Bueno, tal vez no TODAS las lecciones de mi vida. Definitivamente, no me enseñaron cómo calcular una propina o cambiar una llanta (lo que todavía no puedo hacer porque, para ser totalmente sincera, tengo la fuerza de la parte superior del cuerpo de un ratón recién nacido).
Sinceramente, Lamán y Lemuel pudieron ser personas muy malas y, a primera vista, puede parecer que no hay mucho que aprender de sus ejemplos. Pero, aun así, aprendí de ellos algunas de las lecciones más importantes de mi vida (“Aprendí de Lamán y Lemuel algunas de las lecciones de mi vida” no era un título tan atractivo, ¿cierto?). Es decir, me enseñaron que gran parte de la vida y el gozo que encontramos en ella se reducen a nuestra actitud.
Tomar las decisiones correctas
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Cuando pienso en Lamán y Lemuel, no mentiré, lo primero que se me viene a la mente es la descripción de las Escrituras de ellos… Y la queja de mi hermana de que el vestido de Nefi no le llegaba a sus rodillas.
Sin embargo, a partir de ahí, generalmente pienso en cuánto dolor causaron a los demás simplemente por ser tercos y egoístas.
No obstante, a pesar de su frecuente insensatez, la realidad es que tomaron algunas buenas decisiones antes de arruinarlo todo por tener una mala actitud. Déjame darte algunos ejemplos:
- Cuando su padre tuvo la visión de que necesitaban dejar Jerusalén, Lamán y Lemuel decidieron irse con su familia a pesar de que amaban su hogar
- Después de que Lehi tuvo la visión de que necesitaba las planchas de bronce, fueron con Nefi y Sam a Jerusalén y regresaron con ellos en lugar de quedarse ahí
- Incluso, después de que Labán echó a Lamán, todos los hermanos siguieron intentando obtener las planchas al persuadir a Labán con riquezas en lugar de rendirse y marcharse
- Si bien regresar a casa probablemente fue doloroso y triste para ellos, Lamán y Lemuel aceptaron regresar cuando Lehi les mandó que persuadieran a la familia de Ismael para que se uniera a ellos en el desierto. (Además, estoy segura de que la conversación fue un poco extraña: “Mi padre nos pidió que les dijéramos que abandonen todas sus comodidades y vengan a acampar con nosotros en el desierto. ¿Les parece bien? Además, nos casaremos con sus hijas, espero que sea genial”)
- Después de que recibieron una doctrina “difícil”, se humillaron y se arrepintieron
Claramente, existen muchos casos en los que Lamán y Lemuel eligieron hacer lo correcto incluso cuando fue difícil. Ellos, como sus hermanos, obviamente entendieron la importancia de la familia y la realidad de Dios.
Del mismo modo, tuvieron todas las oportunidades para ser justos y escoger vivir según los mandamientos de Dios. Pero, en cambio eligieron tener una mala actitud y renunciar a Sus bendiciones por ser obstinados y crueles.
Todo lo bueno que hicieron, todas las decisiones correctas que tomaron, terminó siendo totalmente opacado por una muy mala actitud que permitieron que gobernara sus vidas.
Mala actitud
No puedo pensar en nadie a quien se aplique mejor estas palabras que a Lamán y Lemuel. Son el mejor ejemplo de la mala actitud.
Nadie:
Yo: ¡Aquí están los ejemplos que todos están pidiendo!
- ¿Recuerdas aquella vez que Lamán y Lemuel LITERALMENTE VIERON UN ÁNGEL? Esa es una experiencia que han tenido muy pocas personas y en lugar de sorprenderse, solo estaban como “puf”. Cita directa. Pero, en realidad, inmediatamente, comenzaron a quejarse en lugar de estar agradecidos por tener una visita espiritual tan increíble y espiritual
- En lugar de estar agradecidos porque su padre los estaba salvando de la destrucción, se enojaron con él y hablaron a sus espaldas
- En lugar de estar agradecidos por todas las cosas increíbles que hizo Nefi (y todas las veces que les salvó el pellejo), se resintieron constantemente con él y lo agredieron físicamente
- Cuando Nefi rompió su arco, estaban muy enojados con él y mostraron falta de empatía y compasión, aunque también habían roto sus arcos. En un devocional de BYU, la bibliotecaria de la universidad, Jennifer Paustenbaugh, comentó: “El hecho de que los arcos [de Lamán y Lemuel] ‘perdieran su elasticidad’ (por tirar demasiado lejos o la pereza de no haber liberado la tensión de sus arcos al final del día) y el hecho de que no hicieron nada por reemplazar estas herramientas importantes parecía una pérdida para ellos”. La frustración por no poder obtener alimentos es comprensible, pero la actitud a la que eligieron someterse es de una total hipocresía.
La lista que contiene ejemplos de las malas actitudes de Lamán y Lemuel podría continuar. Pero, la dejaré ahí. A pesar de las innumerables bendiciones que recibieron, rechazaron continuamente la oportunidad de acercarse y comprender a Dios. En lugar de escoger la felicidad, eligieron una mala actitud.
Escoger el gozo
Hace casi veinte años, Neal A. Maxwell ofreció un discurso sobre la falta de comprensión espiritual de Lamán y Lamuel. Nefi escribe que “murmuraban en contra de su padre; y hacían esto porque no conocían la manera de proceder de aquel Dios que los había creado”.
El discurso del Élder Maxwell se centró en esta descripción y en las bendiciones que estos hermanos obstinados perdieron por no conocer a Dios.
Dijo:
Si sentimos amor por Dios y conocemos Su bondad, confiaremos en Él aun cuando estemos perplejos.
Por eso, Lamán y Lemuel no entendían la relación del hombre con Dios y, peor aún, tampoco querían entender. Lo que trataron de hacer fue mantenerse distanciados de Dios; además, como eran intelectualmente holgazanes, no contaron sus bendiciones cuando la gratitud podría haber disminuido la distancia. Pero para ellos nunca llegó el momento de hacer un inventario.
Lamán y Lemuel mantuvieron intencionalmente su distancia con Dios y centraron sus corazones en cosas mundanas como el poder y la popularidad. El Élder Maxwell explicó con más detalle:
Propensos a la furia y rápidos para quejarse, apenas recordaban la última vez que se les había rescatado al presentárseles la próxima dificultad. En cambio, por faltarles la perspectiva del Evangelio, las preocupaciones cotidianas, como la de un arco roto encima de todo lo demás, predominaban sobre lo eterno. La nuestra es también una época de egoísmo, de conducta circunstancial, ¡como si los Diez Mandamientos provinieran de un grupo de tertulia!
… Irónicamente, muchos que como Lamán y Lemuel son los primeros en exigir señales, después son los primeros en desecharlas. Algunos exigen más milagros al mismo tiempo que consumen su diario menú de maná y olvidan la extraordinaria Fuente de la que procede.
Lamán y Lemuel eligieron constantemente ignorar la mano de Dios en sus vidas. Convenientemente, hicieron caso omiso de Su consejo cuando sintieron que esos mandamientos no se ajustaban a ellos y constantemente optaron por una mala actitud.
A pesar de que sus historias no terminaron bien, fueron apartados de la presencia del Señor por sus malas decisiones y falta de humildad, podemos aprender de ellos.
Lamán y Lemuel, por las consecuencias de elegir constantemente el odio y la incredulidad, el valor de la adhesión a los mandamientos de Dios, la importancia del amor fraternal y la bondad con todos los que nos rodean, y el principio de fe en la adversidad.
Sobre todo, nos enseñan que, en lugar de escoger una mala actitud, siempre podemos escoger el positivismo y el gozo.
Esta es la traducción del artículo que fue escrito originalmente por Amy Keim y fue publicado en thirdhour.org con el título “All My Life Lessons, I Learned from Laman and Lemuel”.