¡Qué maravilloso saber que nuestros amados líderes de la Iglesia tienen redes sociales!
La semana pasada, el élder Dieter F. Uchtdorf compartió una valiosa lección sobre aprender a escuchar al Señor y ser más sensibles a las impresiones del Espíritu para evitar las consecuencias espirituales negativas. ¡Veamos!
Lo siguiente es una traducción del post del élder Uchtdorf.
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Una publicación compartida por Dieter F. Uchtdorf (@dieterfuchtdorf)
Escuché una historia divertida sobre un capitán de un portaaviones que intentaba navegar su barco durante una tormenta en la noche.
Él vio una luz en la distancia que parecía dirigirse directamente hacia él.
El capitán le gritó a su operador de radio: “¡Dígale a ese barco que se aproxima que cambie de rumbo 20 grados!”
El operador de radio envió el mensaje, esperó un momento y, luego, vio hacia arriba. “Capitán”, dijo, “insisten en que somos nosotros los que debemos dar la vuelta”.
El capitán tomó los auriculares y le gritó al micrófono:
“No sé quién eres ni a dónde vas, pero hay algo que debes saber.
Soy el capitán de un grupo de portaaviones de la marina, me acompañan tres destructores, tres cruceros y numerosas embarcaciones de apoyo.
¡Nos dirigimos directamente hacia ustedes y no cambiaremos de rumbo!”
En medio de las interferencias, el capitán pudo escuchar una respuesta:
“¡Entendido, Capitán! Pero, hay algo que debe saber, somos un faro”.
Una vez que el capitán supo la gran verdad, cambió todo.
Dios lo sabe todo. Él ve lo que nosotros no podemos ver. Él conoce la mayor verdad: pasado, presente y futuro. Además, las palabras que Él da a Sus profetas abarcan la mayor verdad.
Por supuesto, el capitán podría haber ignorado la advertencia y haber mantenido su rumbo. No obstante, hacer eso habría tenido graves consecuencias, infligiendo un gran daño y experimentando un inmenso arrepentimiento.
¿Alguna vez hacemos lo mismo que el capitán?
Personalmente, ¿hemos dejado de lado las enseñanzas de los profetas? ¿Hemos decidido que sabemos más?
Podemos evitar las consecuencias espirituales negativas y los lamentos al servir al Señor, volver nuestro corazón hacia Él, y aprender a amarlo y confiar en Él.