En un artículo titulado, “La religión y el G20: Con fe podemos mover montañas”, el élder Ronald A. Rasband, del Cuórum de los Doce Apóstoles, habló sobre su participación en el Foro Interreligioso anual del G20 en Bolonia, Italia.
Debido a que la pandemia de COVID-19 continúa planteando desafíos para la salud pública y empresas privadas, así como la pobreza sigue en aumento, el élder Rasband pidió a los líderes mundiales, que participaron del evento, que protegieran la libertad religiosa de las organizaciones religiosas.
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El foro reunió a una gran cantidad de líderes religiosos, funcionarios gubernamentales y expertos de organizaciones sin fines de lucro.
Los asistentes al evento compartieron una variedad de soluciones viables y sostenibles para la economía mundial que incluyeron anclas en la fe.
“En lugar de expulsar a las organizaciones religiosas de la plaza pública o pasar por alto su influencia potencial, los funcionarios electos deberían crear un espacio para que los grupos religiosos prosperen y contribuyan.
Los grupos religiosos llenan regularmente las brechas entre el gobierno y la gente, donde muchas personas caen por las grietas de las redes de seguridad social”, escribió el élder Rasband.
El élder Rasband escribió que la religión anima a los seres humanos a ir más allá de sí mismos, servir, ayudar y ennoblecer a sus semejantes.
“Los gobiernos no pueden resolver los males de la humanidad, el pueblo los resuelve.
Uno de los principales valores de la religión y las creencias religiosas es que ambos tienden a resultar en más afecto, compasión y deseo de aliviar el sufrimiento humano”.
Las organizaciones religiosas pueden inspirar a su gente y ofrecer estas soluciones, solo si se protegen sus libertades religiosas, dijo el élder Rasband.
“Los líderes políticos del G20 – que buscan impulsar las economías internacionales y las oportunidades para todas las personas del mundo – deberían incluir líderes y organizaciones religiosas a fin de encontrar soluciones para erradicar la pobreza, fomentar la ascensión social, sanar el sufrimiento humano y fomentar comunidades y países más dinámicos e inclusivos.
La fe en una mejor perspectiva económica para el mundo comienza al reconocer y adoptar la economía de la fe en el mundo”.
Fuente: Church News