“¿Cómo podemos encontrar felicidad en medio de las tribulaciones y tanta negatividad? He llegado a creer que la clave de esto es la esperanza.”
En el lugar donde vivo estamos en nuestra octava semana de “cuarentena” para ayudar a detener la propagación de COVID-19. Personalmente, trato de esperar tiempos mejores, pero hay mucho pesimismo por acá.
He dejado de leer ciertos medios de comunicación porque parece que la única información que publican son predicciones nefastas y pronósticos sombríos. Sé que las estadísticas se pueden ajustar para hacer que casi cualquier cosa parezca objetiva, por lo que es difícil saber qué informes son precisos y cuáles son exageraciones o medias verdades.
A veces me es difícil mantenerme positivo y seguir perseverando cuando la negatividad es a menudo el sentimiento predominante; es probable que últimamente hayas tenido una experiencia similar.
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“Disfrutar hasta el fin”
Hace unos días, estaba en una videollamada con las misioneras mientras enseñaban sobre la doctrina de Jesucristo. Una de las hermanas habló sobre el concepto de perseverar hasta el fin y dijo: “Me gusta pensar en ello más como “disfrutar hasta el fin””.
Sus palabras me inspiraron. Debido a que necesitamos crecer espiritualmente, en ocasiones la vida será difícil y agotadora. Pero eso no significa que sufriremos en toda nuestra existencia mortal. Por el contrario, “existen los hombres para que tengan gozo” (2 Nefi 2:25).
Los desafíos generalmente no producen felicidad automáticamente; debemos buscar activamente lo bueno. Si la vida debe ser vivida con gozo, pero al mismo tiempo está llena de oposición y sufrimiento necesario, ¿cómo es que se rectifican esas dos situaciones? ¿Cómo podemos encontrar felicidad en medio de las tribulaciones?
He llegado a creer que la clave de esto es la esperanza.
La esperanza es una característica espiritual importante. Mormón nos enseña que la fe y la esperanza son interdependientes entre sí:
“De manera que si un hombre tiene fe, es necesario que tenga esperanza; porque sin fe no puede haber esperanza.” –Moroni 7:42.
La mayoría de nosotros entendemos la fe bastante bien, pero tenemos menos comprensión en cuanto a lo que es la esperanza. Quizás un simple ejemplo nos ayudaría a definir qué significa.
Cuando era niño pensaba: “Yo espero ser un misionero”.
Ahora observa la diferencia al cambiar la palabra espero: “Creo que seré un misionero”.
¿Acaso no tiene eso una connotación diferente? Con la palabra creo, la oración parece decir: “Estoy seguro de que con el tiempo podré seguir el procedimiento necesario para ir a la misión”.
En la segunda oración hay una apreciación objetiva del proceso pero todavía le falta un elemento emocional. Con la palabra espero, el sentimiento parece decir: “Espero con anticipación servir a una misión, quiero ser un misionero de la Iglesia”.
La esperanza transmite positividad, expectativa y optimismo. Cuando tenemos fe, tenemos la convicción de que algo es verdad. Cuando esperamos, tenemos una conexión emocional con esa misma verdad y la anticipamos con alegría.
Tener fe crea una base espiritual sólida para ayudarnos a mantenernos fuertes y fieles durante los momentos difíciles.
Tener esperanza nos ayuda a mantenernos alegres y positivos, “disfrutamos” hasta el fin en lugar de simplemente subsistir.
El incremento de esperanza puede producir una gran felicidad y gozo. Aquí hay dos cosas que podemos hacer para aumentar la esperanza en nuestra vida.
Mira hacia atrás para recordar
El presidente Spencer W. Kimball pensaba que quizás la palabra más importante es “recordar”, ya que nos ayuda a mantenernos enfocados en lo que es realmente importante. El futuro siempre es incierto, dejándonos vulnerables a la preocupación por todo tipo de desastres potenciales.
En una ocasión, al preocuparme por lo que sucedería con mi vida en el futuro, uno de mis profesores me dijo: “David, el Señor te ha tomado de la mano toda tu vida; ¿Qué te hace pensar que Él dejará de hacerlo ahora?”.
Fue un gran consejo y me dio paz. Él estaba en lo correcto. Al reflexionar sobre mi vida hasta ese punto, recordé muchas ocasiones en las que me había preocupado por eventos futuros. En cada ocasión, ya sea que haya podido verlo o no en ese momento, los resultados finalmente fueron para mi bien.
Creo que todos podemos aplicar esta estrategia al desarrollar mayor esperanza. De cierta forma, realizamos una evaluación objetiva de nuestro pasado.
¿Estás angustiado por algún evento futuro? No hay forma de saber realmente lo que sucederá, por lo que lo mejor que puedes hacer es mirar en retrospectiva y ver cómo el Señor te ha guiado en el pasado a través de los momentos de incertidumbre.
Al meditar sobre tu pasado, ¿qué es lo que ves?
Debido a que conozco el carácter amoroso y compasivo de nuestro Padre Celestial, estoy dispuesto a apostar a que encontrarás lo mismo en tu pasado que yo en el mío. Encontrarás momentos en los que estabas estresado o desesperado, suplicaste la ayuda de Dios y, con el tiempo, Él respondió tus oraciones y te libró de tu dolor.
Si el Padre Celestial te ha ayudado tanto, aliviando tus cargas una y otra vez, ¿por qué dejaría de hacerlo ahora? Él no te dejará.
A medida que te esfuerzas por guardar Sus mandamientos, Él continuará apoyándote como siempre lo ha hecho. Puedes aumentar tus sentimientos de esperanza al saber que serás liberado de cualquier desafío actual de acuerdo con la voluntad y el tiempo del Señor.
Mira hacia adelante con gozo
El pueblo de Limhi y el pueblo de Alma eran contemporáneos pero vivían en comunidades separadas. Casi al mismo tiempo, ambos terminaron esclavizados por los lamanitas.
Ninguno de estos grupos debería haber tenido algún tipo de esperanza de ser liberación. Habían sido superados en número por sus enemigos, se encontraban lejos de aquellos que podían ayudarles.
Desde un punto de vista objetivo, parecía una vida de eterna servidumbre. Pero el Señor tenía planes diferentes.
Con un giro inspirado de los acontecimientos, Limhi pudo diseñar una estrategia de escape para su pueblo. Se dirigió a ellos de la siguiente manera:
“¡Oh pueblo mío, levantad vuestras cabezas y consolaos!, porque he aquí, el tiempo está próximo, o no está muy lejano, cuando ya no estaremos sujetos a nuestros enemigos a pesar de que nuestras muchas luchas han sido en vano; sin embargo, creo que todavía queda por hacer una lucha eficaz. Por tanto, levantad vuestras cabezas y regocijaos, y poned vuestra confianza en Dios.” -Mosíah 7: 18–19.
El pueblo de Alma tuvo una experiencia similar, ya que recibieron la siguiente revelación mientras estaban en cautiverio:
“Alzad vuestras cabezas y animaos, pues sé del convenio que habéis hecho conmigo; y yo haré convenio con mi pueblo y lo libraré del cautiverio” -Mosíah 24:13.
Se le aconsejó a cada pueblo que “levantara la cabeza” y “se regocijara” o que cobrarán “ánimos”. Debemos de recordar que ellos todavía estaban esclavizados en ese momento.
Tenían guardias armados patrullando sus pueblos y fueron sometidos a cargas físicas y emocionales. Sin embargo, el consejo que se les dio fue que sean positivos, que mirarán hacia adelante con ánimo. ¿Por qué? Porque su liberación finalmente vendría, y eso era algo por lo que debían regocijarse.
Nuestro futuro siempre será incierto. Si bien podemos tener cierta expectativa de lo que creemos que sucederá, nunca podremos saber con certeza lo que pasará hasta que suceda.
Dado que el futuro es realmente desconocido, puede tener mucho sentido mirar hacia adelante con gozo como mirar hacia adelante con desesperación. Entonces, ¿por qué no mirar hacia adelante con esperanza y confianza? Si podemos ver el mañana con una perspectiva positiva o negativa, ¿por qué no elegir lo positivo?
Sé que esto es mucho más difícil de hacer, pero la elección es así de simple. Para algunos, desarrollar esperanza requiere mucho trabajo porque necesitamos cambiar nuestra mentalidad crónica negativa, pero con esfuerzo, paciencia y ayuda de los cielos, es factible.
Cuando pensamos en el futuro, tratemos de decir: “Puede que mi vida no sea muy buena en este momento, pero creo que será mejor en los próximos días. Confío en que el Señor me ayudará. Sé que con el tiempo Él aliviará mis cargas”.
A veces, tal pensamiento no está en nuestra naturaleza o podría ser considerado poco realista, pero no hay nada de malo en pensar de esta manera. De hecho, está en armonía con la doctrina revelada y lo que sabemos sobre el trato del Padre Celestial a aquellos que se esfuerzan por guardar Sus convenios.
Desarrollar una mayor esperanza requiere práctica, lo que implica mirar hacia el futuro con actitud positiva y confianza en que las cosas saldrán bien.
El futuro no está escrito. La forma en que elijamos pensar sobre él depende completamente de nosotros.
Fuente: ldsliving.com