Se nos ha enseñado que para ejercer realmente el poder de la fe en nuestras vidas necesitamos tres cosas:
1. Saber que Dios existe.
2. Tener una comprensión correcta de Sus atributos.
3. Que el curso de nuestra vida sea aceptable para Él (véase Lectures on Faith, p. 38).
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Una de las frases que menos me gustan es “Hoy es el primer día del resto de mi vida”. Tenía un imán en mi nevera con esa frase. Pero, ya no me gusta esa frase porque siento que no toma en cuenta todos los días que me trajeron hasta donde estoy ahora. Solía ser la reina de los nuevos comienzos, y confieso que todavía lo soy.
Me gusta saber que tengo un nuevo día para volver a comenzar. Me encanta comenzar un nuevo diario y escribir “a partir de hoy”. Todos somos producto de todos nuestros “otros días”.
Me tomó cierto tiempo darme cuenta de que no estoy en el plan B. Tampoco estoy en el plan K, ni en el plan Z.
Estoy en el plan A.
Simplemente no sabía que estaba en mi plan A.
Amo donde estoy ahora porque este es el plan A que Dios diseñó para mí. Donde me encuentro en la actualidad no es una sorpresa para Dios. Donde te encuentras ahora no es una sorpresa para tu Padre Celestial. No estás más adelante de lo que Él pensó que estarías. Tampoco estás más lejos de donde Él pensó que estarías. Estás justo donde Él sabía que estarías.
Esto no significa que Él haya deseado que pasaras por las cosas difíciles por las que atravesaste, es que Él sabía que este sería Su plan A y una vez que vives tu plan A, tu capacidad de vivir con fe cambia por completo.
Pasé gran parte de mi vida teniendo fe en un resultado. Entonces, cuando las cosas no se daban como esperaba, pensaba que todo se debía a mi fe.
La importancia de la fe es que se centra en Jesucristo, que independientemente del resultado, se puede mantener intacta, porque confías en Él. ¡Confía en Su poder, en Su misericordia y en Su gracia!
Asimismo, pasé gran parte de mi vida con dudas con respecto a la esperanza, la fe y la diferencia entre estas dos cosas. Lo siguiente es lo que aprendí acerca de la esperanza y la fe:
La esperanza tiene que ver con lo tú quieres. Está bien querer cosas, tener deseos y esperar esas cosas.
La fe se trata de querer lo que Dios quiere para ti. La fe no se basa en un resultado, se basa en Su plan para ti, Su plan A. ¡Vive con fe!
Espero que este mensaje te haya ayudado, al menos un poco. Recuerda vivir con fe y que las cosas mejorarán, cada día presenta una nueva oportunidad para comenzar ¡No te desanimes! ¡No estás solo!
Fuente: ldsliving.com