Cada año, cuando se acerca Halloween, muchos Santos de los Últimos Días se preguntan cómo vivir esta fecha sin perder de vista los principios del Evangelio.
Aunque la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no ha hecho declaraciones oficiales sobre esta celebración, sí ha enseñado principios claros que nos ayudan a tomar decisiones sabias y equilibradas.
Halloween, con sus disfraces, dulces y decoraciones, puede ser un momento divertido para las familias, siempre que recordemos quiénes somos y lo que representamos como discípulos de Cristo.
Buscar lo que es de buena reputación y digno de alabanza

Un buen punto de partida es el Artículo de Fe número 13, donde se enseña que debemos buscar todo lo que sea “virtuoso, bello, de buena reputación o digno de alabanza”.
Esa escritura nos invita a mirar más allá de lo superficial. No se trata de prohibir, sino de discernir qué actividades edifican y cuáles podrían alejarnos del Espíritu.
Preguntarnos cosas simples puede marcar la diferencia:
- ¿Esta actividad une más a nuestra familia?
- ¿Promueve la amabilidad, la creatividad o el servicio?
- ¿Invita al Espíritu o lo aleja?
Cuando respondemos con honestidad, descubrimos que muchas tradiciones de Halloween, como los dulce o truco (en inglés trunk-or-treats), los juegos en familia o las visitas al vecindario, pueden ser una buena oportunidad para fortalecer la unión familiar y compartir alegría con los demás.
Actividades que fortalezcan la fe

En muchos barrios y estacas de la Iglesia, se organizan actividades de Halloween o festivales de otoño. Estas celebraciones, además de ser seguras y divertidas, pueden tener un propósito espiritual.
El Manual General de la Iglesia aconseja que las actividades deben “fortalecer la fe en Jesucristo”, ser inclusivas y fomentar un ambiente sano. También recuerda que debemos evitar todo lo que haga que lo inapropiado parezca aceptable.
Eso significa que podemos disfrutar sin perder el enfoque espiritual. Algunas recomendaciones útiles incluyen:
- Elegir disfraces modestos y respetuosos.
- Evitar temas que glorifiquen el miedo, la violencia o lo oculto.
- Incluir actos de servicio o actividades de historia familiar.
- Crear espacios donde todos, sin importar su edad o trasfondo, se sientan bienvenidos.
Cuando celebramos con intención, Halloween puede transformarse en una oportunidad para ministrar, compartir el Evangelio y fortalecer la fe en comunidad.
Cuidar el espíritu y evitar la oscuridad

Aunque Halloween suele tener un tono divertido, también puede acercarnos a temas que no armonizan con los principios del Evangelio. Por eso, los líderes de la Iglesia han sido claros al aconsejar que no debemos involucrarnos con nada que trivialice o glorifique el mal.
El presidente James E. Faust enseñó:
“No es buena práctica interesarse en Satanás ni en sus misterios… La travesura de la adoración al diablo, la brujería, la magia negra y todas las formas de demonismo deben evitarse como la peste.”
Esto no significa que todos los disfraces o historias de misterio sean inapropiados. Significa que debemos proteger nuestro corazón y nuestra mente de aquello que nos aleje de la luz de Cristo.
Podemos mantener el espíritu alegre y creativo enfocándonos en lo bueno como la valentía, bondad, servicio y fe. Disfrazarnos de personajes inspiradores o de héroes de las Escrituras también puede ser una manera divertida y significativa de celebrar.
Ejercer el albedrío con sabiduría

En temas como Halloween, la Iglesia nos invita a usar el albedrío con responsabilidad y guía espiritual. 2 Nefi 2:5 enseña que:
“Y los hombres son suficientemente instruidos para conocer el bien y el mal”.
Lo cual nos recuerda que el Espíritu puede guiarnos en cada decisión, incluso en las más pequeñas.
Algunas familias disfrutan participar plenamente de las tradiciones, mientras que otras prefieren celebraciones alternativas, como noches de películas, actividades de servicio o reuniones familiares. Ambas opciones pueden ser correctas si están guiadas por principios del Evangelio.
Lo importante es que nuestras decisiones reflejen amor por Dios y por los demás, y que las experiencias que elijamos sean sanas, edificantes y alegres.
Vivir Halloween con luz y propósito

Halloween no tiene que ser un conflicto entre la fe y la diversión. Si elegimos con discernimiento, puede ser una ocasión para compartir alegría, servir y fortalecer los lazos familiares.
Algunas ideas sencillas para hacerlo significativo:
- Resaltar buenos ejemplos: disfrazarse de personas que inspiran.
- Elegir medios edificantes: ver películas o leer historias con mensajes de esperanza.
- Honrar a los antepasados: hacer una actividad de historia familiar.
- Promover la bondad: acompañar los dulces con mensajes o gestos amables.
Halloween puede ser simplemente una época más para reflejar la luz de Cristo en lo que hacemos.
Mientras los disfraces, los dulces y la diversión forman parte del ambiente, la verdadera alegría viene cuando elegimos lo que es bueno, edificante y digno del Espíritu.
Porque al final, incluso en medio de una noche de máscaras y linternas, podemos seguir siendo una luz para el mundo. 🌟
Fuente: LDS Daily



