Durante los dos últimos años hemos encontrado muchas razones para alejarnos de la iglesia.
Quizás, no estar en contacto constante con el evangelio bajó nuestra guardia y caímos en las tendencias del mundo. O, tal vez, vimos a miembros de la iglesia que admirábamos, hacer cosas que no esperábamos, nos decepcionamos y nos fuimos.
O, por el contrario, seguimos asistiendo a la iglesia virtualmente, pero con el espíritu un poco frío.
Aún así, en medio de este caos por la pandemia, sentimos agradecimiento por tener la tecnología necesaria para llevar la “iglesia online”.
No obstante, ahora, mientras la vida vuelve a la normalidad, muchos cristianos siguen viendo la iglesia en línea como la mejor opción para evitar congregarse.
Los expertos en crecimiento de la iglesia dicen que entre el 20% y el 30% de los creyentes no han vuelto a los servicios de adoración en persona.
Eso significa que hemos permitido que un virus nos separe en dos bandos.
Estamos quemando los puentes que tanto tiempo le costó a la iglesia construir.
Excusas
Ahora tenemos una nueva lista de excusas, gracias al coronavirus: “No quiero poner en riesgo la salud de nadie”; “hay hermanos que no se han vacunado” y “algunas personas en la iglesia no llevan mascarilla”.
O, lo contrario, “estoy cansado de las mascarillas”; “no debimos dejar los servicios de adoración en persona” o “la iglesia no debió haber apoyado la administración de vacunas”.
O, quizás, piensas que has tomado muchas malas decisiones como para volver a la iglesia.
Si tú o un ser querido ha renunciado a la iglesia, comprendo tu dolor.
Yo también he tenido mi cuota de decepciones en la iglesia a lo largo de los años.
Sin embargo, quiero ofrecerte cuatro razones por las que no debes dejar que una mala experiencia acabe con tu conexión con el pueblo de Dios.
Cuatro razones para volver a la iglesia
1. La iglesia es el cuerpo de Cristo
Jesús tiene la intención de obrar a través de la iglesia, incluso con sus debilidades, como su herramienta principal para alcanzar al mundo.
Así pienses que pecaste demasiado, pero aún tienes el sentimiento de volver. ¡Hazlo!
“Por más errores que pienses que hayas cometido… o por más distancia que pienses que hayas recorrido lejos del hogar, de la familia y de Dios, testifico que no has viajado más allá del alcance del amor divino.
No es posible que te hundas tan profundamente que no te alcance el brillo de la infinita luz de la expiación de Cristo”. (“Los obreros de la viña”, Jeffrey R. Holland)
El cielo no tiene un plan B, Jesús es la cabeza de Su iglesia:
“Y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia; él es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia”. (Colosenses 1:18)
… y nosotros somos sus manos y pies. No rechacemos el plan de felicidad de Dios. Por el contrario, unámonos a Él. En Su plan, tenemos la opción de arrepentirnos y alcanzar Sus bendiciones prometidas.
2. El Espíritu Santo nos ha llamado a trabajar juntos
Cuando nacimos de nuevo y fuimos bautizados, las Escrituras dicen que fuimos unificados con los demás creyentes nacidos de nuevo y conectados entre sí por el Espíritu Santo.
Pablo les dijo a los Efesios que “conserven la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz” (Efesios 4: 3). Estamos en estrecha comunión unos con otros.
No deshonremos la obra del Espíritu y no rechacemos esta unión de los creyentes.
3. La autoridad de Dios fluye a través de Su iglesia, no a través de “llaneros solitarios”
Algunas personas que han sido heridas por los líderes de la iglesia sienten que nunca podrán creer nuevamente en los líderes de la iglesia.
Sin embargo, Dios ha delegado en ciertas personas la tarea de edificar la iglesia.
“Y él mismo constituyó a unos apóstoles; y a otros, profetas; y a otros, evangelistas; y a otros, pastores y maestros a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”. (Efesios 4:11-12).
Es comprensible que decidas alejarte de una iglesia insana. No obstante, debes recordar que necesitamos la iglesia para cumplir con el llamado de Dios.
4. Necesitas de la iglesia para sanar
Si te vas de la iglesia debido a heridas o resentimientos, se hace más difícil encontrar sanación y reconciliación.
Sin embargo, la palabra dice que tu relación con Dios es directamente proporcional a la forma en que te relacionas con los demás.
“El que dice que está en la luz y aborrece a su hermano, todavía está en tinieblas”. (1 Juan 2: 9)
Las personas pueden haberte herido. Sin embargo, Dios también usará a la gente para sanarte. No permitas que las ofensas te atrapen.
Tu permanencia en la iglesia no depende de lo que hagan los hermanos, depende de ti.
La salvación es personal. Siempre tendrás decepciones porque los seres humanos no somos perfectos, cometemos errores, aunque esa no sea nuestra intención.
No bases tu decisión de alejarte de la casa de Dios por lo que hacen los demás. Por el contrario, ayúdalos mediante tu ejemplo a ser mejores cristianos.
Y, si, por el contrario, te alejaste de la iglesia y comenzaste a hacer cosas que ahora piensas que no debiste, siempre serás bienvenido en la cada de Dios. Como lo mencioné unas líneas atrás, todos nos equivocamos.
Sin embargo, gracias a la expiación de Cristo, tenemos segundas oportunidades para volver a comenzar. No sientas vergüenza de volver. Por el contrario, siéntete feliz de haber tomado la decisión de regresar a Él.
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Fuente: Bendita Influencia