En marzo de 2000, Ulisses Soares y su esposa, Rosana, fueron llamados a servir como los nuevos líderes de la Misión Portugal Oporto.
La familia Soares presenció milagros y sus hijos encontraron buenos amigos, amor y familia.
Ahora, veinte años después, el élder Soares y su esposa tuvieron la oportunidad de regresar a Portugal por primera vez desde que dirigieron la misión en Oporto.
El élder Soares, miembro del Cuórum de los Doce Apóstoles, reflexionó sobre lo mucho que todo ha cambiado desde ese llamamiento.
“Siempre soñé con el día en que pudiera regresar y sentir el mismo sentimiento que tuve cuando era presidente de misión, solo que ahora es mucho más especial. Es algo que no puedo describir al ver la unidad que se ha establecido aquí entre los miembros, entre la Iglesia y entre los líderes de la Iglesia”.
Por su parte, la hermana Soares agregó:
“Me siento como en casa. Tengo sangre portuguesa en las venas por lo que es maravilloso estar de regreso”.
El élder Soares también tuvo la oportunidad de descubrir más sobre sus parientes nacidos en Portugal durante la misión.
Un día, después de hablar sobre su ascendencia en una conferencia de distrito en Coimbra (la ciudad donde nació uno de sus abuelos), un miembro le preguntó al presidente Soares por el nombre de su abuelo.
Pocos meses después, este miembro le presentó al futuro Apóstol cientos de nombres de sus antepasados que vivieron entre los años 1600 y 1800. Los nombres fueron encontrados en registros que no están disponibles en Brasil.
Esta bendición inesperada fue seguida por los Santos de Portugal que llevaron esos nombres a la Casa del Señor de Madrid, España.
Allí, en nombre de esos cientos de personas, miembros dedicados de la Iglesia realizaron las ceremonias sagradas que unirán a las familias por la eternidad.
Los padres del élder Soares se unieron a la Iglesia de Jesucristo en 1965, cuando él tenía 6 años. Sin la migración de sus abuelos a Brasil, es posible que el élder Soares no hubiera conocido la Iglesia hasta 1975, como mínimo, que es la fecha en que la Iglesia se estableció en Portugal.
En esta significativa visita ministerial, el élder Soares y su esposa, estuvieron acompañados de otros líderes de la Iglesia, y pudieron llegar al corazón de muchos Santos de los Últimos Días y amigos de la fe en reuniones especiales con jóvenes adultos solteros y misioneros.
En un espíritu de unidad cultural mundial, el élder Soares dijo sonriendo:
“Ahora pueden decir que uno de los apóstoles de Jesucristo es portugués porque recibí mi ciudadanía portuguesa hace tres años. Ahora soy un verdadero portugués”.
En una reunión final que se transmitió a las congregaciones de todo el país y a la nación insular de Cabo Verde, el élder Soares enseñó:
“Con todas nuestras preocupaciones, con todos los desafíos, con todos los ataques del adversario, ¿cómo es posible que podamos sobrevivir a todo esto, superar nuestros desafíos y ser felices? Hermanos y hermanas, la invitación que nos hace el Salvador es que volvamos nuestro corazón a Él, esa es la manera de encontrar la felicidad en esta vida”.
La hermana Rosana Soares compartió:
“[Nosotros] siempre oramos para que el Evangelio llegue a todas partes en esta tierra. Siempre oro para que realmente llegue a todas las partes de Portugal para que todas las personas tengan el mismo privilegio que tenemos nosotros de escuchar y sentir la belleza del Evangelio. Tenemos un templo en Portugal, y esta es una de las mayores bendiciones que podemos recibir”.
Fuente: newsroom.churchofjesuschrist.org