¿Las mujeres en la Iglesia se sienten menos porque no poseen el sacerdocio? ¿Será que no ser una poseedora del sacerdocio lleva a las mujeres a pensar que no son capaces de ello?
Durante una conversación con una miembro de la Iglesia, la Hermana Joy D. Jones, Presidenta General de la Primaria, se sorprendió al recibir preguntas similares a estas. Su respuesta fue muy simple.
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Las mujeres no tienen el sacerdocio, pero no están perdiéndose de bendiciones al no tener ese deber. Aunque las mujeres no pueden dar bendiciones de salud, no se les impide bendecir la vida de otras personas.
“Aunque no tengo el sacerdocio o no tengo las llaves del sacerdocio, a menudo veo las bendiciones del poder de Dios en mi vida. A través de experiencias personales, sé que “Los cielos están abiertos de igual manera para las mujeres que han sido investidas con el poder de Dios que procede de sus convenios del sacerdocio como para los hombres que son poseedores de dicho sacerdocio””, dijo la hermana Jones citando al presidente Russell M. Nelson
A través del Espíritu Santo que se les confiere cuando participan del convenio del bautismo, las mujeres, y todos los miembros de la Iglesia, pueden recibir revelación personal y así saber dónde y quiénes necesitan de su ayuda.
Podemos ser una bendición en la vida de otras personas al seguir las impresiones del Espíritu.
“A través de ese conocimiento revelador y poder disponible para mí, puedo ser guiada para saber quién necesita mi ayuda y mi amor. Esa ciertamente es una entrañable bendición del poder del sacerdocio de Dios en mi vida.”
El sacerdocio está en la tierra para que toda la humanidad pueda ser bendecida y es por eso que los hombres y las mujeres son muy importantes, se necesita de todos nosotros para que eso pueda llevarse a cabo. Las personas tienen diferentes responsabilidades, pero son de igual importancia.
“El poder del sacerdocio puede ayudar a cada persona a cumplir con esas responsabilidades en beneficio de todos”, compartió la hermana Joy D. Jones.
La hermana Jones nombró el templo como el punto de conexión entre el cielo y cada uno de los hijos de Dios. Allí podemos ser investidos con el poder de lo alto y así prepararnos mejor para recibir las bendiciones que el Señor tiene para darnos.
El sacerdocio está disponible para todas las personas, así como cada hijo de Dios tiene el mismo derecho a recibir las bendiciones de nuestro Padre, ya sean hombres, mujeres o niños.
“Entonces, la respuesta a la pregunta: ¿me siento menos? No. ¿Me siento bendecida? Siempre”, dijo la hermana Jones.
Fuente: Church News