Existe un mito en el mundo religioso, incluso entre los Santos de los Últimos Días, de que si alguien se suicida, ese es un pasaje de ida al infierno eterno. Eso simplemente no es cierto.
El suicidio es trágico. Si aún no te ha afectado, es probable que lo haga en algún momento de tu vida.
Nunca olvidaré cuando estuve sentado en un pequeño cibercafé en el norte de México, como un joven misionero, y abrí un correo electrónico de mi padre en el que me decía que un buen amigo mío se había suicidado.
Es en ese momento en el que surgen las preguntas difíciles. ¿Qué le va a pasar a mi amigo ahora? ¿Acaba de sellar su destino eterno?
Esto es lo que escribió un apóstol Santo de los Últimos Días, Bruce R. McConkie, en uno de sus libros:
“Las personas sujetas a grandes tensiones pueden perder el control de sí mismas y nublarse mentalmente hasta el punto de que ya no son responsables de sus actos. Aquellos no deben ser condenados por quitarse la vida.
Asimismo, se debe recordar que el juicio es del Señor; Él conoce los pensamientos, las intenciones y las habilidades de los hombres; y Él en Su infinita sabiduría hará las cosas bien a Su debido tiempo”.
Otro apóstol, M. Russell Ballard, hizo eco de lo que habló el élder McConkie, dijo:
“Considero que juzgar el pecado no es siempre tan sencillo como algunos parecen pensar… (1:08 – 1:10) Cuando Él nos juzgue, creo que tomará en cuenta todas las cosas: nuestra composición genética y química, nuestro estado mental, nuestra capacidad intelectual, las enseñanzas que hemos recibido, las tradiciones de nuestros padres, nuestra salud, etc.”
El élder Dale Renlund agregó que él personalmente cree que “en la gran mayoría de los casos se encontrará que estas personas han vivido vidas heroicas y que el suicidio no será una característica definitoria de sus eternidades”.
En otras palabras, aquellos que se quitan la vida son mucho más que esa decisión desesperada que tomaron. Haríamos bien en recordar eso y haríamos bien en recordar que Dios también recuerda eso.
Por supuesto, Dios nos da el mandamiento de no matar, eso incluye no acabar con nuestras propias vidas.
No es algo bueno, no queremos dar la impresión de que lo es, pero el juicio final le pertenece al Señor.
Él conoce [el] corazón, [las] circunstancias y [los] desafíos [de las personas que se suicidaron] más íntimamente de lo que cualquiera de nosotros puede imaginar. Eso debería darnos esperanza.
Si tú o alguien que conoces tiene pensamientos suicidas, déjame ayudarte un poco.
Suicide.lds.org tiene una basta cantidad de recursos, desde cómo reconocer las señales de advertencia hasta recuperarse de un intento de suicidio o lidiar con la pérdida de un ser querido.
Hay una lista de líneas de ayuda para crisis internacionales y recursos que no son Santos de los Últimos Días si prefieres seguir esa ruta.
Agregaremos varios enlaces útiles en la descripción.
Solo queremos que estés bien, queremos ayudarte a seguir avanzando de cualquier manera que podamos y queremos que sepas que todavía hay esperanza para ti, para mí y para nuestros amigos que acabaron con su vida.
Recursos adicionales:
- Comprender el suicidio: Señales de advertencia y prevención
- Como una vasija quebrada
- 5 sugerencias para ayudar a prevenir el suicidio entre los miembros de tu barrio
- Cómo ayudar a quienes pasaron por el suicidio de un ser querido
- Previniendo el suicidio: 5 Consejos que todo líder de la Iglesia debería saber
- Cómo prevenir el suicidio y reaccionar después de la pérdida de un ser querido