Jenny Doan, una Santo de los Últimos Días de 65 años, fue incluida en la lista “50 over 50” de Forbes, una lista que resalta los logros de mujeres mayores de 50 años.
La lista Forbes brinda un reconocimiento a aquellas mujeres que rompen esquemas de edad y género en los diferentes sectores como negocio, política, ciencias entre otros.
Junto a Dolly Parton y Tina Turner, Jenny Doan fue incluida gracias al desempeño de su empresa Missouri Star Quilt Company, la cual se convirtió en el proveedor de edredones más grande de Estados Unidos.
Su canal de YouTube, donde comparte sus tutoriales para que su público pueda hacer edredones caseros, tiene más de 843,000 suscriptores.
Para Jenny, la fe en Dios y su familia fueron fundamentales para su éxito. En una entrevista para LDSLiving, compartió:
“¿Quién hubiera pensado alguna vez que la costura sería lo que me ayudaría a proveer a mi familia y me llevarme hasta donde estoy? Me parece fascinante y me hace saber que lo que sea que hagamos es suficiente…
Cuando vayamos al cielo, no habrá una pizarra con todas las cosas buenas y malas que hemos hecho, el Salvador mirará nuestro corazón, verá si nuestro corazón es como el Suyo”.
Forbes expresó lo siguiente sobre su lista “50 Over 50”:
“Las historias [de estás mujeres] son recordatorios importantes de que si bien no podemos controlar todas las circunstancias a nuestro alrededor, tenemos control sobre nuestras acciones. Los fracasos pueden brindar hermosas oportunidades y la experiencia de cada una puede llevarlas a tener una profesión más increíble de lo que su yo más joven podría haber imaginado”.
Doan compartió con LDSLiving que ha recibido cientos de cartas de personas de todo el mundo, agradeciéndole por compartir sus conocimientos para confeccionar edredones y su disposición para enseñar.
“Cuando llegaron mis primeras cartas, fue algo que ni siquiera esperaba. Las cartas que me sorprendieron fueron las que venían del extranjero, de lugares de los que nunca había oído hablar, que nunca pensé en visitar.
Sus vidas son muy diferentes a las nuestras, pero querían llevar alegría las personas con el edredón… querían ser capaces de enseñar lo mismo. No tenían tela, pero tenían ropa que podían cortar. Fue maravilloso para mí”.
Fuente: LDS Living