“Hay muchas cosas no esenciales que saturan nuestro tiempo y atención, pero la libertad religiosa y nuestro derecho de adorar a Dios siempre será esencial”.
No hay nada como una pandemia global para que podamos reflexionar en lo que más importa. El aislamiento físico forzado y la interrupción de la “rutina diaria” han creado momentos de soledad, de introspección y oportunidad para definir lo que es realmente esencial en nuestras vidas.
Recientemente tuve la oportunidad de entrevistar al exitoso autor Greg McKeown en mi podcast “Therefore, What?”. Su libro “Essentialism” (“El Esencialismo”) es un libro que debemos leer por muchas razones.
Cuando le pedí algunas aplicaciones específicas de los principios del libro para vivir como un “esencialista”, él rápidamente intervino utilizándome a mí y a mi horario actual como un ejemplo clínico para enfatizar su punto.
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Greg me dio una serie de ideas a considerar para que pudiera ser mi mejor yo, un yo más elevado, más exigente, más impactante y más auténtico. (Hablaré más sobre eso el próximo mes, ya que estoy a mitad del reto del esencialismo de 30 días. Estoy aprendiendo que hay muchas cosas no esenciales que saturan mi tiempo y atención).
En medio de esta búsqueda de lo que es esencial, escuché un discurso del élder David A. Bednar, miembro del Quórum de los Doce Apóstoles de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Su discurso fue parte de la Revisión Anual de la Libertad Religiosa de tres días de la Universidad Brigham Young.
“Y volviendo en sí”
El élder Bednar es un maestro ejemplar que despeja el caos y lo no esencial de manera que los oyentes puedan convertirse en aprendices y descubrir por sí mismos lo que es necesario, primordial y esencial.
El título de su discurso me llamó la atención, “Y volviendo en sí”, tomado de la parábola del hijo pródigo en el Nuevo Testamento (Lucas 15). Es difícilmente el título o el enfoque que uno esperaría de un discurso presentado en una escuela de derecho sobre el tema de la libertad religiosa.
A su manera magistral, el élder Bednar realizó una observación y luego proporcionó momentos para que los participantes pudieran discernir el significado en múltiples niveles.
La aplicación individual, de “volver en sí”, se entendió rápidamente. La pandemia nos ha brindado un llamado de atención recordándonos lo que es importante y esencial en nuestras vidas.
La clave del éxito
El élder Bednar compartió una enternecedora conversación que una vez tuvo con un antiguo apóstol, el élder Robert D. Hales.
El élder Bednar le preguntó: “¿Qué lecciones ha aprendido al envejecer y verse limitado por la disminución de su capacidad física?”
El élder Hales hizo una pausa por un momento y respondió: “Cuando no puedes hacer lo que siempre has hecho, solo haces lo que más importa”.
Esa es realmente una “lección para toda la vida”. Es una lección que se aplica a las personas, organizaciones, gobiernos, comunidades y países.
El enfoque siempre precede al éxito, enfocarse solo en lo esencial acelera el éxito. De la manera más sorprendente y poderosa, esa lección es comprendida en la protección y la búsqueda de la libertad religiosa.
Las primeras libertades
Las primeras libertades establecidas en la Primera Enmienda de la constitución de los Estados Unidos son fundamentales para la vitalidad y el dinamismo de la formación de un ciudadano. Las primeras libertades, especialmente la primera, la libertad de religión, son esenciales.
La pandemia ha provocado que muchos prioricen las cosas que son esenciales y no esenciales con respecto a la naturaleza de la sociedad. También ha demostrado sin lugar a dudas que los gobiernos a menudo no están debidamente preparados para determinar lo que es realmente esencial.
En algunos estados, la venta de alcohol, el cuidado de los animales y los servicios legales se han considerado esenciales y se les permitió continuar, mientras que la obra del clero, la ministración de personas y otras expresiones de religión se clasificaron como no esenciales.
El élder Bednar enfatizó lo siguiente a lo largo de su discurso:
“A pesar de que los creyentes y sus organizaciones religiosas deben ser buenos ciudadanos en tiempos de crisis, no podemos permitir que los oficiales gubernamentales traten el ejercicio de la religión como algo ‘no esencial’.
Nunca más será trivializado el derecho fundamental de adorar a Dios por debajo de la capacidad de comprar gasolina”.
Amonestando las declaraciones radicales que trivializan y socavan la libertad de las religiones, el élder Bednar declaró:
“No podemos negar y no debemos olvidar la velocidad e intensidad con que se utilizó el poder gubernamental para interrumpir aspectos fundamentales del ejercicio religioso”.
Luego agregó:
“Hemos sido testigos del cambio rápido, bien intencionado, pero a menudo peligroso por parte del gobierno con respecto a los límites que protegen el libre ejercicio de la religión”.
La libertad religiosa
Estamos a un solo paso de que esos cambios en los límites reduzcan la libertad religiosa a la supresión total de otras primeras libertades, incluida la libertad de expresión o la prensa o el derecho de las personas a congregarse pacíficamente.
Sin ciudadanos que defiendan y denuncien esto, puede que nos encontremos en una pendiente rápida y resbaladiza que lleven las libertades básicas de lo esencial a lo no esencial.
Seguidamente, El élder Bednar compartió una conclusión sutil pero profunda que puntualizó el mensaje esencial de la libertad religiosa y la libertad esencial.
“Con gozo ejerzo lo que para mí, personalmente, es una de las mayores libertades religiosas. Expreso estas ideas en el nombre de Aquel, a quien sirvo, a quien amo y a quien represento, Jesucristo”.
La incapacidad de los ciudadanos, individual y colectiva, de “volverse en sí” en un momento como este, debilitará aún más los lazos vinculantes de nuestros derechos en la Primera Enmienda y las muchas libertades vitales que estos preservan.
En resumen, permitir que estas libertades sean consideradas no esenciales por el gobierno nos hará olvidar aún más quiénes somos como nación.
El Dr. Martin Luther King entendió la naturaleza esencial absoluta de todas las primeras libertades y el valor, el carácter y la claridad necesarios para promoverlos y protegerlos. Él pasó y, en última instancia, dio su vida en defensa de lo esencial.
El Dr. King dijo:
“El valor es una resolución interna para seguir avanzando a pesar de los obstáculos. La cobardía es la sumisión ante las circunstancias. El valor genera creatividad; la cobardía reprime el miedo y lo domina.
La cobardía pregunta: ¿Es seguro? La conveniencia pregunta: ¿Es político? La vanidad pregunta: ¿Es popular? Pero la conciencia pregunta: ¿Es correcto?”
Lo que es verdadero y lo correcto personifica lo que en última instancia es esencial. Desde nuestra fundación hasta la actualidad, todos los ciudadanos debemos tener el valor, el carácter y la claridad para comprometer nuestras vidas, riquezas y honor sagrado para defender las libertades preciosas como la esencia del esencialismo estadounidense.
Nos corresponde a cada uno de nosotros primero “volver en sí” al recordar quiénes somos y lo que es realmente esencial en nuestras vidas y familias.
Luego, colectivamente, debemos “volver en sí” al recordar quiénes somos como país y lo que es realmente esencial para la preservación de la libertad para nosotros y nuestra posteridad.
Este artículo fue escrito originalmente por Boyd Matheson y fue publicado originalmente por deseret.com bajo el título “Never again can we let religion — or any first freedom — become ‘nonessential’”