Élder Uchtdorf: Dios ha preparado a Sus hijos y Su Iglesia para este momento

élder Uchtdorf

En un devocional para BYU-Pathway Worldwide a principios de esta semana, la hermana Michelle D. Craig, Primera Consejera de la Presidencia General de las Mujeres Jóvenes, hizo una pregunta que me hizo reflexionar:

“¡El Templo de Salt Lake tardó 40 años en construirse! Los pioneros pasaron por muchos contratiempos y el proceso fue lento y agotador. ¿Y si esos pioneros se hubieran rendido? ¿Qué hubiera pasado si hubieran dicho: “Esto es demasiado difícil”, y hubieran renunciado?”

templo de Salt Lake

En su discurso de la Conferencia General de octubre de 2020, el élder Dieter F. Uchtdorf habló sobre uno de los desafíos que enfrentaron estos pioneros: enterrar los cimientos del templo de Salt Lake por temor a la persecución.

En su libro, “Forty Years: The Saga of Building the Salt Lake Temple”, Mark Henshaw detalla el trabajo que se había realizado para construir ese primer cimiento:

Templo de Salt Lake

“Hace cinco años, los santos excavaron más de 80,000 toneladas de tierra para abrir las zanjas para las piedras angulares y los cimientos.

Cumplir con el plazo de seis semanas para la ceremonia de la piedra angular requirió que cientos de trabajadores retiraran unas 1,900 toneladas de tierra casi todos los días desde mediados de febrero hasta principios de abril.Eso fue solo para abrir las cuatro zanjas para las paredes.

Templo de Salt Lake

Después los santos tendrían que trasladar una parte significativa de esa tierra a la manzana del templo, además de lo que habían excavado en el espacio entre las paredes. Tampoco sabían cuánto tiempo tenían para completar el trabajo. 

Para marzo, la nieve comenzó a derretirse rápidamente, y cuando lo hizo del todo, el ejército de Johnston empezó a avanzar. Así que los santos tuvieron que trasladar más tierra en menos tiempo que nunca, y tuvieron que hacerlo mientras realizaban sus otros preparativos para abandonar la ciudad”.

Los cimientos fueron enterrados. El ejército llegó. Luego el ejército se retiró. Se suponía que los cimientos del templo estaban a salvo. Sin embargo, cuando llegó el momento de retirar la tierra, la piedra arenisca se había agrietado lo cual haciendo inservible para los cimientos.

El élder Uchtdorf dijo en su discurso: 

“Estoy seguro de que algunos miembros de la Iglesia se preguntaron por qué se frustraban constantemente sus esfuerzos por edificar el Reino de Dios”.

La respuesta de la iglesia de Jesucristo

Pero ellos volvieron edificar los cimientos del templo. Empezaron de nuevo. Y luego, “por fin los santos pudieron cantar el himno “Qué firmes cimientos” y saber que su santo templo se había construido sobre cimientos sólidos que durarían generaciones”.

Esos cimientos fueron descubiertos recientemente como parte de la renovación del Templo de Salt Lake que, de hecho, han resistido por generaciones. 

En una nota adicional al discurso, el élder Uchtdorf señala que las estrofas de “Cuán firmes cimientos”, “pueden servir como lema para nuestra época y que, cuando escuchamos la letra con nuevos oídos, [se] nos da una idea de los desafíos que enfrentamos”. Asimismo, el élder incluye algunas de las estrofas no tan conocidas del himno (Nº 4, 5 y 7).

Mientras leía la letra de una de las estrofas, que no recuerdo haber cantado nunca en un centro de reuniones, vi paralelismos interesantes de nuestros desafíos actuales:

“Pues ya no temáis, y escudo seré, que soy vuestro Dios y socorro tendréis; y fuerza y vida y paz os daré, y salvos de males […] vosotros seréis”.

“Y cuando torrentes tengáis que pasar, los ríos del mal no os pueden turbar, pues yo las tormentas podré aplacar, salvando mis santos […] de todo pesar”.

“La llama no puede dañaros jamás si en medio del fuego os ordeno pasar. El oro del alma más puro será, pues solo la escoria […] se habrá de quemar”.

“Al alma que anhele la paz que hay en mí, no quiero, no puedo dejar en error; yo lo sacaré de tinieblas a luz, y siempre guardarlo […] con grande amor”.

Quizá la frase que más me llamó la atención se encuentra en la estrofa número cuatro: 

“Y cuando torrentes tengáis que pasar… Yo las tormentas podré aplacar, salvando mis santos […] de todo pesar”. 

Me hizo preguntarme, ¿permito que Dios pueda ayudarme en medio de las pruebas provocadas por estos tiempos? ¿Permito que estas pruebas me santifiquen en el proceso?

Tal vez estos tiempos nos permitan, como a aquellos santos pioneros, ver qué parte de nuestro cimiento necesita reparación.

orar oración

En su discurso en el devocional, la hermana Craig compartió este pensamiento:

“Los cimientos del templo se están reforzando para rellenar las grietas que se puedan haber quedado durante la edificación original o que se hayan desarrollado a lo largo de los años… Del mismo modo, hay grietas en todas nuestras vidas, desafíos que quizás nadie más puede ver.

Estas grietas se pueden rellenadas al arrepentirnos, grietas que se pueden rellenar porque Jesucristo expió cada uno de nuestros pecados y debilidades, porque Su gracia puede sanarnos. 

El arrepentimiento no se trata solo de arreglar grietas, sino de hacernos más fuertes y mejores de lo que éramos antes, al igual que el templo”.

esperanza

Al volvernos a Él, nuestras grietas se pueden rellenar y nosotros, como aquellos santos pioneros, también podemos cantar “Cuán firmes cimientos”, sabiendo que el Señor nos sostendrá.

“Aunque esta pandemia no es lo que queríamos ni esperábamos, Dios ha preparado a Sus hijos y Su Iglesia para este momento”.

Juntos, con nuestro Padre Celestial, saldremos triunfantes de nuestros desafíos, fortaleciendo los cimientos de nuestra fe, apoyados del fundamento seguro que es nuestro Salvador Jesucristo.

Fuente: ldsliving.com

Comentarios
Cuan sabías esas estrofas : Y cuando torrentes tengáis que pasar… Yo las tormentas podré aplacar, salvando mis santos de todo pesar”. Creo estamos pasando torrentes o iniciandolas Ese himno es un consuelo, es una verdad, solo Dios los puede aplacar , espero su mano todo esto duele mucho Es mi testimonio que Nuestro Padre Celestial existe y nos ama, solo tenemos que obedecer y merecer sus bendiciones
Wilma

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