La semana pasada debido al cumpleaños de nuestro amado profeta Russell M. Nelson, pensé en algunas cosas que aprendí de él.
Se me vino a la mente el nombre de uno de sus discursos antes de ser llamado como profeta. El discurso es “La inminencia de la perfección“. Decidí leer este discurso del año 1995 una vez más y, al hacerlo, me llamó la atención una frase:
“El Señor restauró Su Iglesia para ayudarnos a prepararnos para alcanzar la perfección”.
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Si bien nuestra meta eterna es la perfección, en la vida terrenal, una de las formas en que nos preparamos para ello es a través de la Iglesia restaurada del Señor. Asimismo, parte de la historia de esta Iglesia restaurada es la imperfección.
Al hablar en la Conferencia General de abril de 2020, el élder Dieter F.Uchtdorf compartió:
“Dios no esperó hasta encontrar a una persona perfecta para restaurar Su Evangelio”.
“De ser así, todavía estaría esperando”.
“José era muy parecido a ti y a mí. Aunque José cometía errores, Dios obró a través de él para cumplir Sus grandes propósitos”.
Recuerdo haber hecho una pausa por un segundo cuando escuché por primera vez al élder Uchtdorf decir: “José era muy parecido a ti y a mí”.
Todavía hago una pausa cuando pienso en eso. ¿José Smith, el profeta de la Restauración, era como yo? Imposible.
Sin embargo, cuando medito un poco más, me doy cuenta de que sí, José era imperfecto como yo. Cometió errores como yo. Sin embargo, a través de él, Dios aún pudo lograr grandes cosas.
En su discurso, el élder Uchtdorf señaló que José Smith recibió muchas revelaciones cuando era joven.
En una nota al pie de página de su discurso, el élder Uchtdorf señala que José Smith recibió más de 100 revelaciones antes de cumplir 30 años. Esas revelaciones se encuentran registradas en Doctrina y Convenios.
“Carecía de experiencia y, para algunas personas, probablemente parecía poco capacitado para ser el profeta del Señor”, dijo el élder Uchtdorf.
Puede haber ocasiones en las que nosotros también sintamos que no estamos preparados para responder a los llamados del Señor.
José fue llamado por Dios y respondió a ese llamado, aunque no se sintiera preparado. Asimismo, vemos en la historia de José cómo Dios cree en el hombre.
Al hablar de la Primera Visión, el élder Uchtdorf dijo: “¡Piensa en eso por un momento! ¡El Dios del universo se apareció al hombre!”
Quizás esa sea una de mis verdades favoritas de la Primera Visión. Que el Dios de todo el universo obra a través del “débil y el sencillo para llevar a cabo Sus propósitos”, como dijo el élder Uchtdorf.
Espero que mientras nos preparamos para escuchar a nuestro profeta en la Conferencia General de octubre, podamos estar listos para saber cómo Dios puede obrar a través de nosotros, los débiles y los sencillos, para llevar a cabo Sus sabios propósitos.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Lindsey Williams y fue publicado en ldsliving.com con el título “Of the many truths we learn from the First Vision, this is one of my favorites”.