Ir los domingos a la Iglesia para aprender puede ser algo muy gratificante y hermoso.
Se nos enseña sobre Jesucristo y Su evangelio, algo que nos ayuda a tener esa renovación que todos necesitamos todas las semanas, sin embargo, es importante que todos aprendamos por nuestra propia cuenta.
Dios y Su Iglesia nos han dejado las herramientas necesarias para poder lograr esto. En Predicad Mi Evangelio se enseña:
“Aunque es muy importante aprender de un buen maestro, es más importante que usted tenga experiencias significativas de aprendizaje por su propia cuenta”.
Estas son 5 formas en cómo podemos amar y sacarle un mayor provecho a nuestro estudio personal y familiar de las Escrituras.
1. Comenzar con una oración
Comenzar cada estudio de las Escrituras con una oración nos brinda un momento de silencio para enfocar y redirigir nuestros pensamientos y nuestra mente.
Debemos invitar al Espíritu Santo a unirse a nosotros.
Él es el Maestro Supremo.
Él traerá muchas verdades a nuestra mente.
2. Buscar verdades sobre Jesucristo
No hay que complicarse demasiado. Las escrituras predican y enseñan sobre Cristo, así que lo más importante es enfocarnos en Él.
Marcar o resaltar los versículos que específicamente nombran a Jesucristo es una de las mejoras maneras de aprender de Él.
A Jesús se le menciona 3,925 veces a lo largo del Libro de Mormón, lo que equivale a una vez cada 1.7 versículos aproximadamente.
3. Utilizar las Escrituras en nuestra vida
El Libro de Mormón se escribió para nuestros días, por ello podemos aprender de los ejemplos de los profetas que lo escribieron y de quienes se hablan.
Todas las Escrituras pueden aplicarse a distintas situaciones de nuestra vida. A medida que las leamos, podemos preguntarnos:
“¿He tenido alguna experiencia similar en mi vida?”
“¿Cómo puedo ser más como [nombre del personaje] en esta situación?”
Además, se puede reemplazar los nombres de los personajes por el de uno mismo mientras se leen los versículos. Eso ayudará a poder identificarse y sentirse más en el papel dentro de la historia que se está relatando.
4. Registrar nuestros pensamientos y sentimientos
Mantener un diario de estudio mientras se lee es parte fundamental de nuestro aprendizaje.
Esto nos permitirá anotar cualquier impresión y pensamiento que venga a nuestra mente.
Esos pensamientos son sumamente personales y escribirlos nos ayudará a recordar lo que leímos y por qué eran importante.
Algo muy necesario es que lo volvamos revisar con frecuencia. Aquellas anotaciones y recuerdos serán como piedras iluminadas en momentos de oscuridad espiritual.
5. Compartir lo aprendido
Los estudios científicos han demostrado que compartir lo que uno ha aprendido ayuda a retener la información por más tiempo. Compartir una escritura con un amigo por mensaje de texto, o incluso en persona, nos beneficiará en gran manera.
A medida que hagamos nuestro estudio de las Escrituras una prioridad, nuestra vida se elevará, nuestra relación con Dios se fortalecerá, y recibiremos la fuerza necesaria para superar los desafíos y así encontrar un mayor gozo cada día.
Y tal como lo expresó el élder David A. Bednar, del Cuórum de los Doce Apóstoles, “es nuestra responsabilidad personal aprender lo que debemos aprender, vivir como sabemos vivir, y llegar a ser lo que el Maestro quiere que seamos”.
Fuente: LDS Daily
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