A pesar de las incertidumbres de la vida, a Su tiempo y manera el Señor nos brindará las bendiciones y ayuda que necesitamos.
Virginia Pearce Cowley es la tercera hija del presidente y la hermana Gordon B. Hinckley. Ella y su difunto esposo, James R. Pearce, son padres de seis hijos y tienen veintisiete nietos y un bisnieto.
Virginia Pearce se desempeñó como la primera consejera en la Presidencia General de Mujeres Jóvenes y como misionera de tiempo completo de Asuntos Públicos para la Iglesia. Ella actualmente está casada con Joseph F. Cowley Jr.
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La experiencia y el proceso de madurez
Debido a las muchas asignaciones de la Iglesia y experiencias de vida, he pasado un tiempo considerable escuchando, hablando y pensando en nosotras, las mujeres de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Esto es lo que sé: No estamos aquí por accidente. Cada una de nosotras tiene una vida preciosa que vivir. No sabemos cuán larga será, pero creemos que dentro de esa vida tenemos una gran responsabilidad por lo que elegimos hacer.
Me parece que los hombres de la Iglesia, en general, tienen una visión más clara de sus vidas. Aunque hay una gran diferencia, entre elegir opciones y tomar decisiones personales, hay algunos puntos clave que guían el camino de los hombres, como la ordenación al sacerdocio.
Por otro lado, para nosotras las mujeres, bueno… Tal vez una buena palabra para describir el camino de nuestra vida como mujeres sea la ambigüedad. La ambigüedad sugiere una falta de claridad e incertidumbre, y a menudo suele ser el caso.
Lidiamos con la ambigüedad con regularidad. Tratar de tomar decisiones y encontrar nuestro camino en la vida no siempre es algo muy claro. Hitos como el matrimonio y la maternidad, a menudo parecen estar fuera de nuestro control.
Asimismo, vivimos en el tiempo y momento en que las mujeres tienen más oportunidades y elecciones disponibles que en cualquier otro momento de la historia del mundo.
Y así, la combinación de responsabilidades, los deseos dados por Dios y nuevas oportunidades crean una creciente incertidumbre.
El presidente M. Russell Ballard enseñó:
“Me he dado cuenta de que las mujeres a menudo enfrentan un tipo de ambigüedad que no necesariamente enfrentan los hombres, ya que tienen un sinfín de opciones, así como incertidumbres.
Esto puede ser particularmente desafiante en la actualidad, porque el mundo le ofrece a las mujeres un número creciente de oportunidades, muchas más de las que estaban disponibles para ellas hace una generación.”
Repetidamente nos hacemos la pregunta: “¿Estoy haciendo lo que Dios quiere que haga con mi valiosa vida?”. Escuché la misma pregunta de mis hijas y mis amigas, y está escrita en todas las páginas de mis diarios. Estoy bastante segura de que es una pregunta que también te puedes estar haciendo.
Cada vez que tratamos de responder una pregunta, porque somos mujeres, sopesamos todas nuestras elecciones y si estas afectan a los demás. Tenemos el don, y a veces la maldición, de estar constantemente en sintonía con nuestras relaciones con los que nos rodean.
Entonces, ¿cómo navegamos por este camino individual, incierto y siempre cambiante y no solamente tener que tolerar dicha incertidumbre, sino más bien celebrarla?
Bueno, te diré lo que pienso. De hecho, te diré tres cosas en las que he estado pensando y que quizás debería considerar.
1. Regocíjate en la ambigüedad y recibe revelación
La ambigüedad es un motivo de celebración porque una y otra vez nos invita a buscar la revelación de Dios. Sí, miramos a nuestro alrededor para ver qué hacen los demás en circunstancias similares o en edades similares, sin embargo este es TÚ Camino, no el de otra persona.
Tú y yo vamos a Dios para recibir revelación personal. Y así, el buscar y recibir revelación se convierte en una habilidad esencial para que cada mujer se desenvuelva y crezca.
Es sólo a través de la revelación personal que el Señor puede revelar Sus deseos para nosotras en el camino que tenemos por delante. La hermana Julie B. Beck dijo:
“La capacidad de calificar, recibir y actuar según la revelación personal, es la habilidad más importante que se puede adquirir en esta vida.”
La hermana Patricia T. Holland expresó:
“Creo que cada uno de nosotras tiene una misión específica que cumplir en esta tierra. Si creemos que somos enviadas aquí con una misión y tareas específicas, tenemos que creer que Él nos las revelará poco a poco. En las palabras de mi himno favorito: “Oscuras son la noche y la senda; mi Guía sé.””
Una de las grandes ventajas de recibir revelación, mediante la cual tomamos elecciones de nuestra vida, es que será mucho menos probable que miremos las vidas de otros y sintamos envidia de ellos, o peor aún, miremos sus vidas para criticar sus elecciones.
La hermana Ruth Renlund enseñó:
“No hay una sola manera de ser una mujer miembro de la Iglesia. Cada una tiene derecho a la revelación personal y se espera que la use. Debe ser personal y no debemos permitir que los comentarios de otras personas nos afecten, algo a lo que las mujeres son particularmente susceptibles.”
2. Recuerda las certezas
En tiempos de incertidumbre, es siempre útil recordar las certezas. En lo personal, necesito recordar las cosas que sé con certeza cuando siento que me encuentro en un territorio incierto. No sé qué hay en tu lista, pero la mía incluye estas certezas:
Dios es mi Padre, y Él estará a mi lado. Su Hijo Jesucristo es mi Redentor. El Espíritu Santo es mi Consolador y Guía.
Las cosas que sé con certeza también incluyen mi propósito más grande en esta tierra: crecer, aprender y cambiar para ser más como Dios, volver a vivir en Su presencia y ayudar a otros a hacer lo mismo.
Estoy segura de la realidad de la revelación personal. No puedo predecir cómo me hablará, pero he vivido lo suficiente como para estar segura de que lo hará. También sé que la revelación florece gracias al evangelio.
El presidente Russell M. Nelson nos dio una promesa gloriosa:
“Indudablemente, tal vez haya ocasiones en que piensen que los cielos están cerrados, pero les prometo que a medida que sigan siendo obedientes, expresando gratitud por cada bendición que el Señor les dé, y en tanto honren con paciencia el tiempo del Señor, se les dará el conocimiento y la comprensión que buscan.
Todas las bendiciones que el Señor tiene para ustedes, incluyendo los milagros, vendrán a continuación. Eso es lo que la revelación personal les traerá.”
Esas son las frases que recuerdo. No puedo olvidarlas. Y cuando las digo en voz alta, siento una paz que me permite abrir mi corazón y con confianza, incluso con entusiasmo, aceptar las ambigüedades de mi vida.
3. Ve con calma, lidiar con la ambigüedad e incertidumbre lleva tiempo y energía
A veces, la lucha por encontrar un camino a seguir comienza porque una adversidad inesperada simplemente nos detiene en seco y cambia nuestro mundo. El futuro que habíamos planeado se desvanece.
No sé tú, pero ya tuve esa experiencia, donde de repente algo nos golpea, algo que nos arroja a un mundo nuevo y aterrador y, por un tiempo, todo lo que puedes hacer es aferrarte a lo que puedes y esperar que todo pase.
Creo que podemos permitirnos tener este tipo de actitud durante el tiempo que necesitemos dejar de sentirnos heridos. Solo tú sabrás cuánto tiempo necesitas… y nadie más.
Es posible que ni siquiera necesites darte un tiempo. Y si es que la ambigüedad surge en tu vida debido a una condición adversa, tal vez sólo necesites ir con calma.
Sin embargo, incluso en la ausencia de dificultades, cada uno de nosotros necesita crear espacios y lugares de quietud en nuestra vida cotidiana… un lugar solo para pensar y estar en calma. Pienso que es un requisito para escuchar la voz del Señor.
El Élder M. Russell Ballard dijo:
“Si tu vida no tiene un tiempo de silencio, ¿comenzarás a buscarlo esta noche? … Todos necesitamos tiempo para hacer preguntas o tener una entrevista personal regular [con Dios].”
El presidente Gordon B. Hinckley aconsejó:
“Necesitan un tiempo para meditar y reflexionar, para pensar, para maravillarse del gran plan de felicidad que el Señor ha preparado para Sus hijos… Tenemos derecho a pasar un tiempo con nosotros mismos en introspección, en desarrollo… Sus necesidades y sus gustos en este sentido variarán con su edad. No obstante, todos necesitamos ese [tiempo].”
Este no es un tiempo para preocuparse. Este no es un tiempo de planificación. Este es un tiempo para meditar, abrirse a la vida y a Él.
Para colocar nuestras vidas a Sus pies, en espacios y lugares tranquilos, en momentos de reflexión y meditación silenciosas, libres de las listas de tareas interminables, reclamando el privilegio de la revelación personal.
¡Y seguramente, en Su propio tiempo, nos inundará a ti y a mí con Su espíritu vivificante y nos impulsará a seguir adelante, para llevarnos a cada uno de nosotros a cumplir nuestra misión preordenada, a regocijarnos en nuestra preciosa y maravillosa vida!
Fuente: ldsliving.com