Para los que han sido parte de la obra misional, seguramente han escuchado esta conocida frase del presidente David O. McKay:
“Todo miembro es un misionero”.
Puede que en algún momento te hayas sentido intimidado o con vergüenza al compartir tus creencias con personas desconocidas o que tienen una religión distinta, eso es comprensible, me ha pasado.
Sin embargo, tenemos una gran responsabilidad.
El presidente David O. Mckay enseñó:
“Por lo tanto, con este conocimiento que poseen los Santos de los Últimos Días, tienen una fuerte obligación.
‘Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en casa.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos’”.
Teniendo en cuenta esta responsabilidad, analizaremos el reporte que el Centro de Investigación de Pew presentó en base a los conceptos que diferentes personas tienen sobre los distintos grupos de fe.
Este estudio reveló una gran verdad.
El estudio mostraba que interactuar con personas que son diferentes a nosotros nos ayuda a comprender sus creencias, que normalmente pueden ser mal entendidas, y a desarrollar empatía hacia ellos.
El Centro de Investigación señaló:
“Las personas que conocen a alguien de un grupo de fe y no son miembros del mismo, son más propensas a dar su opinión sobre dicho grupo que aquellos que no tienen contacto alguno con él; inclusive, suelen compartir comentarios positivos al respecto”.
Por ejemplo, el 42% de los adultos que conocen a un Judío en Estados Unidos tiene un buen concepto sobre los miembros de dicha fe, comparado con el 21% que no ha tenido contacto con uno.
El 24% que informó haber conocido un musulmán al igual que el 21% que conoció a un ateo reportaron tener un buen concepto sobre estas personas, comparado con el 10% que piensa lo contrario.
Es decir que, existe una mayor probabilidad de tener un buen concepto sobre otros grupos religiosos cuando conocemos a alguien que pertenece a ese grupo de fe.
Curiosamente, para los evangélicos y los Santos de los Últimos Días, estas interacciones personales no siempre dan opiniones favorables, sino también negativas.
Las personas que conocen a un miembro de estos dos grupos son más propensos a dar una opinión con base sobre dicha fe, ya sea positiva o negativa.
Aunque esta investigación ha tenido un mayor enfoque en los musulmanes, judíos y ateos, podemos aplicar el mismo interés hacia nuestros hermanos y hermanas de otra fe cuando comparten sus creencias y viceversa.
Es mejor que nos juzguen como Santos de los Últimos Días por las interacciones que tengamos con ellos, esforzándonos siempre por hacer lo bueno, que por los estereotipos que existen sobre nosotros en el mundo.
Finalmente, tanto la ciencia como la fe nos muestra el gran deber que tenemos como discípulos de Cristo, no solo para predicar el Evangelio, sino también para compartir la Luz del Salvador al mundo, aquella Luz que tenemos gracias al Evangelio Restaurado.
Es el deseo de nuestro Dios que compartamos Sus enseñanzas y esto lo entendía perfectamente el presidente O. Mckay:
“¡Qué gran responsabilidad… llevar a los buenos hombres y mujeres de todo este mundo a conocer a Dios y a saber cuál es su misión en la tierra! Padres, madres, compañeros de la obra, ¿comprenden plenamente lo que significa asumir la responsabilidad de llevar el mensaje de paz y buena voluntad a todos los hombres?”
Fuente: Deseret News