En el templo renovamos nuestra perspectiva espiritual. En el templo, renovamos nuestro compromiso con el Señor. En el templo, reconocemos “las cosas como realmente son y… las cosas como realmente serán” (Jacob 4:13).
El presidente Thomas S. Monson ha dicho:
“Vengan al templo y coloquen sus cargas ante el Señor y serán llenos de un nuevo espíritu y confianza en el futuro. Confíen en el Señor, y si lo hacen, Él les sostendrá, les tomará en Sus brazos y les guiará paso a paso por el sendero que conduce al reino celestial de Dios”. -“Church News, 1993”
Los templos brindan a las familias y a las personas la oportunidad de acercarse más al Señor Jesucristo y a nuestro Padre Celestial. En el templo, podemos obtener una perspectiva eterna.
Templo de Roma, Italia. Créditos: Deseret News
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Tengan siempre una recomendación para el templo vigente y consideren un gran honor ser digno. Vayan al templo con frecuencia y prosperarán con el Espíritu del Señor en su vida.
Los santos en Italia esperaron mucho tiempo para tener un templo.
Valoro el tiempo que pasé en la dedicación del Templo de Roma, Italia. Como todos los templos, este templo representa “el gran símbolo de nuestra membresía” (Howard W. Hunter, Ensign, octubre de 1994).
Me uní al élder Bednar al guiar a dignatarios en la jornada de puertas abiertas. La hermana Rasband y yo recibimos a una delegación de la Iglesia Católica Romana y del Vaticano.
Me preocupaba la manera en que la Iglesia Católica recibiría a nuestro templo en Roma. Pero rápidamente sentimos su amor y recibimos sus mejores deseos.
Expresamos que los templos no se originaron con los Santos de los Últimos Días. El templo de Salomón y el templo de Herodes fueron edificados en la antigüedad.
Describimos que por el Libro de Mormón sabemos que las personas de la antigua América edificaron templos y que el Salvador los visitó después de Su resurrección en uno de los templos. Hablamos del majestuoso diseño, los mejores materiales y la mejor mano de obra.
Cuando una persona de la delegación de líderes católicos preguntó qué base en las Escrituras teníamos para realizar bautismos por los muertos, recordé un pasaje que aprendí cuando era un joven misionero y dije:
“De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?”. -Corintios 15: 29
El hermano respondió: “Élder Rasband, nunca antes había pensado en ese versículo de esa manera”. Por dentro mi corazón se regocijó.
Al concluir nuestros recorridos, la hermana Rasband y yo nos turnamos para dar testimonio de que el templo es el gran símbolo de nuestra membresía y que todo en la Iglesia culmina en el matrimonio eterno y la formación de familias eternas.
Hablaba por todos nosotros, todos en la Iglesia cuyo testimonio de las bendiciones del templo es real en sus vidas. El templo nos da una perspectiva eterna.
Mientras estuve allí, la hermana Rasband reflexionó sobre lo que hizo que Roma fuera tan especial. Ella meditó:
“¿Qué estaba sintiendo? ¿Era el gozo de los italianos por tener finalmente una casa del Señor en su país? ¿Fue por el símbolo del óvalo que representa la eternidad, representado en la forma del templo y que se encuentra en sus pasillos celestialmente hermosos, un recordatorio constante de los convenios eternos hechos en la casa del Señor? ¿Fue por la maravillosa plaza del templo con magníficos arboles de olivo de 500 años lo que llevó nuestros corazones de regreso a Getsemaní, donde el Señor sangró por cada uno de nosotros?
Centro de Visitantes del Templo de roma
Quizás fue al caminar junto a la fuente de agua que fluye desde el centro de la plaza hasta el centro de visitantes, recordándonos el agua viva ofrecida por Cristo, dirigiéndonos a los brazos abiertos de la magnífica réplica de la estatua del Cristo de Thorvaldsen, y detrás de Él, las estatuas de los Doce Apóstoles originales que llevaron el Evangelio al mundo para cumplir la obra que su Salvador les había mandado hacer.
O [quizá fue] el magnífico vitral de arte ovalado con el Salvador de pie en el centro, Sus pies apuntando hacia nosotros y Sus manos extendidas a nosotros, dándole la bienvenida a todos para que vengan a Él (véase 3 Nefi 9:14)”.
Su pregunta fue respondida: ¡Todas estas cosas contribuyeron al poderoso espíritu de estar en el Templo de Roma, Italia, porque todos dieron testimonio de que Jesús es el Cristo!
En un momento, el élder David A. Bednar y yo visitamos la cárcel Mamertina en Roma, donde se encontraron prisioneros los apóstoles Pedro y Pablo. En esa prisión, en un calabozo de dos niveles bajo tierra, observamos la bóveda de piedra donde Pablo estuvo encadenado durante dos años. Ya se pueden imaginar cómo nos hizo sentir eso.
La seguridad que brinda el evangelio y el plan eterno de Dios lo sostuvieron en ese tiempo terrible. ¿Estaba él preocupado por su situación? Estoy seguro de que lo estaba. Pero, ¿estaba preocupado por su propia posición ante el Señor? Eso es un rotundo no, porque había sido un instrumento fiel en la obra de Dios.
En el Centro de Visitantes del Templo de Roma, Italia, todos los profetas y apóstoles de la tierra en la actualidad, los quince, fuimos retratados con nuestros trajes blancos rodeando a la estatua del Cristo con las estatuas de los primeros apóstoles detrás de nosotros.
El presidente Nelson se paró junto a Pedro, el apóstol de mayor antigüedad, que tenía tallado en su estatua las llaves que representaban las llaves del sacerdocio.
Todos nos maravillamos de que Pedro regresara esas mismas llaves a la tierra cuando se las confirió a José Smith, llaves que ahora el presidente Nelson, el decimoséptimo presidente de la Iglesia restaurada, posee.
Todos los miembros de la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles. Créditos: Church News.
Fue un escenario extraordinario, un “punto de inflexión en la historia”, con tal presencia y poder del sacerdocio de Dios.
Y casi al unísono, los profetas, del presente y del pasado, reafirmaron que la Iglesia del Señor, La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, está en la tierra, y que “estos son nuestros días”.
Este artículo fue escrito originalmente por el élder Ronald A. Rasband y es un extracto del libro “Be Not Troubled” y fue publicado originalmente por ldsliving.com bajo el título “How Elder Rasband testified to a Catholic leader about baptisms for the dead at the Rome temple”
