Superando los conceptos erróneos sobre nuestra Madre Celestial

Padre Celestial y Madre Celtestial

“Parte de este conocimiento se ha escondido detrás de mitos y tradiciones de mucho tiempo. Aquí hay cuatro conceptos erróneos comunes sobre Nuestra Madre Celestial que descubrí que en realidad no son ciertos.”

Una de las clases más memorables de la Sociedad de Socorro a la que he asistido se centra en la naturaleza divina de las mujeres.

Una hermana hizo un comentario sobre la Madre celestial y lo que ella imaginó sería su interacción con Ella. Todos se quedaron en silencio y muchas hermanas tenían miradas nerviosas en sus rostros. Personalmente, más que nada, estaba sorprendida e intrigada. Verás, esa fue la primera vez (y, desde entonces, la única) que escuché a alguien hablar libremente sobre la Madre Celestial en la Iglesia… o en realidad, en cualquier lugar.

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La maestra cambió rápidamente el tema, pero mi mente se quedó pensando en en ello.

Ese domingo despertó en mí una curiosidad sobre nuestra Madre Celestial. ¿Por qué no sabemos más sobre ella? ¿Realmente no está bien hablar de ella? 

Meditando e investigando al respecto, descubrí que en realidad sabemos más acerca de nuestra Madre Celestial de lo que pensaba. Desafortunadamente, parte de este conocimiento se ha escondido detrás de mitos y tradiciones de mucho tiempo. 

Aquí hay cuatro conceptos erróneos comunes sobre Nuestra Madre Celestial que descubrí que en realidad no son ciertos.

1. No debemos hablar de la Madre Celestial porque el tema es demasiado sagrado

Hannah vía lds.org

Hannah vía lds.org

Muchos Santos de los Últimos Días pueden reconocer cómodamente que tenemos una Madre en el Cielo. Después de todo, “La Familia: Una proclamación para el mundo” afirma que cada uno de nosotros es un “amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales”. Así mismo, algunas autoridades generales modernas incluso la han mencionado, pero a menudo evitamos cualquier otra conversación sobre el tema.

Una razón comúnmente citada para este “sagrado silencio” es que el Padre Celestial no quiere que el mundo le falte el respeto y la denigre.

Aunque bien intencionada, la creencia de que no debemos hablar sobre la Madre Celestial porque es demasiado sagrada no tiene una base doctrinal. A Melvin R. Brooks, un maestro de seminario en el siglo XX, se le atribuye la afirmación escrita más antigua de este silencio sagrado:

“Teniendo en cuenta la forma en que el hombre ha profanado el nombre de Dios, el Padre y de Su Hijo, Jesucristo, no es de extrañarse que el nombre de nuestra Madre en el Cielo haya sido retenido, por no mencionar el hecho de que la mención de Ella es prácticamente nula en las escrituras”– Melvin R. Brooks (Melvin R. Brooks, LDS Reference Encyclopedia, Salt Lake City: Bookcraft, 1960, 309-310).

Sin embargo, esto nunca ha sido repetido por una autoridad general. Un estudio publicado por BYU Studies, que revisó cientos de referencias históricas de los Santos de los Últimos Días en cuanto a la Madre Celestial, confirmó que, si bien esta explicación ha sido muy dispersada, no existe un registro público de esto por parte de un Presidente de la Iglesia, un Apóstol u otra autoridad general.

Claro está que esto no elimina el hecho de que la Madre Celestial merece nuestro mayor respeto y reverencia, al igual que nuestro Padre Celestial y nuestro Salvador.

2. La primera mención de la Madre Celestial fue en el himno de Eliza R. Snow “Oh, mi Padre”

El reverente himno, que originalmente era un poema, dice: 

“¿Hay en los cielos padres solos? Clara la verdad está; la verdad eterna muestra: madre hay también allá.”

A pesar de lo que algunos creen, esta no es la primera mención de una Madre en el Cielo por parte de los Santos de los Últimos Días. En “Mujeres del Convenio: La historia de la Sociedad de Socorro”, se registra que Eliza R. Snow dijo que el poema estaba inspirado en las enseñanzas del Profeta, lo que sugiere que José Smith enseñó sobre la Madre Celestial. De hecho, diez meses antes del poema de Eliza, W.W. Phelps publicó un himno que menciona a un “Padre en el cielo, y Madre, la Reina.”

También se registra que cuando murió la madre de Zina D. Huntington Young, ella le preguntó a José Smith si reconocería a su madre como su madre cuando ella misma falleciera. José respondió diciendo: 

“Ciertamente lo harás. Más que eso, te encontrarás y conocerás a tu Madre eterna, la esposa de tu Padre Celestial” – Suza Young Gates (History of the Young Ladies MIA, 16)

En general, los primeros miembros y líderes de la Iglesia parecen haber hablado y testificado de Ella con más frecuencia de lo que podrías haber pensado. Rachel Hunt Steenblik, una de las investigadoras involucradas en el artículo de BYU Studies mencionado anteriormente, afirma que este concepto era nuevo para ella cuando estaba haciendo la investigación.

3. El honrar o hablar acerca de la Madre Celestial le resta gloria y adoración a nuestro Padre Celestial

La Reina Ester

“Queen Esther” por Edwin Long (1879)

Sabemos por el Elder Melvin J. Ballard que nuestra Madre en el Cielo está “glorificada, exaltada y ennoblecida” y que está al lado de nuestro Padre en el Cielo, haciéndola igual a Él. También sabemos que se nos ha ordenado que “honremos a [nuestro] padre y a [nuestra] madre”. 

El Presidente George F. Richards enseñó que este mandamiento no sólo se refiere a nuestros padres terrenales sino también a nuestros Padres Celestiales.

El Elder Rudger Clawson hace eco del razonamiento del Presidente Richards, haciendo otro paralelo con nuestros padres terrenales:

“No quita de nuestra adoración al Padre Eterno el adorar a nuestra Madre Eterna, como tampoco disminuye el amor que sentimos por nuestros padres terrenales el incluir a nuestras madres terrenales en nuestros sentimientos de afecto… Honramos a la mujer cuando reconocemos la Divinidad en ella en su función eterna.” – Elder Rudger Clawson

Así mismo, es cierto que el Presidente Gordon B. Hinckley nos ha dicho que la oración a la Madre Celestial es inapropiado. Esto se debe a que estamos destinados a seguir el ejemplo de Jesucristo, quien dijo “siempre oren al Padre en mi nombre”.

4. La Madre Celestial no está tan involucrada en nuestras vidas como el Padre Celestial

Anna, La Profetisa

Anna, La Profetisa

Con las raras menciones de nuestra Madre Celestial hoy, puede ser fácil sentir que Ella no está muy presente en nuestras vidas. Pero muchos líderes de la Iglesia han hablado de Su influencia, participación y amor por nosotros.

Sabemos que ella estuvo muy involucrada en nuestra creación, así como en el desarrollo del Plan de Salvación. El Elder Jeffrey R. Holland y su esposa, la hermana Patricia T. Holland, incluso han dicho que nuestro Padre y nuestra Madre en el Cielo continúan creando todo lo que nos rodea “con amor, cuidado y destreza”. 

La participación de nuestros Padres Celestiales en el “plan divino” es afirmado por el Elder M. Russell Ballard en su libro “When Thou Art Converted” (Cuando Estéis Convertidos).

Además, la Madre Celestial continúa desempeñando un papel activo en nuestras vidas y nos influye más de lo que podemos saber:

“Sabiendo cuán profundamente nuestras madres mortales nos han dado forma aquí, ¿suponemos que Su influencia en nosotros como individuos será menor si vivimos para regresar [al cielo]?” Presidente Spencer W. Kimball

Al igual que nuestro Padre Celestial, nuestra Madre Celestial nos cuida con amor y preocupación, tratando de ayudarnos en el camino (Harold B. Lee, “La influencia y la responsabilidad de las mujeres”). Ella ama a todos Sus hijos y espera volver a vernos, incluyéndote a ti.

¿Has encontrado algún otro concepto erróneo sobre este tema? ¿Cuáles son tus pensamientos y sentimientos acerca de nuestra Madre Celestial? Háznoslo saber en los comentarios.

Este artículo fue escrito originalmente por Morgan Wykstra y fue publicado originalmente por thirdhour.com bajo el título “Overcoming Misconceptions About Our Heavenly Mother

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