Cómo hablar con los hijos sobre los convenios en el templo después de un divorcio

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El divorcio siempre, siempre es difícil. Incluso, cuando el Presidente Hinckley haya dicho que:

El remedio para la mayoría de los problemas matrimoniales no es el divorcio sino el arrepentimiento. No es la separación sino la integridad que impulsa a un hombre a armarse de valor y cumplir con sus obligaciones. El remedio se encuentra en la aplicación de la Regla de Oro…

…A veces existen causas legítimas para el divorcio. No puedo decir que nunca es justificado. Pero digo con toda seguridad que esta plaga que parece estar en aumento en todos lados no es de Dios, sino que es la obra del enemigo de la rectitud, de la paz y de la verdad.

Dircurso: Lo que Dios ha unido

Así es como podemos hacer que el impacto de un divorcio en los convenios del templo sea más comprensible para nuestros hijos.

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Todo lo que siempre deseé ser en la vida fue convertirme en una esposa, madre y abuela de tiempo completo. Cuando el divorcio se hizo realidad en mi vida, era casi más de lo que podía soportar. Podía imaginar muchos otros tipos de pruebas y aflicciones en mi vida que pudiera manejar, pero NO ESTO. Me sentí como Job cuando dijo, “Porque el temor que me espantaba me ha sobrevenido, y me ha acontecido lo que yo temía.” (Job 3:25)

Especialmente, estaba preocupada por mis siete hijos, como no puedes imaginar.

El divorcio siempre, siempre es difícil. Incluso, cuando el Presidente Hinckley haya dicho que ahora está justificado [véase, Presidente Gordon B. Hinckley,  “Lo que Dios ha unido,” Conferencia General de abril de 1991]. Por eso, mi objetivo es hacer que el impacto del divorcio en mis hijos sea más comprensible, desde la perspectiva educativa y doctrinal. Deseo hablar primero sobre la manera en que los hijos podrían comprender el divorcio, emocional e intelectualmente, dependiendo de su edad y etapa.

Cómo el divorcio afecta a los hijos de diferentes edades

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Los hijos muy pequeños pueden ser los menos afectados por el divorcio de sus padres. Siempre que sus necesidades afectivas sean cubiertas – que incluyen cariño, crianza y cuidado – generalmente, estarán muy bien. Por supuesto, las tensiones del cambio familiar pueden cobrar su precio. Especialmente, si el cuidador especial, usualmente la madre, está luchando con su propio dolor y por eso, no puede mantener un vínculo emocional fuerte con el hijo.

Los hijos en etapa preescolar aun no tienen la capacidad intelectual para comprender claramente los conceptos abstractos como tiempo, causa y efecto, o la diferencia entre la fantasía y la realidad. Pueden exhibir lo que se conoce como “pensamiento mágico,” que se puede manifestar en la creencia de que fueron la causa del divorcio de sus padres o que pueden desear el divorcio.

Los hijos en etapa de escuela primaria están en la edad en que su sentido de lo bueno y lo malo, causa y efecto, es blanco y negro. Por ejemplo, una niña de primer grado que se da cuenta de que sus padres se divorciaron inmediatamente asume que por eso, se odian. No podría imaginar otra alternativa. Sin embargo, esta característica en blanco y negro quizá podría ser beneficiosa para los hijos. Una niña de 9 años estaba viendo una conferencia general con su madre soltera cuando escuchó al Presidente Faust hablar sobre el impacto del divorcio en los hijos. Mientras  describía que la investigación sociológica indicaba que los hijos de familias divorciadas estaban más propensos a experimentar más pobreza, delincuencia y adicción a las drogas. Esta pequeña niña dijo en voz alta al apóstol en televisión, “eso no es verdad para mí.”

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El divorcio durante la adolescencia de los hijos es complicado. Sus responsabilidades de desarrollo en esta etapa incluyen independencia, intimidad e identidad. Estas responsabilidades importantes podrían acelerarse o retrasarse como resultado del divorcio de sus padres. Los adolescentes pueden sentirse – o podrían hacerlos sentir – más responsables por los miembros de su familia en un momento que sea más adecuado para su desarrollo con el fin de involucrarse más con sus compañeros. Quizá experimenten confusión de identidad así como un vínculo de mayor o menor seguridad con sus propias parejas románticas.

La edad y el género de los hijos influyen en su percepción. A menudo, existen diferencias entre las reacciones de los hijos e hijas, incluso en la misma familia, entre hermanos en el mismo promedio de edad. Por ejemplo, cuando le dijeron a un adolescente de 14 años que sus padres estaban divorciándose, respondió: “No sé por qué se divorcian. Ni siquiera discuten.” Al mismo tiempo, su hermana de 13 años dijo: “Estoy tan feliz de que se divorcien. No puedo soportar la tensión en esta casa.”

Por supuesto, una percepción de los hijos sobre el divorcio de sus padres puede cambiar con el transcurso del tiempo. Ciertamente, el pensamiento mágico de los hijos más pequeños se volverá más maduro  y realista a medida que pase el tiempo. En algunos casos, los investigadores han documentado un “efecto durmiente,” especialmente en las hijas, que es una reacción negativa tardía frente al divorcio de sus padres a medida que los hijos crecen. Afortunadamente, los hijos pueden volverse más perceptivos y realistas sobre las fortalezas y debilidades de cada padre a medida que maduran.

Los adultos que han experimentado el divorcio de sus padres cuando fueron niños pueden tener preocupaciones cuando llegue el momento de tomar su propia decisión de casarse, y especialmente, si se casan en el templo. Dos hijos de una familia que conozco decidieron no casarse en el templo debido al ejemplo negativo del matrimonio en el templo de sus padres que terminó en divorcio. Además, los hijos cuyos padres se casaron en el templo y luego, se divorciaron podrían sufrir discriminación por parte de posibles parejas matrimoniales o futuros suegros que están preocupados porque su hijo se case con alguien cuyos padres se divorciaron.

Los convenios en el  templo y el divorcio

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Para ayudar a los hijos a entender los convenios del templo después de un divorcio, los adultos primero deben comprender lo que sucede con los convenios después del divorcio de una pareja que se ha sellado en el templo. Así, vamos a aclarar lo que se conoce.

Todos los convenios que se hacen con Dios – por ejemplo, el bautismo y la investidura del templo. A excepción  del caso de la ordenanza de sellamiento, el convenio se realiza entre una pareja y Dios. Dios nunca rompe su convenio con nosotros, pero nosotros debemos romper nuestro convenio con Él además de nuestro cónyuge. Las bendiciones pertenecientes a todos los convenios dependen de la dignidad y deben ser selladas por medio del Espíritu Santo de la Promesa para que estén vigentes después de esta vida.

Consideremos las palabras del Presidente Joseph Fielding Smith:

El Santo Espíritu de la promesa es el Espíritu Santo, y es quien pone el sello de aprobación sobre cada ordenanza: bautismo, confirmación, ordenación, casamiento. La promesa es que mediante la fidelidad uno recibirá las bendiciones.

Continua:

Si una persona quebranta un convenio, sea el del bautismo, ordenación, casamiento, o cualquier otro convenio, el Espíritu retira el sello de aprobación y no se reciben las bendiciones. Toda ordenanza es sellada con una promesa de recompensa que depende de la fidelidad. El Espíritu Santo retira el sello de aprobación si los convenios se quebrantan. [Presidente Joseph Fielding Smith, Doctrinas de Salvación, 1:45].

Un punto muy importante de clarificación es que cuando una pareja que se ha sellado en el templo subsecuentemente se divorcia civilmente, por definición, ha roto el convenio de sellamiento. El Presidente Faust afirma:

Por lo tanto, ¿qué se podría considerar como “causa justificada” para romper los convenios matrimoniales?… me he esforzado por entender lo que podría considerarse como “causa justificada” para romper los convenios… sólo los cónyuges pueden determinarlo, y sobre ellos recae la responsabilidad de la cadena de consecuencias que inevitablemente tienen lugar cuando no se honran esos convenios. [Presidente James E. Faust, “Padre, Vuelve A Tu Hogar,” Conferencia General de abril de 1993].

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Tres veces en este párrafo se refiere al divorcio como quebrantar convenios. Una o ambas partes del matrimonio puede(n) ser responsable(s) de los convenios quebrantados. En algunos casos, una parte se encuentra más en falta y por eso, es el/la cónyuge que rompe el convenio de sellamiento.

Es muy importante saber que en la ordenanza de sellamiento en el templo existen muchas bendiciones pronunciadas para la pareja además del mismo sellamiento. Recientemente, estuve en una sesión de sellamiento y silenciosamente, conté la cantidad de bendiciones pronunciadas además del mismo sellamiento – existe casi una docena adicional de bendiciones. Por esta razón, generalmente, el sellamiento en el templo de una mujer no se cancela después de un divorcio civil con el propósito expreso de que el resto de las bendiciones permanezcan intactas hasta que una mujer se prepare para sellarse inminentemente a otro cónyuge.

Conozco a mujeres que creen estar calmadas y “selladas” a sus antiguos cónyuges debido a que su sellamiento en el templo no se ha cancelado. De hecho, aquellas que creen esto, podrían estar comprensiblemente bastante enojadas con un plan que las mantiene selladas a alguien de quien se divorciaron en esta vida. Si conoces a alguien que piense esto. Por favor, enséñale que su sellamiento con su antiguo cónyuge ya no está vigente, pero las muchas otras bendiciones prometidas en la ordenanza de sellamiento pueden permanecer intactas si continua siendo digna. ¿Acaso no es ese un pensamiento hermoso, consolador y misericordioso?

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¿Qué sucede con el sellamiento de los padres con sus hijos después del divorcio de padres casados en el templo? El Élder Christofferson lo explicó en una capacitación local de obispos: “El sellamiento de los padres con los hijos nunca se ve afectado.” El Élder Cullimore, un asistente de los Doce, dijo lo siguiente:

Se entiende que en el caso de la cancelación de un sellamiento de una mujer con su cónyuge, esto no cancela el sellamiento de los hijos con los padres… si un hijo se mantiene digno en esta vida de bendiciones celestiales, independientemente de las acciones de sus padres, se le garantizan padres eternos. [Élder James A. Cullimore, Ensign, diciembre de 1975].

Esto puede parecer un poco confuso para alguien que piensa que su antiguo cónyuge indigno se sellará con sus hijos. Sin embargo, recuerda que el sellamiento con los hijos, como todas las demás ordenanzas, se debe aprobar por el Espíritu Santo de la Promesa. Además, esta aprobación depende de la dignidad. Afortunadamente, Dios es el juez, y Él puede efectuar su obra. [2 Nefi 27:20].

Quizá la declaración del Manual de Administración de la Iglesia con el título “Sellamiento” puede dar un poco consuelo:

Los miembros que se preocupan sobre la naturaleza eterna de las relaciones de sellamiento pueden encontrar paz sabiendo que nuestro Padre Celestial es amoroso y justo. Él se asegurará de que las relaciones familiares eternas sean justas y correctas para todos los que guardan sus convenios.

Repetición: Para todos los que guardan sus convenios. Especialmente, los adultos en este grupo que se preguntan sobre los convenios del templo después de un divorcio. Por favor, sepan que lo que importa es que nosotros mismos, como personas, seamos fieles a nuestros propios convenios. En este caso, la promesa es que “nuestras relaciones familiares continuarán por la eternidad.”

Hablar con los hijos sobre los convenios después de un divorcio

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Ahora, comencemos con el complicado tema de ayudar a los niños a entender los convenios después del divorcio. Decidí abordar este tema como un científico social, comencé una pequeña encuesta de investigación personal. Pregunté a los hijos sobre el divorcio (incluyendo los míos) si estaban preocupados por los convenios en el templo o el sellamiento de sus padres. Para mi sorpresa, la mayoría de mi limitada muestra dijo que no se le había pasado por la mente. De hecho, estas fueron las palabras más comunes que utilizaron como respuesta a mi pregunta: “Nunca se me pasó por la mente. Sinceramente, esto es una sorpresa para mí.

Como buen científico social, necesitaba proponer una teoría para explicar este descubrimiento. Mi teoría es que la mayoría de los hijos de un divorcio están demasiado ocupados navegando en su mundo post-divorcio, cambios en la vivienda y las relaciones además de quizá, la escuela, intentar entender su propia vida y satisfacer sus necesidades, mientras que sus padres se cambian de trabajo, salen o incluso, se vuelven a casar.

Por otro lado, también descubrí que, como se mencionó antes, las preocupaciones sobre el sellamiento de los padres después de un divorcio o sellamiento de los padres con los hijos, mayormente se presentan en los adolescentes. Intelectualmente, ahora, los adolescentes pueden ver más de un lado de un problema e incluso, desarrollar propias hipótesis.

Ciertamente, algunos hijos tienen preguntas sobre los convenios de sellamiento. ¿Cómo lo vas a manejar? Déjame responder esta pregunta con otra pregunta: ¿Cómo responder las preguntas difíciles de los hijos sobre cualquier tema? Permíteme sugerirte que comiences escuchando realmente su pregunta. Pregúntales qué generó su pregunta antes de iniciar una explicación. Podrías terminar respondiendo una pregunta que en realidad no hicieron. Pregúntales sobre sus sentimientos o pensamientos respecto al tema, qué les preocupa o por qué sacan el tema ahora. Si comienzas de esta manera, podrías encontrar tu propia respuesta de cómo abordarlo.

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Considera el nivel de desarrollo de tu hijo, como se mencionó al inicio de este artículo. Recuerda que los hijos más pequeños podrían tener sentimientos de miedo o culpa, o pensamientos mágicos o blancos y negros que deben abordarse. También, recuerda que los hijos mayores podrían estar enojados, confundidos, asustados o sentirse presionados de asumir un papel prematuro de adulto.

La hermana Linda S. Reeves de la Presidencia de la Sociedad de Socorro habló sobre los padres solteros así como de los hijos de padres divorciados que podrían sentirse “menos que.” De manera compasiva reconoció esto:

A veces pensamos que tenemos que ser parte de una “familia SUD perfecta” para ser aceptadas por el Señor. Muchas veces nos sentimos disminuidas o que no merecemos ser parte del reino al sentir que no alcanzamos ese nivel. Queridas hermanas, al final, lo que tendrá importancia para nuestro Padre Celestial será cuán bien hayamos guardado nuestros convenios y cuánto nos hemos esforzado por seguir el ejemplo de nuestro Salvador Jesucristo. [Hermana Linda S. Reeves “Reclamen las bendiciones de sus convenios,” Conferencia General de octubre de 2013].

Quizá la mejor manera, y sinceramente, al final, la única manera en que un padre u otro familiar puede ayudar al hijo a entender los convenios después de un divorcio es vivir dignamente sus propios convenios.

Promesas y bendiciones

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Podemos hacer estas cosas y enseñar a nuestros hijos a hacerlas. Y, entonces, cuando lo hagamos, estaremos en el sendero del convenio. Aquí es donde deseamos estar porque, como el Élder D. Todd Christofferson nos enseñó, “En el sendero del convenio encontramos un suministro constante de dones y de ayuda.” [Élder D. Todd Christofferson, “El poder de los convenios,” Conferencia General de abril 2009]. El Élder Jeffrey R. Holland enumeró algunos de estos dones cuando enseñó que si hacemos y guardamos los convenios con confianza, podremos estar seguros de que el “Poder de Dios se encuentra sobre los problemas de todo tipo.” De hecho, el Élder Holland asegura que si guardamos nuestros convenios, “veremos las nubes de oscuridad disiparse por medio de la mano de un Padre que está eternamente comprometido con nuestra felicidad.” [Élder Jeffrey R. Holland and Patricia T. Holland]. Estas promesas y bendiciones nos pertenecen a todos nosotros: solteros, casados, divorciados o aquellos que se volvieron a casar.

Existen algunas circunstancias peores que el divorcio. Sé esto porque el Élder Oaks lo dijo. Sin embargo, también reconoció que “Todos los que han pasado por el divorcio conocen el dolor y la necesidad del poder sanador y de la esperanza que proviene de la Expiación. Ese poder sanador y esa esperanza están al alcance de ellos y también del de sus hijos.” [Élder Dallin H. Oaks, “El divorcio,” Conferencia General de abril de 2007].

A pesar de que lo que más temía me sobrevino, desde entonces se me ha concedido lo que el Élder Richard G. Scott denomina “bendiciones compensadoras” que llegan cuando se nos ha privado de algo que deseábamos mucho (“Cómo hallar gozo en la vida,” Élder Richard G. Scott, Conferencia General de abril 1996).

Estas bendiciones compensadoras pueden llegar cuando hacemos lo que el Élder Oaks nos aconseja: “No atesoren los agravios del pasado, procesándolos una y otra vez… el resentimiento es destructivo; perdonar es divino.” (Oaks, “El Divorcio).

Muchos de ustedes que se han sentido afectados por el dolor de un divorcio, ya sea como cónyuge, hijo o incluso, miembro de una familia extensa, puede parecerles difícil creer que pueden perdonar a una persona cuando claramente parece haber una víctima y un perpetrador, una parte que tiene la razón y la otra que está equivocada. Incluso, cuando este sea el caso, el perdón todavía es necesario. Podrías pensar que perdonar a un perpetrador es lo mismo que excusar su comportamiento. Esto no es verdad. Perdonar es divino.

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El Élder Oaks continúa su consejo:

No podemos controlar a los demás ni ser responsables de sus decisiones, aun cuando tengan un impacto tan doloroso en nosotros… Sea cual fuere el resultado, e independientemente de cuán difíciles sean sus experiencias, ustedes tienen la promesa de que no se les negarán las bendiciones de relaciones familiares eternas si aman al Señor, guardan Sus mandamientos y simplemente hacen todo lo que esté dentro de sus posibilidades. (Oaks, “El Divorcio”).

De hecho, al perdonar a alguien, podríamos participar en la Expiación con el Salvador.

Así es como el Presidente Packer enseñó esta impresionante doctrina:

En un sentido, nosotros mismos podemos participar en un tipo de expiación. Cuando estamos dispuestos a restaurar a los demás lo que no hayamos tomado, a sanar las heridas que no hayamos infligido o a pagar una deuda que no hayamos contraído, estamos emulando Su parte en la Expiación. [Boyd K. Packer, “La Luminosa Mañana Del Perdón,” Conferencia General de octubre de 1995].

Creo que esto es a lo que se refiere Isaías cuando habla sobre ser el reparador de brechas y el restaurador de calzadas para caminar: “Y los tuyos edificarán las ruinas antiguas; los cimientos de generación en generación levantarás; y serás llamado reparador de brechas, restaurador de calzadas para habitar.” (Isaías 58:12)

Deseo con todo mi corazón, edificar las ruinas antiguas de las relaciones. También deseo levantar los cimientos de muchas generaciones y finalmente, reparar la brecha y restaurar las calzadas para habitar. Creo con todo mi corazón que al guardar los convenios y participar plenamente en la Expiación, esto podrá ser posible para mí y mi familia. Al final, creo con todo mi corazón que Dios sabe cómo efectuar su obra.

Este artículo se basó en el mensaje compartido en la Conferencia de Mujeres en BYU. Los puntos de vista y las opiniones expresadas son del autor y no necesariamente reflejan los puntos de vista de la Universidad Brigham Young o La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Adaptación del artículo originalmente escrito por Nancy B. Rollins y publicado en ldslicing.com con el título “How to Talk to Children About Temple Covenants After a Divorce.”

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