El último miércoles, The Associated Press realizó un seminario virtual que se tituló, “¿La fe interviene de alguna manera en la salud mental?”
En el seminario, se habló sobre la brecha que existe entre estos dos temas aparentemente tabú.
Natasha Mikles, profesora asistente de filosofía y estudios religiosos de la Universidad Estatal de Texas, fue la anfitriona. Los panelistas fueron: Thema Bryant, presidenta electa de la Asociación Americana de Psicología; David Morris, psicólogo y escritor; y el rabino Seth Winberg, director ejecutivo y capellán principal de Brandeis Hillel.
A continuación, compartiremos algunos puntos que se abordaron en dicho seminario. ¡Veamos!
La brecha entre la religión y la salud mental
Con frecuencia, la religión se enfoca en las cosas que no se ven, mientras que la psicología es una ciencia que se enfoca en los hechos.
“Hay un fuerte empirismo, un fuerte enfoque en los hechos, en la disciplina de la psicología. Lo verdadero son sólo las cosas que se observan; eso trasciende la cultura en general”, dijo Morris.
Estos puntos de vista contradictorios son la causa de la desconexión entre dos comunidades: aquellos del campo de la salud mental y los grupos religiosos, según Bryant.
“Hay investigaciones que muestran que los profesionales de la salud mental, en promedio, respaldan una religiosidad más baja que el público en general.
Asimismo, existen profesionales que no se identifican a sí mismos como personas de fe; sin embargo, están creando modelos terapéuticos para personas cuya fe puede ser muy central.
Estamos usando dos idiomas diferentes”, dijo.
Bryant dijo que no es un escenario en el que debas tener solo uno u otro, religión o terapia. Las herramientas de ambos campos deben implementarse juntas como una combinación personalizada para cada individuo, dijo.
Además, Bryant señaló que su organización tiene una división que ayuda a cerrar la brecha entre la psicología y la religión.
Construye colaboraciones entre las comunidades religiosas y psicológicas para encontrar mejores resultados que los que cualquiera de ellos podría proporcionar por sí solo.
¿La religión puede ayudar o dañar la salud mental?
Bryant usó un ejemplo de una investigación que se realizó durante el huracán Katrina.
En dicha investigación, se preguntó a varios niños sobre su perspectiva de Dios durante ese momento de emociones a flor de piel.
Hubo un tema entre las respuestas: los niños dijeron que Dios los había salvado o les había infligido el daño como castigo.
Esas dos mentalidades están presentes en el mundo religioso en general, dijo Bryant, y tienen implicaciones para la salud mental.
Cuando el individuo considera que la fe es beneficiosa, está en el lado positivo de la religión o demuestra un “afrontamiento religioso positivo”. Los niños que respondieron positivamente acerca de Dios demostraron esta mentalidad.
Por otro lado, existe una mentalidad negativa que podemos desarrollar a partir de la religión que Bryant llamó “afrontamiento religioso negativo”.
En lugar de ver a Dios como bueno, los niños que tenían este punto de vista pensaron que Dios les envió ese dolor para castigarlos. Con frecuencia, esta creencia puede ser destructiva para la salud mental porque genera sentimientos de culpa.
El rabino Winberg describió este sentimiento de miedo o culpa como una emoción potente que puede determinar si enfrentamos positiva o negativamente las creencias religiosas.
Puede ser un factor determinante para que la religión duela o ayude en casos de depresión y en el bienestar mental en general, dijo.
Según Morris, necesitamos estas mentalidades para que menos personas estén en los extremos de este espectro de creencias.
El cambio requerirá esfuerzo
Con frecuencia, en su salón de clases de la Universidad Estatal de Texas, Mikles comparte una frase sobre la importancia de la individualidad. Durante el evento, ella dijo que los profesionales de la salud mental deberían tener en cuenta esa misma lección.
“No existe el cristianismo, solo existen los cristianos. No existe tal cosa como el islam, solo existen los musulmanes. Esto se trata de centrarnos en los individuos”, dijo Mikles.
El rabino Winberg sugirió que, en el futuro, los profesionales religiosos, como él, tendrán que abogar por que sus congregaciones obtengan ayuda fuera del ámbito religioso.
“Los líderes religiosos pueden recomendar profesionales de la salud mental”, dijo.
El rabino Winberg y otros panelistas expresaron su esperanza de que sea posible superar la brecha actual entre la fe y la salud mental. Si la brecha se cierra, será por el bien de ambos mundos, dijeron los participantes del seminario.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Zoë Petersen y fue publicado en Deseret News con el título “Defining the gap between the worlds of faith and mental health”.