Para los adolescentes muy religiosos, tener fe implica más que orar con frecuencia y asistir a la iglesia. También implica ser una buena persona y honrar a Dios en todo lo que hagamos.
“Si crees que Dios te está observando y evaluando para ver si vas al cielo, intentarás ser un niño juicioso y servicial en todos los aspectos de tu vida”, dijo Ilana Horwitz, autora del nuevo libro, “God, Grades and Graduation: Religion’s Surprising Impact on Academic Success”.
Ese esfuerzo ayuda a explicar por qué estos adolescentes se destacan de sus compañeros en algo más que métricas relacionadas con la fe.
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La investigación de Horwitz muestra que la “religiosidad intensa” también puede conducir a mejores resultados académicos.
Los adolescentes intensamente religiosos “tienen el tipo de disposición que recompensan las escuelas”, dijo.
En una serie de análisis, Horwitz ha mostrado cómo se ve esta recompensa en la práctica.
Ella descubrió que los jóvenes que oran y asisten a la iglesia con regularidad, ven la religión como algo muy importante y creen en Dios con absoluta seguridad. Además, tienen más probabilidades que el resto de obtener un promedio más alto en la escuela secundaria y culminar su educación universitaria.
Según señaló Horwitz, estos resultados probablemente se derivan de la afinidad de los maestros por estudiantes respetuosos y juiciosos.
Si tienes una motivación religiosa para seguir las reglas, tienes una ventaja sobre otros jóvenes más rebeldes.
Sin embargo, los mismos rasgos relacionados con la fe que pueden impulsar el éxito en el salón de clases, pueden generar problemas para los adolescentes intensamente religiosos más adelante en la vida.
Por ejemplo, por lo general, las universidades altamente selectivas recompensan a los alumnos que corren riesgos, así como a los estudiantes que priorizan más que obtener calificaciones sobresalientes, dijo Horwitz, que es profesor asistente de Estudios Judíos en la Universidad de Tulane.
“La conformidad podría tener un costo”, dijo.
¿Es la fe o algún otro factor?
Horwitz no es la primera investigadora en concluir que el impacto de una educación religiosa va más allá del ámbito de la fe.
Estudios anteriores han demostrado que los adultos jóvenes religiosos son más propensos que los jóvenes que no asisten a la iglesia a evitar conductas de riesgo y reportar una buena salud mental, entre otros efectos positivos.
“Asistir frecuentemente a servicios religiosos, se relaciona con una variedad de resultados de salud, incluido un gran bienestar psicológico, una gran satisfacción con la vida y fortalezas de carácter, como un sentido de misión en la vida”, dijo Ying Chen, científico investigador empírico del Programa de Prosperidad Humana de Harvard, en referencia a un estudio que publicó en 2018.
No obstante, persiste el escepticismo sobre la validez de estos hallazgos, a pesar de la amplia variedad de estudios que se han realizado.
Los eruditos cuestionan si los resultados como el éxito en el ámbito académico realmente se derivan de factores relacionados con la fe. O, si, en cambio, se derivan de alguna variable relacionada que no se ha abordado.
“Podría darse el caso de que un niño que es muy religioso tenga más probabilidades de tener padres que se sienten con él, hagan la tarea con él y se comprometan realmente con la escuela”, dijo Horwitz.
En su nueva investigación, Horwitz pudo analizar esa posibilidad específica al comparar el desempeño de hermanos de sangre en la escuela.
Mostró que, en promedio, los adolescentes muy religiosos obtienen un promedio más alto en la escuela secundaria que sus hermanos o hermanas menos religiosos. Lo mencionado respalda sus hallazgos anteriores sobre el vínculo entre el éxito académico y la fe.
Una variable que Horwitz aún no ha descubierto cómo evaluar es la personalidad, que puede influir tanto en los resultados religiosos como académicos.
Es posible que los niños que están naturalmente predispuestos a seguir las reglas y respetar la autoridad sean más propensos que sus compañeros a ser intensamente religiosos, dijo Horwitz.
“Una de las principales razones por las que a estos niños intensamente religiosos les va bien académicamente es porque son juiciosos, serviciales y muy buenos para seguir las reglas. Esos rasgos pueden formar parte de su personalidad” que profundiza su conexión con la fe, dijo.
Fuente: Deseret News