El Elder Holland dio algunas advertencias sobre las cosas que pueden ser peligrosas para los maestros en una capacitación mundial para maestros.
Con los cambios recientes en el horario de las reuniones dominicales anunciados en la Conferencia General, he estado pensando mucho sobre lo qué significa estos cambios para los maestros en la Iglesia.
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Con horarios de clase más cortos, vienen nuevos desafíos y oportunidades, sin mencionar que ahora cada uno de nosotros tiene una mayor responsabilidad de ser maestros en nuestros hogares a medida que fortalecemos a nuestros amigos, familiares y miembros del barrio.
El Élder Quentin L. Cook dijo esta Conferencia pasada.
“Sabemos del impacto espiritual y de la conversión profunda y duradera que puede lograrse en el entorno del hogar. Hace años, un estudio estableció que para hombres y mujeres jóvenes la influencia del Espíritu Santo mayormente acompaña al estudio individual de las Escrituras y la oración en el hogar.”
Como la página de inicio de Ven, sígueme: Para uso individual y familiar, dice:
“El propósito de toda enseñanza y todo aprendizaje en el Evangelio es profundizar la conversión y llegar a ser más como Jesucristo.
Por esta razón, cuando estudiamos el Evangelio, no estamos buscando simplemente nueva información, sino que queremos llegar a ser “nuevas criaturas” (véase 2 Corintios 5:17). Eso significa, confiar en Cristo y depender de Él para cambiar nuestro corazón, nuestra visión, nuestras acciones y nuestra naturaleza misma.”
Pero, ¿cómo podemos incorporar más poder, visión y revelación en nuestra enseñanza a medida que avanzamos en nuestras vidas cotidianas? ¿Cómo podemos esforzarnos por enseñar y servir a niños, amigos, vecinos y extraños de la manera en que lo haría Jesucristo?
Al pensar en estas preguntas, recordé una capacitación mundial para maestros que el Elder Jeffrey R. Holland realizó el 5 de noviembre de 2016 y que impactó la forma en que veo la enseñanza en la Iglesia. Quería compartir algunas ideas de esta reunión.
Elder Jeffrey R. Holland dijo.
“Todos queremos enseñar como enseñó Jesús. Su enseñanza era simple, directa y poderosa. A menudo contaba historias o parábolas que la gente podía entender con facilidad. Sin excepción, sus lecciones eran espiritualmente motivadoras. Amaba a su audiencia. Y los que tenían oídos para oír y ojos para ver lo amaron.”
En última instancia, eso es lo que significa enseñar a la manera del Salvador: amar, motivar, ayudar a otros a que puedan comprender, tal como lo hizo Jesucristo.
Pero, para aquellos de nosotros que no somos perfectos como Jesucristo, ¿cómo podemos hacer que ese estándar elevado sea una realidad?
El Elder Holland nos aconsejó que no nos preocupáramos.
“Tienen líderes amorosos comprometidos a orientarlos, capacitarlos y alentarlos. Organicen reuniones con el consejo de maestros en las que otros maestros puedan compartir ideas con ustedes. Tienen manuales y consejos para la enseñanza y una gran cantidad de recursos auxiliares a su alcance. Ustedes pueden hacer esto.”
En un momento poderoso de la charla, el Elder Holland también dio algunas advertencias sobre cosas que pueden ser peligrosas para los maestros.
“Permítanme comenzar con un par de cosas que no debemos hacer, un par de cosas que creo que impedirán la enseñanza por el Espíritu.”
1. No “sobre-programen, sobre-planifiquen, sobre-preparen”.
Cuando hacemos esto, “nos perdemos de esta gran lección, nos perdemos el gran recordatorio fundamental de que estamos enseñando a las personas, que estamos enseñando a seres humanos, que nos estamos enseñando unos a otros y que estamos usando material (lecciones y doctrina) para poder hacer eso.” compartió el Elder Holland.
2. No “sientan que tienen mucho material y que tenemos que abarcarlo todo”.
El Elder Holland nos recuerda que debemos hacer el mantener una relación con las personas a las que estamos enseñando nuestro enfoque principal, “y que no dejemos que el material le quite énfasis a la lección y nos domine”. Cuando esto sucede, es probable que nos sintamos ansiosos y desesperados, lo que hace que se nos dificulte sentir el Espíritu.
3. No sean alguien que “llega a la clase y dice: ‘No me he preparado. Pero estoy confiando en el Espíritu del Señor para que guíe nuestra lección’”.
Esta puede ser una de las tendencias más peligrosas que enfrentamos como maestros. El Elder Holland dijo enfáticamente: “Eso es pedirle demasiado al Espíritu. Es pedirle al Espíritu que haga su trabajo y nuestro trabajo a la vez”.
4. “Si no recibís el Espíritu, no enseñaréis”.
Después de citar esta escritura de Doctrina y Convenios 42:14, el Elder Holland dice: “[El versículo] no sólo significa que no enseñarán y que no pueden enseñar, sino que NO DEBERÍAN enseñar si no tienen el Espíritu. Pero el Elder Holland, una vez más, ofrece palabras de consuelo para aquellos que se asustan ante esta perspectiva, reforzando su mensaje inicial: “¡Ustedes pueden hacer esto!”
Este artículo fue escrito originalmente por Inc.com y fue publicado por ldsliving.org bajo el título “When Elder Holland Shared 4 Things Teachers in the Church Should Never Do“