¿Eres parte del grupo de personas que son tímidas? Pues no te preocupes. Es natural sentir cierta aprensión al hablar con la gente sobre el Evangelio restaurado de Jesucristo.
Puedes no estar seguro de qué decir o temer perder a tus amigos, ya que el tema de la religión se considera una decisión muy personal. Sin embargo, recuerda que el evangelio de Jesucristo es un mensaje de paz, y es la forma en que las personas y las familias pueden tener paz, alegría y felicidad.
Si reconoces que el Evangelio es bueno para ti y deseas compartirlo, pero tienes miedo de hacerlo, los siguientes consejos pueden ayudarte.
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1. Disfruta, sigue y comparte
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días tiene el mayor contenido religioso encontrado en Internet. Ocasionalmente puedes compartir videos de la Biblia, citas de los profetas o disfrutar de un discurso en las redes sociales.
Mensajes inspiradores, citas, imágenes con mensajes también se encuentran en sitios como este! Los amigos que tienes que no son miembros de la Iglesia eventualmente entrarán en contacto con estos contenidos a través de ti, lo que puede despertar su interés en el Evangelio.
2. Usa tarjetas de amistad
Incluso si te sientes demasiado avergonzado como para hablarle a una persona sobre el evangelio, puedes obsequiar tarjetas de amistad como una nota de agradecimiento o tarjetas con links de videos de la Iglesia. Incluso puedes distribuirlas discretamente en tu vecindario. ¡Y todo esto sin decir nada!
3. Usa el material de la Iglesia
Puedes brindar libros y material de la Iglesia como regalos de cumpleaños o en fechas especiales como Semana Santa y Navidad. Puedes escribir una pequeña dedicatoria y luego envolverla. El material de la Iglesia puede impulsar la búsqueda del evangelio por parte de tus amigos que no son miembros.
4. Acompaña a los misioneros de tiempo completo en sus visitas
Los misioneros de tiempo completo son especialistas en el evangelio. Cuando uno los acompaña, no sólo aprenderás formas de compartir de manera respetuosa nuestras creencias, sino que también desarrollarás valor, lo que te ayudará a combatir la timidez natural que sientes.
De vez en cuando, los misioneros de tiempo completo te pedirán que des su testimonio. Si esto sucede, no tengas miedo. Tienes la promesa de que si abres la boca “será llena” (DyC 33: 8, Moisés 6:32), y podrás expresarte bien.
5. Acepta la invitación de servir
En la Iglesia recibimos responsabilidades para servir. Nunca rechaces un llamamiento del Señor hecho por Sus líderes. Los llamamientos, incluso aquellos que parecen desafiantes, nos ayudan a vencer al hombre natural, que es orgulloso, perezoso y egoísta [Mosíah 3:19]. Asimismo, muchos llamamientos de la Iglesia nos permiten estar en contacto con los demás, y tenemos el privilegio de compartir lo que creemos.
6. Usa tus escrituras en público
Incluso si las tienes confinadas en tu dispositivo móvil, puedes leerlas en el autobús, en la escuela (durante los descansos) en el parque, etc.
A medida que leas las Escrituras periódicamente en lugares públicos, algunas personas a tu alrededor querrán saber de qué se trata, y esto te dará una manera de comenzar una conversación sobre el evangelio. Si no sabes qué decir, simplemente puedes compartir el material que estás leyendo.
7. Practica lo que vas a decir
Practica en las noches de hogar y con tus amigos de la Iglesia en cuanto a cómo responder preguntas y comenzar una charla sobre el evangelio. Después de todo, si estás preparado, no debes temer [DyC 38:30]. Estas “prácticas” son muy divertidas y ayudan mucho en situaciones reales.
8. Participa de la obra de la Historia familiar
Cuando te sumerges de lleno en la historia familiar, obtienes inspiración y te sientes motivado a ayudar. Puedes sentir la inspiración de compartir lo que lograste con tu historia familiar y así motivar a otros a saber más sobre el Evangelio.
9. Haz invitaciones
Cuando alguien te hace una pregunta sobre el evangelio, y sucederá en algún momento, no tienes que dar grandes explicaciones. El Señor invitó a las personas a ver por sí mismas (Juan 1: 38–39). Hazlo simple: invita a las personas a saber más visitando la Iglesia o recibiendo a los misioneros.
10. Guarda los mandamientos
Si guardas los mandamientos de Dios, además de ser un ejemplo para las personas (es el ejemplo que más cuenta), tendrás derecho a la compañía del Espíritu Santo (Juan 14:21, 26-27). Este Espíritu te ayudará cuando compartas el evangelio.
Fuente: maisfe.org