Este artículo está basado en la historia de Daniele Lunardelli
En junio de 2023, escribí un artículo titulado “Cómo confié en el Señor después del fallecimiento de mi única hermana”. Lo que no esperaba y nunca imaginé es que cinco meses después mi vida cambiaría drásticamente nuevamente.
Durante el embarazo de mi hija Gabriela, mi esposo y yo acordamos que me sometería a operación para no tener más hijos ya que nuestro deseo era tener solo tres hijos. Después de la cesárea, me realicé una ligadura de trompas y no sentimos tranquilos con esa decisión.
Sin embargo, un año y tres meses después, el 29 de octubre de 2023, me di cuenta de que mi periodo menstrual estaba retrasada y tenía algunos síntomas de embarazo (náuseas, acidez y cansancio), así que le pedí a mi esposo que comprara una prueba de embarazo.
Él, sin mucha preocupación, compró la prueba. Cuando volvió, me hice la prueba rápidamente y enseguida apareció el resultado: EMBARAZADA.
Para estar segura, me hice una segunda prueba y nuevamente dio positivo: EMBARAZADA.
Al día siguiente, llamamos a la doctora y ella me programó una consulta para el 31 de ese mismo mes.
Necesitaba saber urgentemente en que parte estaba ubicado el bebé, puesto que mis trompas ya no eran las mismas y si podría haberse ubicado en otro lugar que no fuera el útero. Esto podría causar graves consecuencias, incluso podría darse el caso de que fueran a retirado.
En la consulta, me realizaron una ecografía y descubrimos que el bebé estaba en el útero, vivo y con 6 semanas. Estaba saludable y yo no corría ningún riesgo. Le preguntamos a la doctora cómo era posible todo esto y básicamente nos dijo que no había una explicación clara.
Exactamente una semana después, el 7 de noviembre, mi hija menor, Gabriela, falleció. Mi esposo y el bebé que esperábamos pasamos por el peor día de nuestras vidas.
El 14 del mismo mes, tuve otra consulta y la doctora ya estaba al tanto de todo lo que había sucedido. Me realizó muchos exámenes, más de lo habitual, para asegurarse de que todo estuviera bien.
Durante mi embarazo, recibí una bendición apostólica que se extendió a toda mi familia. Pude sentir aún más que nunca que las familias pueden ser eternas. La gratitud de tener esta certeza es mayor que cualquier sentimiento.
A pesar de haber pasado, y aún pasar, por el mayor desafío de mi vida, tuve un embarazo saludable. Descubrimos que tendríamos otra niña, y decidimos llamarla Helena.
Ella nació el 16 de junio de 2024. Ha traído paz y esperanza a nuestro hogar y cuando la miro siento el amor del Salvador todos los días.
No fue fácil escribir este relato, pero creo que puede ayudar a alguien y por eso lo hice.
Espero que, independientemente de tus circunstancias, recuerdes el amor del Salvador también. Cuando pienso que nadie puede entender lo que pasé, recuerdo al Salvador.
Sé que Él ha pasado por todos los dolores y aflicciones del mundo y aún así nos ama y nos ayuda.
Es como dice el coro de una canción del álbum de música para los jóvenes 2024:
“Su fuerza mueve montes y Su gracia parte el mar. Es el Rey del universo, sabe lo que he de lograr.
En mi corazón me digo: no me va a necesitar; y aunque yo no soy perfecta hoy, aún Él, oh, Él me escogió”. -(“He Still Chose Me” – Strive to Be, traducción libre)