El Salvador Jesucristo fue el Maestro de maestros y Él invita a todos a seguirlo mientras enseñamos a los demás (3 Nefi 27: 21). Las claves para enseñar como el Salvador enseñó son: Vivir como el Salvador vivió y amar como el Salvador amó. ¿Nos damos cuenta de la influencia, que cambia la vida, que podemos tener en los demás al enseñar a la manera del Salvador?
Tuve la bendición de crecer con maestros y mentores maravillosos. Pero, después de mis padres, quizá nadie tuvo tanta influencia en mi vida como el hermano Melvin J. Palmer, mi maestro de seminario. El hermano Palmer es un hombre común con un talento extraordinario para enseñar.
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Ser sincero y amoroso
Demostró un interés sincero en mí cuando me inscribí por primera vez en Seminario. Se preparaba con anticipación para cada clase a fin de tener tiempo para interactuar conmigo cuando entrara al aula. Hacía esto con todos sus alumnos. Siempre estaba feliz y disfrutaba hablar conmigo. Disfrutábamos hablar sobre deportes y siempre me preguntaba sobre mi último juego.
A veces, incluso iba a mis juegos de la escuela secundaria o practicaba deportes conmigo para demostrar su amor y apoyo. Cuando entré a la edad de las citas, no temía preguntarme a quién iba a llevar al próximo baile y me animaba a salir con jóvenes con altos estándares. Se centraba en sus alumnos en lugar de las lecciones. Al mostrarme amor e interés, me interesé en su mensaje.
Enseñar por el Espíritu
Constantemente creaba un ambiente espiritual en su aula. Se preparaba espiritualmente a través de las oraciones diarias y el estudio de las Escrituras y podía sentir al Santo Espíritu cuando asistía a sus clases.
Nos animaba a ir a la clase con ese mismo Espíritu para que “el que la predicara y el que la recibiera se comprendieran el uno al otro, y ambos se edificaran y se regocijaran juntamente” (DyC 50: 22).
Siempre se aseguraba de que sus clases comenzaran y terminaran con una oración, incluso cantábamos himnos. Además, alentaba la participación de los alumnos para que cada uno de nosotros pudiera sentir el Espíritu y llegáramos a convertirnos más plenamente.
Centrarse en la doctrina
Siempre enfatizaba el “por qué” en sus enseñanzas. Ese enfoque de enseñanza me proporcionó un fundamento sólido. Enseñaba basándose en las Escrituras y nos animaba a encontrar respuestas a nuestras preguntas en las Escrituras. Hizo que el aprendizaje fuera divertido a través del dominio doctrinal.
Nos enseñó que Jesucristo es el centro del plan de felicidad de Dios y que si edificamos nuestro fundamento sobre la roca de nuestro Redentor, el cual es el Cristo, el hijo de Dios, el enemigo no tendrá poder sobre nosotros (Helamán 5:12). Además, nos enseñó las palabras de los profetas vivientes y nos recordó lo que el Señor dijo: “sea por mi propia voz o por la voz de mis siervos, es lo mismo” (DyC 1: 38).
Ser más como Cristo
Frecuentemente, invitaba a sus alumnos a actuar (2 Nefi 2: 14). Durante nuestro curso de estudio del Nuevo Testamento, nos desafiaba a memorizar cada uno de los dominios de Escritura y comprender la doctrina subyacente. Aceptaba sus desafíos y esa experiencia cambió mi vida.
Me sorprendían cuántos de estos dominios de Escritura y las doctrinas asociadas se incluyeron en todas las lecciones misionales cuando comencé a prepararme para servir en una misión de tiempo completo en Japón. El hermano Palmer no temía invitarnos a hacer cosas difíciles y ayudar a sus alumnos a ser mejores aprendices.
Enseñar es mucho más que dar una lección. En cambio, incluye amar a aquellos a los que enseñas, enseñar por el Espíritu, enseñar la doctrina e invitar a los alumnos a actuar.
A medida que nos esforzamos por enseñar, utilizando estos principios importantes, ayudamos a nuestros alumnos a convertirse más al Evangelio de Jesucristo y ser más como Él. Me siento agradecido con el hermano Palmer por su amor, amistad y su manera de enseñar como Cristo.
Este artículo fue escrito originalmente por el Élder Mark Fost y fue publicado en thechurchnews.com con el título “How can you teach more like the Savior? Here’s how 1 seminary teacher has made a difference”.