Minor Deming fue conocido en su época como un hombre de principios. Fue brigadier general de la milicia de Illinois cuando José Smith y su hermano, Hyrum, fueron asesinados en 1844.
La historia cuenta que después de que José y Hyrum se entregaron, fue Deming quien los escoltó hasta el juzgado de Carthage y los presentó como los generales de la Legión de Nauvoo, dándoles el respeto que merecían.
Tiempo después, Deming, quien no era miembro de la Iglesia, fue electo como alguacil y se esforzó por buscar a los responsables del asesinato de los hermanos Smith para que fueran llevados ante la justicia.
Bryon Andreasen, un historiador y curador del Museo de Historia de la Iglesia, expresó acerca de Deming:
“A pesar de que hubiese sido más sencillo hacerse de la vista gorda e ignorar las cosas que sucedieron, él decidió no hacerlo.
Él buscó justicia. Hizo lo posible para que los [Santos de los Últimos Días] también sean tratados de manera justa por la ley.
Él alzó su voz y dijo que ‘las personas [responsables del asesinato] necesitaban ser juzgadas y procesadas por sus actos’”.
Pobres, pero buenos ciudadanos
Cuando los Santos de los Últimos Días empezaron a llegar a Nauvoo en aquellos años, la familia Deming observaba que muchos de ellos eran “pobres”, pero “buenos ciudadanos”.
Asimismo, los miembros tenían la reputación de ser a quienes uno debía contratar para cuidar sus tierras de cultivo.
Andreasen, el historiador, comentó:
“Aunque Minor y Abigail no simpatizaban en lo absoluto con la teología y creencias de los Santos de los Últimos Días, interactuaban con ellos en el transcurso del día a día.
Para ellos, los Santos eran personas que conocían y por ese motivo, cuando las historias problemáticas y acusaciones a los Santos comenzaron a ser un tema predominante en los asuntos públicos, la familia Deming fue mucho más tolerante que otras debido a que conocían a algunos de los miembros de la Iglesia”.
Por ese motivo, Minor y Abigail fueron etiquetados por los anti mormones extremistas como “Jack Mormons”, apodo que se le daba a quienes simpatizaban con los Santos de los Últimos Días.
Justicia fallida
Debido al asesinato de los hermanos Smith, Deming tenía su honor en riesgo, puesto que no estuvo presente cuando los hechos sucedieron.
Él pensó que la única manera de limpiar su nombre era buscando justicia y es así que postuló como alguacil para el Condado de Hancock.
Su primera tarea después de ser electo fue enviar citaciones a diferentes personas que no deseaban presentarse para comparecer ante el tribunal.
Tiempo después entregó órdenes de arresto a nueve hombres acusados por los asesinatos de los hermanos Smith.
Sus esfuerzos no llegaron a nada. Deming encontró una inmensa oposición en su búsqueda de justicia.
Una gran cantidad de personas empezó a amenazar a Minor Deming y a quienes lo ayudaban cuando intentó llevar a cabo un arresto.
Jacob Davis, un senador con orden de arresto, pidió inmunidad durante la sesión y Deming fue reprimido, criticado y obligado a liberar al senador Davis.
Otros que fueron arrestados, se fugaron de la cárcel. Deming se sintió impotente al no poder vencer al populacho.
La persecución de Deming
A pesar de ser el alguacil, Minor Daming sufrió muchos atentados contra su vida.
El populacho irrumpió varias veces en su propiedad, se convirtió en objeto de burlas, y por esa razón, tuvo que llevar a su familia a la cárcel de Carthage por su seguridad.
Un día antes al juicio de los asesinos de los hermanos Smith, Deming discutió con uno de los líderes anti mormones sobre los impuestos de unos terrenos. Aquel hombre intentó estrangular a Deming, y él, en defensa propia, le disparó.
Luego de ello, Minor Deming renunció a su cargo como alguacil y contrató a un abogado para su defensa. Su esposa y él temían que pudieran atentar contra su vida en la noche.
Lamentablemente, Deming falleció a los 35 años a causa de una fiebre crónica.
Un legado
El historiador Bryon Andreasen concluyó lo siguiente sobre la familia Daming:
“La historia de Nauvoo no terminó con el martirio en Carthage, sino que hubo casi dos años más de violencia por lo cual los Santos se vieron forzados a retirarse a punta de disparos.
La historia de la familia Deming demuestra lo despiadados que fueron muchos de los líderes anti mormones, y que su crueldad era real y no una exageración nacida de la paranoia de los Santos de los Últimos Días a causa de las persecuciones”.
El historiador explicó que muchos de los registros históricos de Nauvoo muestran una lucha constante entre los miembros de la Iglesia de Jesucristo y los anti mormones.
Finalmente, Andreasen compartió que en el Museo de Historia de la Iglesia se exhibe una espada, la cual le perteneció a Thomas Brockman, el líder del populacho que atacó la ciudad de Nauvoo en septiembre de 1846.
Justo al lado, hay una frase de Minor Deming que dice lo siguiente:
“Los miembros del populacho son más fanáticos e intolerantes que los mormones; y no siguen la ley”.
Fuente: Church News