Mientras los fanáticos de Disney de todo el mundo se preparan para el estreno del “Rey León”, quisimos compartir algunas de las lecciones del Evangelio que hacen que esta historia sea maravillosa.
“El Rey León” es una historia de arrepentimiento, asumir responsabilidades, cambiar para que podamos alcanzar el potencial divino dormido en todos nosotros.
La historia de Simba sobre el arrepentimiento no se trata de un tipo de conversión como la de Saúl/ Pablo. Simba no enfrenta pecados graves que atormentan su alma, como Alma. En cambio, Simba cae en el patrón de omisión autocomplaciente en lugar de la comisión del pecado, un patrón con el que muchos de nosotros podemos relacionarnos.
Aceptar nuestro potencial divino
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Mientras disfrutaba de su vida sin preocupaciones “Hakuna Matata”, Simba se despierta a la esperanza, el potencial y la herencia real que tiene para reclamar.
“Olvidaste quien eres y, por lo tanto, me olvidaste. Mira tu interior, Simba. Eres más de lo que te has convertido. Debes ocupar tu lugar en el Ciclo de la Vida. Recuerda quien eres. Eres mi hijo y el único rey verdadero. Recuerda quién eres”, le dice su padre, Mufasa.
Este consejo se parece mucho al que nuestro amoroso Padre Celestial nos da a través de sus profetas escogidos.
El Presidente Gordon B. Hinckley enseñó:
En su interior llevan una partícula de divinidad; poseen un tremendo potencial con ese atributo como una porción de su herencia divina. Nuestro Padre Celestial ha dotado a cada una con la enorme capacidad de hacer el bien en este mundo…
Algunas quizás piensen que no son tan atractivas, hermosas y encantadoras como quisieran serlo. Rechacen tales sentimientos, cultiven la luz que llevan en su interior, la cual resplandecerá como una radiante expresión que será vista por los demás.
Jamás deben sentirse inferiores, ni pensar que han nacido sin talento u oportunidades para expresarlo. Cultiven el talento que posean; este crecerá y se perfeccionara, convirtiéndose en una expresión de su verdadera personalidad, admirada por los demás.
En resumen, esfuércense un poco más por estar a la altura de la cualidad divina que llevan en su interior.
El arrepentimiento como cambio
La única manera en que Simba llega a su gran potencial es al aprender del pasado, poner a los demás antes que él mismo y cambiar su naturaleza, al igual que nosotros podemos alcanzar nuestro potencial divino al cambiar nuestros corazones y deseos a través de la Expiación del Salvador.
Sin embargo, con frecuencia este cambio es abrumador y doloroso, como Rafiki observa de manera muy sabia, “Ah, sí, el pasado puede doler. Pero, como lo veo, puedes huir de él o aprender de él”.
Como Simba, todos cometemos errores que traen sentimientos de vergüenza y culpa. Si bien nuestro primer instinto puede ser escondernos o huir de nuestros problemas, la verdadera sanación solo llega a través de la Expiación de Jesucristo.
Como el Presidente Russell M. Nelson enseñó durante la sesión del sacerdocio de la Conferencia General de abril de 2019:
La palabra arrepentimiento en el Nuevo Testamento en griego es metanoeo. El prefijo meta- significa “cambio”; el sufijo -noeo se relaciona con palabras griegas que significan “mente”, “conocimiento”, “espíritu” y “aliento”.
Por tanto, cuando Jesús nos pide, a ustedes y a mí que nos “arrepintamos”, nos invita a cambiar nuestra mente, conocimiento, espíritu, e incluso cómo respiramos. Nos pide que cambiemos la forma en que amamos, pensamos, servimos, invertimos el tiempo, tratamos a nuestra esposa, enseñamos a nuestros hijos, y aun cómo cuidamos nuestro cuerpo.
Nada es más liberador, más ennoblecedor ni más crucial para nuestro progreso individual que centrarse con regularidad y a diario en el arrepentimiento. El arrepentimiento no es un suceso; es un proceso; es la clave de la felicidad y la paz interior; cuando lo acompaña la fe, el arrepentimiento despeja el acceso al poder de la Expiación de Jesucristo
Aprendamos de nuestros errores del pasado y tengamos la humildad de aceptar la Expiación de Cristo un poco más para que también podamos “cultivar la luz” que llevamos en nuestro interior.
A medida que recordemos que verdaderamente somos hijos e hijas de Dios, que siempre nos amará, podemos encontrar el coraje para enfrentar nuestro pasado y experimentar un cambio real a través de la Expiación de Jesucristo.
El ensayo de temas del Evangelio, “Llegar a ser como Dios”, enseña este concepto a la perfección:
Cada uno tiene un núcleo eterno y es “un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales” (La Familia: Una Proclamación para el Mundo). Cada uno posee simientes de divinidad y debe escoger si vivirá en armonía o en tensión con dicha divinidad. Por medio de la Expiación de Jesucristo, todas las personas pueden “progresar hacia la perfección y finalmente lograr su destino divino”… [Creemos] que es sólo por medio de la Expiación de Jesucristo que podemos tener una firme esperanza de la gloria eterna, y que podemos acceder plenamente al poder de Su Expiación sólo por la fe en Jesucristo, el arrepentimiento, el bautismo, la recepción del don del Espíritu Santo y el perseverar hasta el fin, al seguir la instrucción y el ejemplo de Cristo (2 Nefi 31: 20).
Al reconocer quienes somos, arrepentirnos y seguir el ejemplo del Salvador, podemos superar nuestro pasado y alcanzar nuestro pleno potencial en el reino de Dios, al igual que Simba tomó su lugar en el Ciclo de la Vida.
Esta es una traducción del artículo que fue escrito originalmente por Lucy Stevenson y Danielle B. Wagner y fue publicado en ldsliving.com con el título “Profound Gospel Lessons from The Lion King”.