Evitar la pornografía es vital para desarrollar relaciones románticas sanas y duraderas.
Recientemente, BYU publicó los resultados de un estudio que realizó a 3,500 personas que actualmente tienen una relación sentimental y utilizaron pornografía.
Se analizó el vínculo entre el uso de pornografía, el género, la adicción y la religión.
Los investigadores no expusieron a los participantes a material pornográfico. No obstante, les pidieron que respondieran preguntas específicas sobre el consumo de pornografía, su nivel de satisfacción y estabilidad en su relación.
Si bien existen factores complejos entre el uso de la pornografía, el género, las creencias sobre la adicción y la religión, los resultados de la investigación mostraron que el uso de pornografía tanto en hombres como en mujeres, en cualquier nivel, tienen un impacto negativo en las relaciones románticas. Especialmente, en la estabilidad de las relaciones.
“Es cierto que el tipo de contenido pornográfico puede tener mayores efectos negativos en el bienestar de las relaciones que otros factores.
Por otro lado, los hombres que practican la religión parecen resultar más afectados al ver pornografía. Esto debido a la sensación de no estar en armonía con sus creencias morales.
No obstante, el hecho es que el uso de la pornografía debilita la estabilidad de las relaciones sentimentales tanto para hombres como para mujeres”, dijo el Dr. Brian Willoughby, profesor de la facultad de vida familiar de BYU y coautor del estudio.
La investigación sugiere que el uso regular de pornografía resulta en una mala salud relacional.
“A medida que se reveló un mayor uso de pornografía, los hombres y las mujeres también informaron una menor estabilidad en sus relaciones”, dijo Willoughby.
Agregó:
“Pienso que debemos hablar más sobre el uso de pornografía como un factor de riesgo para las relaciones.
Es probable que, la mayoría de las parejas no sepan que el uso de pornografía puede generar riesgos o daños en su relación.
Espero que una investigación como esta pueda dar inicio a conversaciones sobre la necesidad de educar al público sobre los daños potenciales de la pornografía y crear mejores recursos para que las personas y las parejas aborden este tema”.
Carson Dover, estudiante de posgrado de BYU, fue coautor del estudio.
Fuente: Meridian Magazine