En la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días hablamos con frecuencia de la inmortalidad, la vida eterna y la exaltación. Pero ¿realmente entendemos qué significa cada uno de estos términos? Aunque a veces se usan como sinónimos, en realidad describen diferentes etapas o niveles dentro del plan de salvación. Aquí te lo explicamos de forma clara y directa.
Todos seremos inmortales

Gracias a Jesucristo, la resurrección es un regalo universal. No importa quién seas ni cómo haya sido tu vida, llegará el momento en que todos recibiremos un cuerpo perfecto, libre de muerte y corrupción. Eso es lo que llamamos inmortalidad: vivir para siempre después de esta vida.
Como enseña el Libro de Mormón, “Más hay una resurección (…) y el aguijón de la muerte es consumido en Cristo” (Mosíah 16:8). El profeta Abinadí explicó que este don es posible únicamente gracias a la expiación del Salvador. No depende de nuestras obras ni decisiones, sino de Su amor por toda la humanidad.
¿Y cómo se vence ese “aguijón” de la muerte?

Aunque la muerte duele, el Evangelio nos ofrece respuestas que calman el alma. Gracias a Jesucristo, el temor y el vacío pueden transformarse en esperanza y paz duradera.
- El dolor por perder a un ser querido puede ser aliviado por el consuelo que solo Cristo ofrece.
- Las ordenanzas del templo, como los sellamientos, dan esperanza eterna.
- Para los justos, la muerte no es motivo de miedo.
- El apóstol Pablo enseñó que el verdadero aguijón de la muerte es el pecado, y eso también lo venció Cristo.
Vida eterna: vivir con Dios
Ahora, vivir para siempre no es lo mismo que vivir con Dios. La vida eterna, en la doctrina de la Iglesia, se refiere a morar con nuestro Padre Celestial y con Jesucristo en el Reino Celestial. Es una forma de existencia que implica más que duración; implica calidad, cercanía y plenitud.
Jesús mismo lo explicó: “Esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan 17:3). O sea, conocer a Dios no solo es aprender de Él, sino vivir como Él vive.
¿Qué se necesita para recibir vida eterna?
Como enseñó el presidente Harold B. Lee, debemos conocer a Dios y a Jesucristo, lo que implica obediencia, compromiso y transformación personal. La vida eterna es para quienes hacen y honran convenios, no solo para quienes creen. No podemos conocer verdaderamente a Dios si no estudiamos sobre Él y ponemos en práctica lo que aprendemos. Al hacerlo, recibimos más luz, más conocimiento y nos acercamos más a Su presencia.

Los convenios del Evangelio como el bautismo, la confirmación y los convenios del templo son esenciales. Entre ellos, el matrimonio eterno tiene un lugar especial, ya que es la base para avanzar hacia la exaltación.
Exaltación: llegar a ser como Dios
La exaltación es el nivel más alto de gloria en la vida eterna. Quienes la alcanzan no solo vivirán con Dios, sino que llegarán a ser como Él. Tendrán la capacidad de seguir creciendo eternamente, recibir “todo lo que el Padre tiene” y formar familias eternas.
El profeta José Smith recibió una revelación que lo explica con claridad (DyC 76:50–70): los exaltados serán “dioses, aun los hijos de Dios”. Esta promesa no es simbólica ni decorativa. Es una visión del potencial divino que tenemos como hijos e hijas de Dios.
Pero no es automático ni sencillo. La exaltación requiere fe constante, obediencia, arrepentimiento continuo y lealtad al Salvador. También incluye recibir las ordenanzas del templo y perseverar hasta el fin.
¿Cómo saber qué gloria queremos alcanzar?

Rudger Clawson, un apóstol de principios del siglo XX, dijo que la sección 76 de Doctrina y Convenios nos permite decidir por nosotros mismos a qué gloria aspiramos, y qué debemos hacer para alcanzarla. Es como un mapa detallado del plan de Dios para Sus hijos.
Además, la exaltación no es un punto final, sino un proceso eterno. Como enseñan los profetas, incluso después de esta vida seguiremos aprendiendo, creciendo y progresando.
Entonces… ¿Cuál es la diferencia?
Finalmente, entenderíamos la inmortalidad, vida eterna y exaltación de la siguiente forma:
| Inmortalidad | Vida eterna | Exaltación |
| Todos la recibirán, es un regalo de Cristo | Es vivir con Dios; se alcanza al guardar convenios y seguir al Salvador. | Es llegar a ser como Dios y vivir en familia por la eternidad; es el objetivo más elevado. |
Comprender esta diferencia nos ayuda a ver nuestra vida con más propósito. No se trata solo de vivir para siempre, sino de vivir con Dios y como Dios. Y ese camino empieza ahora.
Fuente: Ask Gramps



