A menudo, cuando me siento en mi oficina con miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, escucho preguntas y afirmaciones como:
¿Por qué Dios no me ama? ¿Por qué no recibo las bendiciones que se me prometen cuando me esfuerzo mucho por ser obediente? ¿Por qué parece como si estuviera siendo castigado cuando otros son bendecidos? Me esfuerzo mucho por hacer lo que sé que es correcto y, sin embargo, nada parece cambiar; ¿por qué?
¿Por qué no puedo superar estos sentimientos de depresión y / o ansiedad? ¿Hay algo mal conmigo? ¿Por qué parece que Dios no está escuchando cuando hice todo lo que sé hacer? ¿Por qué, si Dios es tan poderoso, no trae los cambios que deseo a mi vida y que necesito tan desesperadamente?
Junto con estas preguntas sinceras expresadas con desesperación y derrota, la siguiente frase que escucho, mayormente, es esta: “Debo estar haciendo algo mal. Simplemente no soy lo suficientemente bueno”. Es como si esta respuesta angustiada expresara una respuesta lógica a sus preguntas.
Esas preguntas me hacen llorar cuando se responden con la declaración final “algo debe estar mal; no soy lo suficientemente bueno”. Mientras escucho y busco sentir empatía con esos años o meses de experimentar un dolor profundo, mi espíritu se entristece al escuchar conclusiones tan desalentadoras.
Existe mucha aflicción y desilusión en las vidas de los miembros de la Iglesia que los hicieron sentir perdidos, solos, incomprendidos, confundidos y suplicando respuestas.
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Cuando nos tomamos el tiempo para hablar sobre las decepciones de la vida, queda claro que hay un malentendido con respecto a cuándo y cómo las bendiciones del Evangelio se reciben en esta vida.
Este malentendido contribuye a sentimientos de soledad, confusión, desesperación, inseguridad y desesperanza. Por ejemplo, en ocasiones, aquellos que me cuentan sus penas, citan la escritura: “Yo, el Señor, estoy obligado cuando hacéis lo que os digo; mas cuando no hacéis lo que os digo, ninguna promesa tenéis”.
Al enfocarse en la línea final de esa escritura, podrían ofrecer una interpretación que diga algo como: “Mira, ahí mismo lo demuestra. Si fuera lo suficientemente bueno, entonces el Señor me bendeciría”. Respondo a esta interpretación: “No, no estoy segura de que diga eso. Pero, creo que juntos quizá podamos descubrir lo que se pretende expresar mediante esta escritura, mientras trabajamos para obtener una comprensión más profunda de lo que es suficientemente bueno”.
Si bien es cierto que Dios está atado a nosotros a través de convenios y promesas, en ninguna parte esa escritura menciona un marco de tiempo para las bendiciones prometidas o el paquete en el que podrían aparecer. Además, Dios podría estar llenando nuestras vidas con bendiciones prometidas que todavía tenemos que reconocer.
Luego, animo a la persona en mi oficina a unirse a mí en una conversación sobre el tema del Evangelio del gran amor misericordioso de Dios. El amor de Dios se aplica al concepto del albedrío porque levanta las cargas mientras magnifica el poder de la verdad y la autoaceptación.
A través de la Expiación de Jesucristo, es posible que la persona en mi oficina comprenda que cuando se esfuerza para hacer todo lo que puede. Entonces, son de confianza y lo suficientemente buenos.
Se puede lograr sentirse lo suficientemente bien, independientemente de si no se reciben las bendiciones que se desearon y pidieron a través de la oración.
En verdad, ser lo suficientemente bueno no equivale matemáticamente a depósitos directos diarios en la forma de ganancias financieras, la recuperación de enfermedades físicas, o desafíos emocionales limitados. De hecho, quizá, algunos de estos deseos no se concedan en esta vida.
Una respuesta a una oración de súplica puede venir en la forma de la capacidad para seguir el viaje con la confianza de que, en el tiempo de Dios, todo estará bien. Nuestro Padre Celestial ve todo y todo estará en orden con el transcurso de los años y las eternidades por venir.
Es posible que nunca seamos ricos, ni estemos libres de problemas, ni veamos de cierta manera, ni tengamos ciertos llamamientos, ni nos liberemos de ciertas dolencias físicas y/o emocionales. Todas estas experiencias forman parte de esta vida terrenal.
Esta es la traducción del artículo que fue escrito originalmente por Christy Kane y fue publicado en ldsliving.com con el título “Family Counselor: Why Misunderstanding How Blessings Work Can Make Us Feel Like We’re Not Enough”.