Todos sentimos enojo en algún momento. Es una emoción humana, inevitable y hasta necesaria para expresar frustración o dolor. 

Sin embargo, cuando ese enojo se convierte en ira, es porque ha pasado demasiado tiempo en el corazón, lo que puede llegar a convertirse en una fuerza destructiva.

Lo que decidimos hacer con ese sentimiento puede cambiar por completo el rumbo de nuestro matrimonio.

La ira: un lenguaje que destruye

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El presidente Gordon B. Hinckley enseñó:

“El divorcio es, con mucha frecuencia, el fruto amargo de la ira”.

La ira no siempre grita, a veces se manifiesta en el silencio, en la indiferencia o en el orgullo. El presidente Thomas S. Monson también advirtió:

“La ira no resuelve nada. No construye nada, pero puede destruir todo”.

Cuando dejamos que la ira hable por nosotros, el amor empieza a perder espacio. Y en lugar de acercarnos, nos alejamos. 

En las relaciones, especialmente en el matrimonio, el enojo sin control es como un fuego que consume lo que más queremos proteger.

La paciencia no es debilidad

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A veces pensamos que ser pacientes es ceder o rendirse, pero el Evangelio enseña lo contrario. 

La paciencia es fortaleza espiritual. Es el poder de elegir la calma cuando el mundo (o una discusión) nos invita a reaccionar.

El Salvador nos enseñó que:

 “Aquel que tiene el espíritu de contención no es mío”. – 3 Nefi 11:29.

En otras palabras, la ira no viene de Dios. Cuando aprendemos a controlar nuestras reacciones, dejamos espacio para que el Espíritu dirija nuestras palabras y decisiones.

Tres decisiones que cambian todo

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No existen matrimonios perfectos, pero sí parejas que eligen responder con amor. Estas tres decisiones pueden marcar la diferencia:

  1. Elimina el combustible que alimenta la pelea. A veces el silencio, una pausa o un simple “lo hablamos luego” son formas de proteger la paz.
  2. Demuestra amor incluso cuando sientes frustración. Pequeños gestos, una palabra amable o una oración juntos pueden cambiar la energía del momento.
  3. Ora: a solas y en pareja. La oración no borra los problemas, pero cambia el corazón de quienes oran.

El libro de Proverbios lo resume de la siguiente forma:

La blanda respuesta quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor”. – Proverbios 15:1.

Elegir la calma es elegir el amor

El matrimonio no se destruye por una sola discusión, sino por pequeñas reacciones sin control acumuladas en el tiempo. 

Cada vez que elegimos la calma, elegimos construir en lugar de destruir. Cada vez que elegimos amar, invitamos al Salvador a estar en nuestro hogar.

Porque al final, la verdadera fuerza está en amar mejor.

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