Los líderes de la Iglesia de Jesucristo nos han advertido que se avecinarían días difíciles. Y una de las formas de asegurarnos de ser nutridos de buenas influencias es analizar cuidadosamente en quién podemos confiar para guiar nuestro corazón, mente y familia.
En la actualidad, nos vemos expuestos a todo tipo de contenido, sobre todo en las redes sociales. Somos libres de elegir qué influencer o página seguir y qué contenido compartir.
Sin embargo, nuestra fe se fortalece o debilita con cada uno de esos posts. Tener una fe saludable requiere que desarrollemos y fortalezcamos nuestra relación con Dios.
En el caso de los creadores de contenidos e influencers, el proceso sería el mismo. Su relación con el Padre y fortaleza espiritual se convierte en una bendición para los hijos de Dios en donde quiera que se encuentren.
Una buena medida del valor de la influencia de alguien es el grado en que dirigen a las personas a Dios (así como lo hizo el mismo Jesús).
Cultivar el tipo de quietud que nos brinda la capacidad para discernir la voz de Dios require constancia y la decisión de sacar de nuestra vida a los influencers que carecen de su propia conexión con Él.
En nuestro momento de necesidad, precisamente cuando más necesitamos a Dios, estos influencers pueden ser básicamente una de las fuentes a las que podamos acudir para fortalecernos.
Con demasiada frecuencia, el proceso de desconversión es dirigido y alentado por influencers que, habiendo abandonado las aguas tranquilas de la influencia de Dios en sus propias almas, han llegado a preferir el activismo público ruidoso en lugar del ministerio cristiano privado y silencioso, bebiendo de la embriagadora pero finalmente insaciable búsqueda de cada vez más “me gusta” y seguidores en contra de su fe.
En Estados Unidos, existe una frase bastante inquietante: “suicidio por policía”. Esta frase describe a una persona que ha perdido las ganas de vivir e intenta acabar con su vida provocando a los policías con el fin de ser asesinada por ellos de manera abierta y pública.
Este también ha sido el modus operandi de varios movimientos de apostasía de alto perfil en los últimos años.
Por lo general, en este escenario, un influencer ansioso por recibir atención, que se ha desvinculado mental y emocionalmente de la creencia en la restauración y/o el liderazgo divinamente ordenado de la Iglesia, busca usar un consejo disciplinario como una oportunidad para victimizarse de manera pública.
Lamentablemente, en cada caso, personas que ven dicho contenido son persuadidos por los actos del influencer.
Los influencers y aquellos de nosotros que los seguimos debemos meditar y tomar conciencia sobre la advertencia del presidente Russell M. Nelson de que “llegará el momento en que los que no obedezcan al Señor serán separados de los que lo hagan”.
Sabemos que con el tiempo, algunos de los Santos serán engañados, y debemos esperar que esto sea cierto para algunos de los influencers que seguimos, incluidas las personas que amamos.
Aquello con lo que estén en contra de la Iglesia será lo que criticarán hasta el cansancio en los medios que tengan para compartir su desagrado. Lo prudente es anticiparnos a estas situaciones ahora y tomar la decisión de alejarnos de ese tipo de contenido.
El discernimiento y la toma de decisión se encuentran entre los dones espirituales que más necesitamos ahora y serán cada vez más necesarios en los días venideros.
Creo que limitar cuidadosamente lo que consumimos en las redes sociales y aquellos a quienes seguimos debería constituir una de las “medidas extraordinarias, tal vez medidas que nunca hemos tomado antes, para fortalecer nuestros cimientos espirituales personales”, tal como aconsejó el presidente Nelson durante la última Conferencia General.
El cristianismo siempre ha sostenido que la separación de las influencias espiritualmente destructivas es tanto dolorosa como necesaria. Jesús enseñó que eliminar nuestras fuentes de tropiezo podría incluso sentirse como quitarnos un ojo o cortar una extremidad.
La Traducción de José Smith de estas enseñanzas en Marcos describe este proceso con una particularidad que brinda una urgencia especial en nuestra era de influencers:
“Y además, si tu pie te fuere ocasión de caer, córtalo, porque aquel que es tu ejemplo, de acuerdo con el cual te conduces, si él llega a ser transgresor, será cortado.
Mejor te es entrar cojo en la vida, que teniendo dos pies, ser echado al infierno, al fuego que no puede ser apagado.
Por tanto, sosténgase o caiga todo hombre por sí mismo, y no por otro; o sea, no por confiar en otro”.
Esas palabras pueden ser difíciles de escuchar y eliminar un estándar equivocado puede ser complicado, pero no hacerlo seguramente nos causará mucho dolor al final.
Tengamos el valor para hacer lo que tenemos que hacer.
Fuente: Public Square Magazine