Una carta que José Smith probablemente le escribiría a cualquiera de nosotros cuando nos encontramos a punto de rendirnos

José Smith

Como un anuncio de servicio público, creo que es necesario decir que la carta que sigue a continuación no fue tomada de nada de lo que José Smith dijo o escribió.

Verás, hace unas semanas, tuve un familiar cercano a punto de renunciar a casi todo lo que intentaba lograr. Fue demasiada presión. En su opinión, no tenía sentido continuar.

¿Y sabes qué? Pude comprenderlo.

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A veces la vida simplemente nos golpea. Hay momentos en los que realmente te sientes como “hombre, si la vida pudiera darme limones, al menos yo podría hacer algo con eso. ¡No logro hacer nada!”

Entonces, en un esfuerzo por ayudarte en tu difícil situación, pensé en algo.

De ahí la “carta” que les traigo.

De la cárcel de Carthage, en algún momento del 26 de junio de 1844

jose smith

Queridos amigos,

No estoy seguro de lo que sucederá en los próximos días. Incluso en las próximas horas.

Nuestro súplica por pruebas menos severas, en diferentes lugares y de manera diferente han sido rechazadas una y otra vez. “He tenido mucha ansiedad en cuanto a mi propia seguridad, lo cual nunca antes había tenido” (Cita real de una carta que José escribió en Carthage).

Seguramente vine aquí como un cordero al matadero.

En estos, probablemente mis últimos momentos, mis pensamientos están con ustedes y con las generaciones futuras, y todo lo que puedan tener que soportar.

Si alguien sabe lo difícil que puede ser la vida, ciertamente soy yo. Pasé meses en la cárcel preguntándome por qué Dios permitiría que cosas tan terribles no solo me ocurrieran a mí, sino a sus más humildes seguidores. Me preguntaba en dónde estaba Él cuando más lo necesitábamos.

Les puedo asegurar que Él nunca estuvo más cerca.

José Smith

Déjame compartirte una lección que aprendí hace mucho tiempo. De hecho, fue una de las primeras lecciones que recuerdo que tuvo algún significado espiritual para mí. Fue durante una época de gran confusión religiosa.

Como un joven de 14 años, me sentí extremadamente preocupado por mi bienestar religioso. ¿Pero a quién iba a recurrir? No tuve respuestas entre los predicadores. Nadie parecía tener las respuestas “correctas” a ninguna de mis preguntas. ¿Cómo podría Dios ser autor de toda esa confusión?

Como saben, fui inspirado a pedirle al Señor por mí mismo. Me tomó tiempo y esfuerzo decidir exactamente cómo iba a hacerlo. Si la promesa en Santiago era real, entonces debía estar seguro de hacer todo lo posible para hacerlo bien.

Tenme paciencia mientras me tomo algo de tiempo para concentrarme en una parte de esta historia que generalmente no es el punto principal.

Por primera vez en mi vida, sentí que había empezado a recorrer el camino que tenía que seguir. Me sentí inspirado y seguro de que estaba haciendo lo correcto.

Conoces el sentimiento. A menudo, nos sentimos guiados por Dios a lugares a los que tenemos que ir.

hombre

Lo que sucedió inmediatamente después de que inicié mi oración no sólo fue inesperado, sino que pareció ser opuesto a todo lo que creía que sucedería.

Fui apoderado por una fuerza que me dominó por completo.

Este sentimiento era nuevo para mí. Algo, por alguna razón, quería destruirme.

Observa la secuencia en que sucedieron los eventos.

La “fuerza” no desapareció cuando por primera vez me di cuenta que me vencía. No desapareció cuando me trabó la lengua para que no pudiera hablar. N siquiera desapareció cuando una densa oscuridad se formó al alrededor mío, y me pareció por un momento que estaba destinado a una destrucción repentina.

Todas esas fueron experiencias terribles, terribles. Sin embargo, esa fuerza persistió.

Mexico y enemigo

Finalmente, esforzándome con todo mi aliento, justo en el momento en que estaba listo para hundirme en la desesperación y entregarme a la destrucción por un ser maligno real, invoqué a Dios. Le supliqué que me ayudara a liberarme de una influencia tan maligna.

Fue en ese preciso momento, que vi una columna de luz. Fui liberado del enemigo que me había sujetado.

Mientras que el mensaje que vino después de esa experiencia ciertamente tendría consecuencias eternas para todos los hijos de Dios… Deseo hacer énfasis por un momento en un mensaje que ciertamente tendrá consecuencias para sus vidas en este momento.

La necesidad de pasar por pruebas aparentemente imposibles es parte de esta vida.

Si hay algo que sé, casi con más certeza que cualquier otra cosa, es que todos en esta tierra tienen sus propias cargas que sobrellevar. Y con esa misma certeza, todos nosotros a veces nos sentimos vencidos por el peso que llevamos sobre nuestras espaldas.

Pero te digo, ¡no te des por vencido!

A menudo, los problemas y el estrés no desaparecen cuando nos damos cuenta que nos están venciendo. Sentiremos su peso, nos sentiremos pisoteados. Podemos sentir que la destrucción se avecina a la vuelta de la esquina.

Incluso puede llegar al punto en que nos sintamos que estamos sujetos por ello. Sentimos que no tenemos salida, ni una forma de hablar y no existe escapatoria. Nos encontramos completamente presos por el estrés y las dificultades que tratan de dominarnos.

Y la peor parte, es que incluso entonces, los problemas pueden no desaparecer.

Sin embargo, testifico ante ustedes, que existe una luz que nos sacará de los problemas que nos mantienen sujetos.

Lo más probable es que llegue en el momento exacto en que estemos listos para hundirnos, rendirnos y aceptar nuestro destino inminente. Cuando no existe otra alternativa. Cuando la única salida parece aceptar que nuestra destrucción es inminente.

Jesucristo

Es en esos momentos que nuestras súplicas a Dios son más importantes que nunca.

Ejerce hasta la última gota de energía, cada pequeño esfuerzo que tengas, y puedo asegurarte que Dios estará allí en una columna de luz brillante para sacarnos de los momentos en los que nos sentimos tan irremediablemente dominados.

Nunca te rindas. Nunca dejes de suplicar a Dios.

No sé exactamente por qué a menudo, es en el momento de la destrucción donde Dios decide enviar la ayuda que precisamos.

Sé que todo lo que experimentamos es para nuestro propio bien.

Después de todo, tenemos un Salvador de nuestro lado que sabe exactamente por lo que estamos pasando. Y aún mejor, descendió por debajo de todo lo que alguien haya experimentado

Él sufrió voluntariamente hasta este punto y murió para poder saber cómo socorrer a Su pueblo.

Les testifico que Él vive. Después de todo lo que he visto, después de todo lo que he experimentado, y más importante aún, después de todas las tentaciones, pruebas y tragedias que me han sujetado, ¡lo único que deseo proclamar es que VIVE!

Este es el mensaje sagrado que Satanás trató tan desesperadamente de evitar que Dios restaurara al mundo ese día de primavera en 1820.

Hay esperanza. Hay vida. Hay salvación a través del Gran Redentor.

Su ayuda siempre se interpondrá en su camino, y vendrá en el momento en que más la necesitamos.

Por lo tanto, a aquellos que pueden sentirse dominados, que pueden sentir que no hay salida, ni escapatoria, les pido… sigan adelante. Están muy cerca del alivio que han estado buscando.

Dios tiene muchos milagros y bendiciones esperándoles del otro lado. Él escucha su llanto. Él escucha sus súplicas. Y les prometo que Él vendrá a ustedes en una columna de luz que eliminará cualquier cosa y todo lo que les impedirá seguir a Su Hijo de regreso a su hogar celestial.

No estoy seguro de cuánto tiempo más podré estar aquí. Pero permitan que mi vida y mi sangre sean un testimonio de que Dios vive y nos ama. Él envió a Su Hijo a descender debajo de todas las cosas para que podamos ser elevados por encima de todas las cosas.

Es mi deseo que todos ustedes puedan suplicar a Dios por la misericordia, el amor y el alivio del que todos y cada uno de ustedes son dignos, independientemente de sus circunstancias.

Hasta que nos volvamos a encontrar,

José Smith, hijo.

Este artículo fue escrito originalmente por Conner Johnson y fue publicado originalmente por thirdhour.org bajo el título “A Letter Joseph Smith Would Probably Write to Any of Us Ready to Give Up

Comentarios
Siento que no soy importante.
Sandra
Ojalá fuéramos la iglesia que el Señor le reveló a José Smith.
V José

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