Para hablar de algunos de los detalles generales sobre la conexión entre la investidura del templo y las ceremonias masónicas, debemos primero saber algo sobre la masonería.
Los primeros documentos masónicos se remontan al siglo XV y las órdenes masónicas comenzaron exclusivamente como gremios de mamposteros. Con el tiempo, diferentes personas se unieron, convirtiéndose así en fraternidades que promovían el mejoramiento de la humanidad.
Originalmente, sin embargo, “los masones relataban una historia de cómo sus antepasados habían aprendido el oficio de la mampostería, cómo la emplearon para construir el Templo de Salomón; cómo protegieron el terreno del templo y cómo guardaron el conocimiento de su oficio como un secreto muy bien guardado” (Masonería).
En los Estados Unidos, varios fundadores y políticos prominentes formaron parte de las fraternidades masónicas, incluidos George Washington, Benjamin Franklin, Andrew Jackson y Paul Revere.
José Smith y algunos otros destacados líderes de la Iglesia en sus inicios se hicieron masones cuando se creó una logia en Nauvoo en diciembre de 1841.
Para el 3 de mayo de 1842, José Smith organizó un pequeño grupo de hombres para prepararlos para recibir sus investiduras. Al día siguiente, José Smith presentó la investidura del templo por primera vez a nueve hombres, los cuales todos eran masones a su vez.
La Iglesia admite libremente que existen similitudes entre las prácticas de los masones y la investidura, sin embargo, los hombres que participaron tanto de los rituales masónicos como de la investidura del templo no sintieron que la investidura era una copia de los rituales masónicos.
Willard Richards, al escribir la historia de José Smith, enseñó que la introducción de la investidura en Nauvoo estaba ‘gobernada por el principio de Revelación’.
Heber C. Kimball, por su parte, estaba de acuerdo con tal declaración. En una carta que le escribió a otro apóstol, Parley P. Pratt, expresó:
“Hemos recibido algunas cosas preciosas sobre el sacerdocio por medio del Profeta”.
Él también le dijo a Pratt que José creía que la masonería había “sido tomada del sacerdocio, pero que [se] había degenerado”.
En otras palabras, José creía que los masones poseían algo de verdad, pero que a lo largo esta se había perdido con el tiempo. Lo mismo puede decirse de una variedad de tradiciones religiosas y culturales.
El erudito Santo de los Últimos Días, Hugh Nibley, encontró similitudes entre la investidura y las costumbres del antiguo Egipto (entre otras). Él escribió:
“¿José Smith creó [la ceremonia del] templo uniendo todo tipo de fragmento (como judíos, ortodoxos, masónicos, gnósticos, hindúes, egipcios, etc.) en uno solo? No, no fue así como sucedió.
Muy pocos fragmentos fueron accesibles en su época y, además, la labor de identificarlos se inició, como hemos visto, recién en la segunda mitad del siglo XIX.
Incluso si hubieran estado a su disposición, estos pocos fragmentos no se unen por sí mismos para formar un todo; hasta el día de hoy, los eruditos que los recopilan no saben qué hacer con ellos.
El templo no se origina de ellos, es todo lo contrario… Que algo de tal plenitud, consistencia, ingenio y perfección pudiera haber surgido en un solo momento y lugar, de la noche a la mañana, por así decirlo, es una prueba bastante adecuada de una dispensación especial”.
Es probable que las verdades y ordenanzas eternas restauradas en la tierra hayan sido eliminadas junto con otras creencias e influencias durante los periodos de apostasía.
Esto es algo razonable, lógico y comprensible. Un artículo de FAIR expone lo siguiente:
“Algunos detractores del mormonismo ven similitudes entre los ritos de la masonería y las ceremonias del templo Santos de los Últimos Días y suponen que, dado que José Smith fue iniciado como masón poco antes de que introdujera la investidura al estilo de Nauvoo, debe haber plagiado elementos de los rituales masónicos.
Este punto de vista los lleva, a su vez, a concluir que la investidura Santos de los Últimos Días no es más que una variante de la iniciación masónica y, por lo tanto, no proviene de una fuente divina”.
Aquellos que participaron de ambos, sin embargo, creían que la investidura era de origen divino y procedía de la revelación, no de los rituales de fraternidad. A pesar de las similitudes, las diferencias son más grandes y marcadas.
Entre las diferencias están los propósitos de cada ceremonia. El propósito de la masonería es la superación personal y el mejoramiento de la humanidad, mientras que el de la investidura Santo de los Últimos Días es hacer convenios con Dios y prepararnos para la Vida Eterna.
La masonería generalmente excluía a las mujeres, mientras que José Smith insistió en que la investidura era esencial para las mujeres.
Según la Iglesia de Jesucristo:
“La investidura no era una simple imitación de los rituales de la francmasonería. Antes bien, la experiencia de José con la francmasonería evidentemente sirvió de catalizador para la revelación”.
Este fue un modelo típico de revelación para José Smith que permanece en la actualidad. José recibió línea por línea, fue llevado a un pensamiento, un principio, para que pudiera desarrollarse y convertirse en otro.
De la misma manera fue conducido a una poderosa escritura en Santiago que lo llevó a tener la Primera Visión.
José también acudió al Señor en busca de arrepentimiento y conocimiento de su posición ante Él cuando Moroni lo visitó por primera vez para decirle sobre la existencia de las planchas de oro.
Lloró la pérdida de un amigo cuando leyó 1 Corintios 15 y enseñó por primera vez la revelación del bautismo por los muertos.
A medida que cada uno de nosotros estudie lo que sabe, recibirá más conocimiento y más inspiración.
No debería extrañarnos que José fuera conducido a la masonería, que aprendiera algunas cosas y luego fuera conducido a una mayor revelación.
Si queremos saber por nosotros mismos si el templo del Señor y las ordenanzas que allí recibimos son de inspiración divina, debemos dejar de preguntarle a las redes sociales e ir al templo por nosotros mismos.
Aprenderemos línea por línea y no entenderemos todos los propósitos del Señor en la investidura en uno o varios años de visitas al templo, pero sabremos que el templo y los convenios que hacemos allí son una fuente de paz.
Si somos dignos y estamos preparados para estar en la casa del Señor, conoceremos Su paz por nosotros mismos. Esa paz no puede ser replicada por el adversario. Esa paz solo viene del Señor.
Si aún no entendemos todo lo que nos gustaría sobre el templo, sigamos adelante y confiemos en que, al igual que José Smith, seremos iluminados e inspirados línea por línea. Ese crecimiento y esa paz es todo lo que necesitamos.
Fuente: LdsDaily