Con frecuencia, escuchamos a alguien en la Iglesia decir que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es la única iglesia verdadera sobre la faz de la Tierra.
Sin embargo, a pesar de ser una frase muy común entre los miembros de la Iglesia, es algo que puede sonar muy arrogante para aquellos que están conociendo nuestra fe.
De alguna manera, decir que la Iglesia de Jesucristo es la única iglesia verdadera también parece implicar que todas las demás iglesias que existen son terribles, lo cual no es verdad.
Por eso, he realizado este artículo para entender la situación y también sugerir un nuevo enfoque. Veamos.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días
Cuando Jesucristo comenzó Su ministerio terrenal, organizó Su Iglesia, la Iglesia de Jesucristo, con una estructura bien conocida. En la Iglesia de Cristo había:
- 1 profeta: Jesucristo
- 12 apóstoles
- La autoridad de Dios: El sacerdocio
- Revelación continua
Estos cuatro elementos fueron de suma importancia en la época de Cristo, puesto que solo mediante a esta estructura la Iglesia de Jesucristo continuó existiendo aún después de Su ascensión a los cielos, y aseguró que las promesas que hagamos aquí en la Tierra también fueran válidas para Dios (Mateo 18:18).
La Gran Apostasía
La Iglesia de Jesucristo continuó existiendo incluso sin la presencia física del Salvador en el mundo.
Pedro, el apóstol más antiguo, se convirtió en el presidente de la Iglesia de Jesucristo y continuó la obra que le fue encomendada por Él (Mateo 28:19-20).
Por un tiempo, Pedro y los apóstoles continuaron enseñando el evangelio y ayudando a los miembros de la Iglesia que se desviaban de la doctrina enseñada por Cristo.
Sin embargo, poco a poco fueron perseguidos y martirizados a medida que la hostilidad contra la Iglesia aumentaba, dando inicio a un período de Gran Apostasía, es decir, un alejamiento de Dios (Amós 8:11-12).
En resumen, los factores que contribuyeron al gran período de oscuridad espiritual conocido como la Gran Apostasía fueron: (1) la corrupción de las doctrinas de la Iglesia, (2) cambios realizados sin autorización divina, sin el sacerdocio, y (3) la persecución brutal contra los miembros de la Iglesia.
La restauración de la Iglesia de Jesucristo
Después de muchos años sin la Iglesia de Jesucristo en la Tierra, sin el sacerdocio y sin la revelación continua, Dios nos mostró que era el momento adecuado para restaurar La Iglesia de Jesucristo en los últimos días (Hechos 3:19-21).
La Primera Visión de José Smith marcó el comienzo de la restauración del evangelio de Jesucristo en el mundo.
En los años siguientes, Cristo restauró Su sacerdocio y reorganizó Su Iglesia. Continuó revelando verdades a Sus profetas y restaurando bendiciones que habían sido quitadas del mundo durante tanto tiempo.
Y es gracias a esta restauración que hoy en día La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días cuenta con la siguiente estructura:
- 1 profeta
- 12 apóstoles
- La autoridad de Dios: el Sacerdocio
- Revelación divina
Es la misma estructura que tuvo la Iglesia de Cristo en la antigüedad.
Una nueva cultura
Cuando decimos que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es “la única iglesia verdadera y viviente sobre la faz de toda la Tierra, con la cual el Señor, [está bien complacido]” (DyC 1:30), no estamos tratando de decir que somos mejores que otras iglesias y denominaciones.
Lo que queremos decir es que esta es la Iglesia de Jesucristo. Él la dirige, Él la restauró, Él le dio Su autoridad. Debido a esto, hay algunas cosas que solo esta Iglesia puede proporcionar, como profetas, apóstoles, ordenanzas del templo, convenios y el Libro de Mormón.
Estamos muy agradecidos por todas estas cosas y queremos compartirlas con todos, con amor y cariño sincero hacia nuestros hermanos y hermanas, y no porque queremos tener razón.
Podemos testificar con confianza acerca de la Iglesia, pero nunca debemos ser arrogantes o irrespetuosos con las creencias de las personas. El profeta José Smith enseñó una vez:
“No le pedimos a las personas que descarten todas las cosas buenas que tienen; solo les pedimos que vengan con nosotros y obtengan más cosas buenas”.
Esa no es nuestra intención
Entonces, si no eres miembro de la Iglesia y algún día escuchas a un Santo de los Últimos Días testificar y usar las palabras “esta es la única y verdadera Iglesia”, por favor, no te ofendas. Esa no es nuestra intención. Simplemente estamos hablando de algo en lo que creemos y eso no nos coloca en una posición de superioridad.
Ahora, si eres parte de la membresía de la Iglesia de Jesucristo y has usado esas palabras o algo similar al compartir tu testimonio, piensa en cómo aquellas palabras son recibidas por las personas que tienen fe en otras denominaciones.
Puede resultar ofensivo escuchar que esta o aquella religión es la verdadera o la correcta. Recuerda que Jesucristo enseñó que debemos amar a nuestro prójimo y el respeto debe provenir de ese amor.
En 2016, el élder Ronald A. Rasband enseñó:
“Al aceptar la invitación de tratar a los demás con espíritu de justicia, sentirán que aumenta el amor del Salvador por ustedes y por todos los hijos del Padre Celestial”.
Por lo tanto, debemos encontrar la manera en que la persona que escucha nuestro testimonio sienta nuestro amor por el evangelio restaurado y quiera entender por qué tenemos tanta certeza en nuestras afirmaciones.
Fuente: maisfe.org