El pasado 18 de enero, el élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, compartió con los estudiantes de la Universidad Brigham Young tres lecciones clave para ayudarlos a desarrollar resiliencia espiritual en los días venideros.
1. Obedecer los mandamientos
Basándose en la experiencia de la familia Russell, el élder Holland compartió su primera lección: obedecer los mandamientos que el Padre Celestial nos ha dado.
Él expresó que hay una razón detrás de nuestra obediencia a las leyes del Evangelio y una razón digna para seguir los principios que comprende. Dicho de otra manera, él se refiere a la importancia de guardar los mandamientos y propósito detrás de los mismos.
“Obediencia tal como si fuéramos niños a Su llamado Paternal y advertencias divinas al final nos ahorrarán a nosotros y a los demás el sufrimiento [de nuestras acciones]. De ahí el clamor de Su Hijo Unigénito: ‘Si me amáis, guardad mis mandamientos’”.
Nos recordó que parte de ser discípulos de Cristo es aceptar y poner en práctica dicha petición. El hacerlo nos solo nos ayuda a cuidarnos, sino también a quienes nos rodean.
“Debemos reconocer las lágrimas de un Padre Celestial que solo nos pide que nos cuidemos unos a otros, que seamos cuidadosos… con el bienestar de nuestras hermanas y hermanos”.
2. Perdonar a los demás
El élder Holland expresó que debe existir una necesidad de perdonar a los demás “debido al alivio y la paz que nos brindan a nosotros”.
Sea cual sea la falta, sea personal o infringida por otros, podemos participar del poder liberador que trae el perdón.
“Sin importar lo que haya sucedido, todos estamos agradecidos por Dios, por ser el Padre del perdón y por los dones de misericordia y alivio que nos brinda. Todo ello finalmente viene a nosotros mediante la majestuosa Expiación de Su Hijo Unigénito, el Señor Jesucristo. Debemos unirnos y ser partícipes de esa ofrenda”.
3. Saber que hay un Dios
La tercera lección viene de las escrituras en DyC 101: 16 y Salmos 46: 10.
“Quedaos tranquilos y sabed que yo soy Dios”.
El apóstol de la Iglesia de Jesucristo nos recordó que a pesar de las aflicciones, desafíos y tribulaciones que nos golpean, y lo cansados que nos veamos por las duras lecciones que atravesamos, podemos mantener la fe.
“No abandonen el barco. No agiten el puño contra su obispo o su presidente de misión o Dios. Por favor quédense con la única ayuda y fuerza que los puede sostener en ese momento de dolor.
Cuando tropiecen en la carrera de la vida, no se alejen del mismo Médico que siempre está allí para sanar sus heridas, ayudarlos a levantarse y a terminar la carrera”.
Mansos y humildes
El élder Holland complementó sus enseñanzas compartiendo que solo podemos ser Santos mediante la expiación de Jesucristo.
Él expresó que eso requiere que nos volvamos “como un niño: sumiso, manso, humilde, paciente, lleno de amor y dispuesto a someterse a cuanto el Señor juzgue conveniente infligir sobre él, tal como un niño se somete a su padre” (Mos 3: 19).
“No sabemos por qué suceden todas las cosas que nos pasan en la vida o porqué a veces nos salvamos de una tragedia y en otras no. Pero ahí es donde la fe realmente debe significar algo, de lo contrario no es fe en absoluto…
Tan cierto como que viven, todas las bendiciones de Abraham, Isaac y Jacob; de Sara, Rebeca y Raquel; les están esperando, a corto plazo, a largo plazo y para siempre”.
Fuente: Newsroom