Todos hemos conocido a alguien o, quizás seamos nosotros mismos, que decidió dejar su vida pasada en el recuerdo y seguir otro rumbo. Un camino más cerca de Dios. Este también es el caso de Elaine Bradley, baterista de la banda estadounidense de rock Neon Trees.
La semana pasada, dio una entrevista muy sincera para el podcast All In. Habló acerca de su conversión al Evangelio y explicó que tener una vida de seguir activamente a Cristo no es fácil, pero es una vida de paz, que vale la pena.
Tal vez, estés buscando un poco de consuelo y ánimos para seguir en el camino estrecho y angosto, que muy por el contrario de ser fácil, está lleno de pruebas. La entrevista que compartiremos a continuación, puede ayudarte a ver las cosas con un poco más de luz. ¡Veamos!
El siguiente extracto ha sido editado para mayor claridad.
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Morgan Jones: Una de las razones por las que comenzamos este podcast, Elaine, es porque queríamos demostrar que la decisión de permanecer [en la Iglesia], muchas veces, es tan premeditada y seria como la decisión de irse.
Entonces, para ti, ¿por qué decidiste quedarte y cómo ha sido una decisión premeditada y seria de tu parte?
Elaine Bradley: Creo que he decidido quedarme porque me fui y me di cuenta de que realmente no hay nada afuera mejor para mí. Nunca me fui enojada y, en realidad, nunca dejé de creer en Dios. Pero, cuando no me importaba lo que eso significaba para mí, era más como, “Yo solo lo tomo o lo dejo, lo dejaré. Lo dejaré solo por ahora”.
No creo que realmente me haya ido, pero lo dejé por temporadas. Al hacerlo, siempre hubo algo que me inquietaba y me hacía retroceder, si eso se entiende.
Obviamente, no puedo decir qué hay en los corazones o en las mentes de otras personas, o qué les sucede y por qué toman las decisiones que toman. Sin embargo, puedo hablar de mí y las decisiones que tomo.
Si soy muy sincera, alguna vez deseé que la Iglesia y el Evangelio no fueran verdaderos para poder hacer lo que quisiera, sin sentir culpa. Creo que ese también es el pensamiento básico humano, “quiero hacer lo que me plazca”.
Cuando era niña, nunca tuve dudas de que Dios existía y estaba siempre ahí. Esa era una verdad que me incomodaba porque yo solo quería hacer lo que quería. No deseaba saber qué significaba tener un Dios. No obstante, a medida que crecí, tomé mis propias decisiones, hice lo que quería a mi manera egoísta y tuve experiencias tristes, me di cuenta de que todo lo que hacía realmente no me daba felicidad duradera ni ningún significado y satisfacción. Entonces, decidí conocer más a Dios.
Para mí, el motivo por el que decidí quedarme en la Iglesia, para resumir, fue la paz que uno puede sentir en la conciencia al ser obediente a Dios. Cuando hice cosas que sabía que no debía hacer, encontré paz al saber que podía arrepentirme y volverlo a intentar a través del Espíritu, lo que es verdadero e importante para esta vida y la siguiente.
Esto no siempre es lo más fácil o divertido ahora.
Quiero decir, tener hijos es lo mejor y lo peor al mismo tiempo. No puedes llevar a uno sin el otro, lo mismo me sucedió cuando serví en una misión. Por momentos sentía que era lo peor del mundo, pero al mismo tiempo me trajo felicidad y la disfruté mucho.
Todo lo que vale la pena viene en un paquete que incluye lo bueno y lo malo, y el malestar y la comodidad. Simplemente no creo que puedas separarlos.
Así que si estás buscando una vida fácil, te perderás la paz que podrás sentir después de superar las diferentes pruebas que se presenten en tu vida.
Recuerdo que enseñé la escuela dominical a los adolescentes en el [barrio], al que pertenecía [mientras vivía] en Orem, antes de mudarme a Alemania. Realmente disfruté mucho ese llamamiento.
Una vez les pregunté: “Chicos, ¿por qué quieren ir al cielo?” y, en mi interior, mi respuesta fue, “quiero ir a donde mi Dios desea que vaya, ese será el único lugar donde realmente voy a sentir paz”.
Fuente: LDS Living