Pregunta
En el Libro de Mormón, la Liahona apareció como un “compás divino” que también mostraba mensajes escritos de Dios. ¿Cómo hacían Lehi y su familia para recibir esas instrucciones o advertencias?
Aunque la historia parezca antigua, su enseñanza es vigente: Dios nos habla de distintas maneras hoy, y nuestra actitud determina si escuchamos y aplicamos sus indicaciones.
Respuesta

Cuando Lehi y su familia salieron de Jerusalén, encontraron una esfera de bronce frente a su tienda, con dos agujas. Una indicaba el camino físico y la otra mostraba mensajes de Dios según su fidelidad.
Si confiaban y eran obedientes, recibían dirección; si dudaban o murmuraban, dejaba de funcionar.
«Vi las agujas que estaban en la esfera, y que funcionaban de acuerdo con la fe, diligencia y atención que nosotros les dábamos… Y así vemos que por pequeños medios el Señor puede realizar grandes cosas». – 1 Nefi 16:28-29.
Esto nos enseña que la guía de Dios no es automática, depende de nuestra disposición. Hoy, la Liahona se puede comparar con la oración, el estudio de las Escrituras y la conciencia espiritual.
Por ejemplo, si sentimos un impulso para ayudar a alguien, es como si Dios nos mostrara “la flecha del camino correcto”. Ignorarla es como tapar los ojos a nuestra propia brújula.
Un puente entre lo físico y lo espiritual

La Liahona tiene paralelos con los objetos sagrados antiguos, como el Urim y Thummim que los sacerdotes de Israel usaban para recibir revelación (Éxodo 28:30). Dios puede comunicarse de manera tangible, pero requiere atención y fe.
Nefi escribió:
Y aconteció que yo, Nefi, ascendí hasta la cima de la montaña conforme a las indicaciones dadas sobre la esfera. – 1 Nefi 16:30.
Esto nos recuerda que la revelación y las advertencias divinas suelen ser claras, pero también es importante considerar que necesitamos discernimiento para reconocerlas.
Una idea práctica es tomar un momento al día para revisar nuestras decisiones o pensamientos con oración breve y sincera puede ser nuestro propio “momento de Liahona”, donde pedimos claridad y dirección.
Cómo aplicarlo hoy

Más allá de su función práctica, la Liahona nos recuerda que Dios nos guía espiritualmente si buscamos con fe y perseverancia. Alma, un profeta del Libro de Mormón, comparó la Liahona con las “palabras de Cristo”:
“La vía está preparada, y si queremos mirar, podremos vivir para siempre”. – Alma 37:46.
En la vida diaria, esto se traduce en decisiones como:
- Escoger decir la verdad aunque sea difícil
- Servir a alguien sin esperar reconocimiento
- Escoger pensamientos y actitudes que reflejen paciencia y amor
Estas acciones son como mirar la Liahona: nos mantienen en el camino que Dios ha preparado para nosotros.
Pequeñas decisiones, gran diferencia

Hoy, la Liahona nos invita a preguntarnos: ¿estamos atentos a las indicaciones de Dios en nuestra vida diaria? Cada oración, cada estudio de las Escrituras, cada momento de servicio puede ser una oportunidad de recibir guía.
“Sí, y estáis dispuestos a llorar con los que lloran; sí, y a consolar a los que necesitan de consuelo, y ser testigos de Dios en todo tiempo, y en todas las cosas y en todo lugar en que estuvieseis, para que seáis redimidos por Dios.” – Mosíah 18:9-10.
Por ejemplo, si sentimos un impulso para ayudar a un compañero en problemas, obedecerlo puede evitar conflictos mayores y fortalecer relaciones. Ignorarlo puede traer dificultades, pero la lección es que Dios nos guía constantemente, y nuestra disposición define el resultado.
La historia de Lehi y su familia no es solo historia antigua. Es un recordatorio de que Dios quiere guiarnos, y que nuestra fe y constancia determinan cómo avanzamos en nuestro camino espiritual.
Fuente: Ask Gramps



