetivo que tú y, aún más especial, cuentas con la constante compañía del Espíritu Santo en tu vida.
¡Así que estamos todos juntos en esto!
Como lo mencioné antes, ser miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días y discípulo de Cristo no es un evento único. De hecho, ser seguidores de Cristo es un proceso que dura toda la vida.
Al ser un proceso, esta jornada está llena de cosas simples pero que debemos hacer todos los días.
Para continuar en el camino de Cristo, ya sea solos o acompañados, debemos:
- – Orar
- – Leer las Escrituras
- – Asistir a la Iglesia
- – Servir
Miedo de que mi familia no se salve
Es natural preocuparse por la vida espiritual de tu familia al no haber tomado la misma decisión que tú. Sin embargo, aunque ames a tu familia y desees que estén contigo por toda la eternidad, son ellos quienes deben decidir seguir a Cristo.
Puedes compartir el evangelio, seguir amando y sirviendo a tus familiares, invitarlos a escuchar el mensaje de los misioneros, a ir a la Iglesia, a participar en actividades con los miembros, pero al final, la decisión es suya.
Sigue siendo una buena hija, una buena hermana, una buena esposa; el Señor guiará a tu familia al camino del convenio, ya sea en esta vida o en la próxima.
Miedo de que mi familia se oponga a la Iglesia
Al igual que en el punto anterior, no podemos saber qué decisiones tomará cada miembro de tu familia. Es posible que nunca se opongan a nada del evangelio así como también puede ser que se sientan incómodos con el hecho de que eres miembro de la Iglesia de Jesucristo.
La verdad es que nunca lo sabremos.
Sin embargo, lo que sí podemos hacer es dar amor y tener paciencia al explicar la doctrina y las normas de la Iglesia que pueden causar alguna confusión y, sobre todo, esforzarnos por ser pacificadores en todo momento.
Asimismo, podemos seguir siendo un buen ejemplo para las personas que nos rodean y fortalecer siempre nuestra fe y testimonio en Cristo para que la oposición no nos afecte fácilmente.
Conclusión
El miedo es una herramienta de Satanás que impide nuestro progreso aquí en la Tierra debido a que este sentimiento puede paralizarnos de cierta manera.
Boyd K. Packer, quien fue miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó una vez:
“El miedo es lo contrario de la fe”.
Así que mi consejo para ti en este momento es que elijas tener fe. Cuando tenemos fe en nuestro Salvador Jesucristo, confiamos en Él y en Su poder, el miedo se reemplaza con la certeza de que todo lo podremos con Él, quien nos fortalecerá en todo momento (Filipenses 4:13).
Fuente: Maisfe