Cada 22 de abril, se celebra el Día Internacional de la tierra. Esto implica que hoy es un buen día para reflexionar sobre cómo estamos administrando y conservando el medio ambiente. Si te preguntas, cuál es la posición de la Iglesia frente a este tema, aquí tenemos la respuesta.
La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días enseña que Dios creó la tierra para proporcionar un lugar para que la familia humana pueda aprender, progresar y mejorar. Dios creó primero espiritualmente la tierra y todas las cosas vivientes, y esto tiene gran valor a sus ojos.
Una de las ceremonias religiosas más sagradas de la Iglesia incluye una descripción del cuidado amoroso que Dios tomó al crear esta tierra como un lugar para el aprendizaje, la experiencia y la alegría.
La tierra y todas las cosas en ella deben usarse responsablemente para sostener a la familia humana. Sin embargo, todos los seres humanos somos administradores, no propietarios, sobre esta tierra y sus bondades. Así que seremos responsables ante Dios por lo que hacemos con sus creaciones.
Los enfoques del medio ambiente deben ser prudentes, realistas, equilibrados y consistentes con las necesidades de la tierra y de las generaciones actuales y futuras, en lugar de perseguir la reivindicación inmediata de los deseos personales o los derechos reconocidos.
La tierra y toda la vida sobre ella son mucho más que artículos para ser consumidos o conservados. Dios pretende que sus creaciones sean estéticamente agradables para animar la mente y el espíritu, y algunas porciones deben conservarse. Hacerle daño a la tierra lo ofende.
Los Santos de los Últimos Días viven en una variedad de circunstancias ambientales y económicas en todo el mundo y tienen diferentes necesidades y capacidades. Aunque la Iglesia no suele tomar una posición respecto a propuestas gubernamentales o regulatorias específicas para enfrentar los desafíos ambientales, enseña estos importantes principios de administración y respeto, con la esperanza de que sean recordados y aplicados en las vidas de los miembros mientras cuidan las creaciones de Dios.
El estado del alma humana y el medio ambiente están interconectados, afectando e influyendo en el otro. La tierra, todos los seres vivos y la expansión del universo son testigos elocuentes de Dios.
Fuente: Newsroom.ChurchofJesuschrist.org
