Últimamente, las redes sociales no paran de hablar de infidelidad.
Desde los posts que analizan la historia de Chespirito y Florinda Meza, hasta el incómodo video viral del SEO de una compañía, Andy Byron y su jefa de Recursos Humanos, en un concierto de Coldplay, internet parece haber hecho espectáculo del dolor.

Florinda Meza critica a Max por la serie Chespirito: Sin querer queriendo:  ¿Qué dijo la viuda de Roberto Gómez Bolaños sobre la plataforma?

Pero detrás de los chismes, los memes y las reacciones… hay heridas reales.
Y también una oportunidad para detenernos y preguntarnos: ¿qué nos enseña el Evangelio sobre la fidelidad, el perdón y la sanación?

El dolor de la traición no es entretenimiento

Astronomer CEO Andy Byron Placed on Leave After Couple Caught Together at  Coldplay Concert and Chris Martin's 'Affair' Joke

El adulterio no es una simple traición de pareja.
En las Escrituras, a veces incluso se usa como símbolo de apostasía — de un pueblo que le da la espalda a Dios.

“La relación sexual ilícita entre el hombre y la mujer… también puede referirse a los que no tienen cónyuge”, enseña la Guía para las Escrituras.

En el corazón de todo adulterio hay una promesa rota, una confianza traicionada y un amor distorsionado.

¿Y qué pasa con quien fue traicionado?

El Evangelio nos enseña que debemos perdonar a todos los hombres, pero también nos recuerda que perdonar no es lo mismo que ignorar el dolor.

En palabras del presidente Jeffrey R. Holland, en la conferencia general de octubre de 2018:

“Él no dijo: ‘No se les permite sentir dolor verdadero…’
Ni tampoco dijo: ‘… tienes que volver a una relación tóxica’”.

“A pesar de las ofensas más terribles que nos puedan sobrevenir, solo podemos elevarnos por encima de nuestro dolor al poner los pies en la senda de la sanación real. Tal senda es la senda del perdón que anduvo Jesús”.

La fidelidad es más que evitar la traición

Ser fiel no es solo “no caer”.
Es construir cada día una relación que refleje lo que Dios espera de nosotros: amor real, compromiso eterno, lealtad sin doblez.

Y si fallamos, el camino no es justificar, negar o viralizar.
El camino es arrepentirse de corazón, buscar sanación y dejar que Cristo repare lo que se quebró.

¿Qué hacemos con estas historias virales?

Las redes se llenan de sarcasmo, pero tú puedes elegir otra respuesta:

  • Orar por quienes sufren
  • Fortalecer tu propio matrimonio o compromiso
  • Enseñar a tus hijos el valor de la fidelidad
  • Recordar que el perdón no es debilidad, sino la mayor fuerza que hay

En un mundo donde la traición se hace viral, que la fidelidad se haga eterna.
Porque las promesas verdaderas no se gritan, se viven.
Y porque en el camino de Cristo, siempre hay esperanza, incluso después del dolor.

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