Hace unos días, Paul Mero, un hombre al que admiré durante mucho tiempo, escribió un artículo de opinión sobre la situación de la iglesia en Los Estados Unidos titulado: “La Iglesia de Jesucristo debería renunciar a su estado de exención de impuestos”.
Ya que, he dejado constancia de que anteriormente califiqué el argumento de que las iglesias deberían pagar impuestos como “un argumento terrible”. Pensé que probablemente debería tratar de abordar esta conversación con Mero.
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En su artículo, Mero hace algunos puntos:
1. La Iglesia puede continuar su misión con menos medios económicos.
2. Los miembros de la Iglesia continuarán donando debido a su fidelidad, incluso si no es deducible de impuestos.
3. Las exenciones de impuestos no protegen a los religiosos de la interferencia del gobierno.
4. La exención de impuestos de la Iglesia les da a sus detractores una plataforma para criticar a la Iglesia.
Claramente, Mero tiene buenas intenciones. Él cree que los efectos negativos serían menores. No obstante, creo que su argumento falla en el beneficio que proporcionaría a la Iglesia.
El único beneficio que Mero puede sugerir es que, actualmente, algunos detractores argumentan que la Iglesia debería pagar impuestos.
Ciertamente, la Iglesia podría sobrevivir pagando impuestos. No obstante, esos fondos se quitarían para cumplir la misión de la misma.
El único logro sería quitarles un problema a los detractores.
Sin embargo, esta crítica no es virtuosa. Casi siempre es un intento de discriminación religiosa, ya que se argumenta que las organizaciones religiosas sin fines de lucro deben ser tratadas peor que todas las demás organizaciones sin fines de lucro.
Actualmente, las organizaciones religiosas sin fines de lucro tienen algunos beneficios que otras no. No obstante, los argumentos para gravar a las iglesias no buscan eliminar esos beneficios adicionales menores, sino quitarles un beneficio importante que tienen todas las demás organizaciones sin fines de lucro.
Es muy poco probable que esto reduzca la crítica total a la Iglesia.
Es probable que nadie que critique a la Iglesia por su estatus fiscal se una si comienza a pagar impuestos.
Siempre habrá algún tema nuevo que criticar, sea real o inventado, que inmediatamente llene el vacío.
Las críticas no disminuirán, simplemente pasarán a un tema diferente.
Cabe resaltar que La iglesia de Jesucristo fuera de los Estados Unidos paga y declara impuestos donde la ley se lo que requiera.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por C.D. Cunningham y fue publicado en Public Square Magazine con el título “Should the church pay taxes?”