Algunas cosas no son lo que parecen a primera vista, a segunda o incluso a una tercera mirada. A veces eso no siempre es suficiente para darnos una perspectiva completa de lo que está ante nuestros ojos.
Para algunos, parece que el aprecio por las ordenanzas y los símbolos sagrados del templo es algo natural. Pero no para todos.
“No me gusta ir al templo”
El mes pasado publicamos un artículo titulado “Qué hacer cuando no te gusta o te aburre leer las escrituras” y un lector compartió el siguiente comentario:
“… Hubo un tiempo en el que no amaba las Escrituras. Con el tiempo, a medida que aprendí a estudiar mejor las Escrituras, mi amor por ellas creció … Ahora, de lo que me encantaría leer es un artículo sobre: ‘¿Qué pasa si no me gusta el templo?’.
Siento el espíritu y una paz en el templo que no se encuentra en ningún otro lugar, pero no siento tanto amor por el templo como creo que debería. Cuando mis amigos hablan de lo mucho que les encanta ir al templo, siento que no tengo aquello que poseen”.
Para el lector que escribió el comentario anterior: gracias, este artículo es para ti y para cualquiera que desee mejorar su experiencia en el templo.
Aunque es posible que hayas probado la mayoría de las siguientes sugerencias, espero que encuentres algunas nuevas que te resulten útiles en tu búsqueda por amar el templo.
Antes que nada, me gustaría resaltar que tu sincero deseo por comprender la importancia del templo es el lugar perfecto para comenzar. La hermosa invitación de Alma con respecto a la fe también se aplica aquí:
“Aunque no sea más que un deseo de [amar el templo], dejad que este deseo obre en vosotros”. -Alma 32:27
Evalúa honestamente tu dignidad para entrar al templo. Si bien no se requiere que seamos perfectos para ingresar al templo, se requiere “pasar” una entrevista de recomendación para el templo.
Y, sin embargo, buscar peleas en las redes sociales, tener un humor pesado, participar de chismes, participar de medios violentos u otros comportamientos ofenden al Espíritu y reprimen tu capacidad de recibir revelación.
Revisar cada cierto tiempo las preguntas para obtener una recomendación para el templo nos hace darnos cuenta si seguimos en el camino correcto o no.
Lo que puedes hacer fuera del templo
Prepárate para el templo
La preparación para el templo no es solo una clase que se toma una sola vez. Es lo que debemos hacer para prepararnos cada vez que asistimos al templo aunque sea solo para visitarlo.
Lo que haces fuera del templo también impacta en tu experiencia dentro del mismo.
Conversa con el Señor
Sé abierto con el Señor acerca de sus desafíos por apreciar el templo. Ora por los dones espirituales necesarios para entender mejor el templo.
Recuerda que algunas personas han nacido con dones específicos que les permiten apreciar el templo con mayor facilidad. Sin embargo, esos dones se pueden procurar y desarrollar a cualquier edad.
Los sacrificios traen bendiciones del cielo
El ayuno es una forma de sacrificio, pero también puedes preguntarte: “¿Qué puedo dejar? ¿qué me está impidiendo tener una experiencia positiva en el templo?”. Puede que no sea nada malo.
Si evaluamos nuestros hábitos o actividades y los ponemos en una escala de “bueno, mejor y excelente”, quizás podamos mejorar algunos de ellos.
Ten respeto por el gárment del templo
Medita sobre el significado del gárment y el propósito de la investidura. No busques excusas para quitártelo o modificarlo para que se ajuste a la ropa que elijas.
¿Usas el gárment según las instrucciones? Si te cuesta entender su importancia, puede ser que quizás no has entendido completamente las bendiciones asociadas a él.
Enfócate en las ordenanzas que vayas a hacer
El templo es uno de los pocos lugares donde no se permite el uso de teléfonos celulares. Practica abstenerte del uso de tecnología durante 3-4 horas seguidas.
Si puedes participar de una sesión de investidura o de otra ordenanza del templo sin la necesidad de revisar tu teléfono cada cinco minutos, podrás enfocarte en lo sagrado de la experiencia.
Ten una foto o pintura del Templo
Tener una foto o pintura del templo en tu casa y en tu oficina, o en el fondo de pantalla de tu computadora o teléfono es un gran recordatorio de lo que hacemos ahí.
Esto puede parecer insignificante, pero este recordatorio visual del templo puede brindarnos el deseo de ser dignos del templo y de guardar los convenios que hicimos en él.
Recuerda los convenios que has hecho
Puede meditar en esto: ¿Cuáles son los convenios que has hecho? ¿Te esfuerzas activamente por guardarlos, permitiendo así que Dios prevalezca en tu vida?
Busca contenido relacionado al templo
Algo que puede ayudarte es estudiar la creación, la caída y la expiación de Cristo. También puedes estudiar los convenios que hiciste. Puedes buscar escrituras relacionadas con el templo en todos los Libros Canónicos.
Mantenerte despierto
Si tienes dificultades para permanecer despierto en el templo, toma una siesta antes de asistir a una sesión de investidura. Si es posible, programa tu visita para un momento en el que te sea menos probable quedarte dormido.
Mantenerte quieto
Si eres una persona con mucha energía, es posible que te sea difícil permanecer sentado durante una sesión de investidura.
Puedes ejercitarte una hora antes de asistir al templo para que puedas quemar algo de esa energía. ¡No olvides ducharte antes de ir al templo!
Pasa tiempo en los terrenos del templo
Puedes estudiar los detalles del exterior del edificio e investigar su significado. Hay varios libros excelentes de autores Santos de los Últimos Días que abarcan este tema.
Participa de la obra vicaria
Recuerda que la obra del templo y la obra de historia familiar son parte del recogimiento de Israel y hay bendiciones que provienen de ambas.
Si estar en el templo es difícil para ti o no puedes asistir, participar de la indexación o la historia familiar te permitirá experimentar esas bendiciones y puede enriquecer tu experiencia en el templo cuando puedas asistir.
Lo que puedes hacer dentro del templo
Prestar atención
No hay sustituto para esto. La asistencia esporánea al templo no producirá resultados impresionantes. Escucha atentamente las palabras de cada ordenanza, ten presente cada convenio.
Puedes elegir una frase, un convenio o símbolo cada vez que asistas al templo, memorizarlo y meditar en ello.
Ve al templo en oración
Asiste con una pregunta en mente y en oración. Puede que no siempre recibas una respuesta, pero si continúas orando, es posible que la recibas cuando menos lo esperes.
Ve al templo con fe
Ir al templo es un acto de fe. Asiste con un corazón abierto y creyente, el pesimismo será una barrera para la revelación.
Busca representaciones de Jesús en el templo
Puedes meditar en cómo se lo representa o se hace referencia a Él en la investidura o en relación al gárment del templo y cómo cada acción nos dirige al Salvador.
No trates de comprender todo a la vez
Permítete respirar, sentir la paz del templo. Sé consciente de las ideas que se te vengan a la mente y que pueden ayudarte con tus relaciones, tu trabajo, tu llamamiento en la Iglesia, tu educación o creatividad. El templo es el lugar ideal para sentirte inspirado.
Inspírate en las palabras de los líderes
Escudriña las palabras de los profetas y líderes de la actualidad y busca las bendiciones prometidas por el templo. Ten en cuenta que la mayoría de las bendiciones llegan gradualmente y en el templo del Señor.
Sé paciente y perseverante
Si bien no soy un experto en las cosas del templo, tengo un testimonio absoluto de las bendiciones que se derivan de la adoración consciente y regular del mismo.
He asistido al templo durante años, pero no fue hasta que necesité grandes bendiciones en mi vida que pude ver que necesitaba un cambio en mi actitud con respecto al templo.
El día que tomé en serio el templo fue el día en que el Señor me tomó en serio, en compartir Su poder, en aumentar mi comprensión de los convenios, aumentar mis dones espirituales y purificar mis deseos.
No, no sucedió de un día para otro, pero testifico que el templo ha cambiado mi vida. Si perseveras pacientemente en tus esfuerzos por comprender y apreciar la Santa Casa de Dios, tu vida también cambiará.
Fuente: Meridian Magazine