Sé que uno no puede alcanzar la exaltación solo, debe estar acompañado de su cónyuge.
Mi pregunta es esta: ¿qué pasa si ese cónyuge no es miembro y es muy poco probable que un día se una a la Iglesia y, por lo tanto, no pueda sellarse en el templo?
Me gustaría mucho casarme por esta vida y por la eternidad, pero mi esposa, una persona maravillosa, no comparte mi fe. Son pocas las ocasiones en las que hablamos sobre religión y me ha hecho saber que nunca estará dispuesta a ir al templo.
¿Se me negará la exaltación si mi esposa nunca llega a participar de estas ordenanzas?
Respuesta
Lo que sabemos es que si tu corazón es recto y haces todo tu esfuerzo por vivir dignamente, no se te negará ninguna bendición prometida por el Padre Celestial.
En la sesión 137 de Doctrina y Convenios se registra lo siguiente:
“Todos los que han muerto sin el conocimiento de este evangelio, quienes lo habrían recibido si se les hubiese permitido permanecer, serán herederos del reino celestial de Dios”.
El Señor, es un Dios justo y misericordioso, sabe que hay muchos hombres y mujeres que no tuvieron la oportunidad de conocer el Evangelio, de realizar las ordenanzas que tenemos en la actualidad y es por eso que ha prometido que les dará todas las bendiciones correspondientes.
El presidente Joseph Fielding Smith lo expresó de esta manera:
“Se les darán todas las bendiciones correspondientes a la exaltación, puesto que ése es el curso de la justicia y la misericordia… Nadie que permanezca fiel puede ser privado de la exaltación… Un esposo indigno no puede impedir que una esposa fiel reciba la exaltación y viceversa”. – Doctrina de Salvación, tomo II, pág. 61.
El Señor obra de maneras misteriosas. En el mundo existen todo tipo de milagros, incluso los que menos esperamos.
Un ejemplo es mi padre, él era el único de mi familia que no era miembro de la Iglesia de Jesucristo. De alguna manera el receptor de tal milagro fue él.
Mi padre había crecido en la fe presbiteriana y, aunque era un buen hombre, no quería saber nada con los Santos de los Últimos Días.
Un día, de la nada, cuando tenía 64 años, me preguntó: “Si tomara la decisión de bautizarme, ¿te dejarían bautizarme?”
Tuve el privilegio de bautizar a mi padre y ordenarlo al sacerdocio al día siguiente, solo unos meses antes de que falleciera.
Si vives una vida ejemplar, guardas los convenios que haz hecho, respetas la posición de tu esposa en lo que respecta a la religión y la honras en su papel de esposa y madre, y le pides al Señor diariamente que Él ablande su corazón y la bendiga con un testimonio del evangelio, entonces tú habrás hecho tu parte.
Las promesas están hechas para todos los hijos e hijas de Dios y se aplicarán a ti y a cualquier otra persona que se esfuerce por obedecer los mandamientos de la mejor manera posible.
Fuente: Askgramps