Los milagros conforman una parte muy grande en el Nuevo Testamento. Estos hechos realizados por Jesús eran indicios de Su divinidad.
Él le devolvió la vista a los ciegos y resucitó a los muertos, pero no todos los que fallecieron volvieron a la vida, y no todas las personas ciegas fueron sanadas.
“Mas en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.
Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue limpiado, sino Naamán el sirio.” (Lucas 4: 25-27)
Si el Hijo de Dios pudo curar cualquier enfermedad y prolongar cualquier vida, y si fue tan amoroso y misericordioso como las Escrituras nos enseñan, ¿por qué no sanó a más personas? Jesús tenía el poder para hacerlo por lo que debe de haber una explicación para el uso especifico del mismo.
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Una investigación científica proporciona la respuesta
Recientemente, un grupo de investigadores realizó un estudio que analiza dos tipos de conductas prosociales. Las conductas prosociales son aquellas acciones realizadas por una persona en beneficio de otra.
El estudio concluyó que existen dos tipos de conductas prosociales. Aquellas que eran sutiles y aquellas que eran públicas y grandes. El estudio buscó comprender mejor las motivaciones para ambos comportamientos y las reacciones de quienes las reciben.
El estudio sugiere que aquellos que emprenden conductas prosociales altamente visibles son motivadas por el deseo de proyectar una imagen personal. Desean que la gente sepa el tipo de persona que son, como una persona líder, amorosa, capaz, etc. Las acciones que son visibles y extraordinarias llaman la atención.
Aquellas personas que se benefician de ese tipo de conducta, y aquellos que simplemente la atestiguan, se sienten atraídos a la persona que realizó dicha acción.
Las conductas prosociales sutiles son impulsadas por un deseo de retribuir a largo plazo. Si alguien comparte un poco de comida con ellos, es muy probable que estén dispuestos a compartir más en el futuro. Estas acciones más discretas promueven la confianza y el compromiso a largo plazo entre el donante y el receptor.
El beneficio de la prosocialidad pública es la atracción inmediata para quien realiza la acción. El beneficio de una prosocialidad más sutil y menos pública es el establecimiento de un compromiso y confianza a largo plazo entre el que da y el que recibe.
Un Hombre de poder y milagros
El Señor nos dice que Él conoce todos los pensamientos e intenciones de nuestros corazones. Él sabe todo sobre los seres humanos, incluidos los dos tipos de conductas prosociales en las que nos podemos desenvolver. Él también dijo que le enseñaba el Evangelio a las personas de una manera que pudieran comprenderlo.
Entonces, ¿por qué sus milagros son tan selectivos?
Por las mismas razones que el estudio sugirió que las personas tenían conductas prosociales públicas; para que los receptores y espectadores conocieran el tipo de persona que Él era.
Sanar a los ciegos nos permite saber que Él puede ejercer el poder de Dios. El regreso a la vida de los que fallecieron fue el presagio de Su triunfo sobre la muerte. Los milagros nos muestran la infinita compasión y misericordia que Él puede proporcionarnos.
La atención inmediata a un hombre milagroso también fue una razón por las que realizó milagros selectivos. Sus obras fueron diseñadas para atraer a todas las personas hacia Él. Su último milagro, morir y resucitar de nuevo, le costó la vida.
Él sacrificó toda Su alma para que la gente quisiera seguirlo a él y a Su evangelio. Desde entonces, durante miles de años, la guerra, la apostasía, el hambre y las enfermedades no han impedido que las personas tengan el deseo de seguirlo.
Las ordenanzas: Prosocialidad Sutil
El estudio utilizó a las mujeres cazadoras-recolectoras de Martu como un ejemplo de prosocialidad sutil. Las mujeres que recolectaron la mayor cantidad de alimentos en un día dado regalaban pequeñas porciones de lo que recaudaban a toda la comunidad.
Los investigadores determinaron que esa era una forma sutil de sugerirle a las mujeres de la comunidad que siempre debían servir a su pueblo.
El Salvador proporcionó en dos ocasiones alimentos para toda una multitud y nos mandó a que participásemos semanalmente del pan y agua en memoria de su cuerpo. Sin duda una similitud interesante.
Los milagros han sido siempre una parte de la Iglesia viviente del Salvador; sin embargo, muchos miembros de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días pasan toda su vida sin ver nada particularmente milagroso. Lo que todos los miembros reciben es la parte sutil y personal, lo prosocial.
O en otras palabras, Sus ordenanzas.
El poder de Dios se manifiesta en las ordenanzas del Evangelio restaurado. Si bien los milagros son selectivos, las ordenanzas son universales. El Señor desea que todas las personas las reciban. Las ordenanzas tienen una correlación con lo que el estudio descubrió sobre el comportamiento prosocial más sutil.
Las ordenanza son más sutiles (que los milagros). El bautismo es un símbolo de la muerte y la resurrección, pero nadie muere realmente en el proceso. La Santa Cena es un símbolo del cuerpo y la sangre de Cristo, pero nadie visita el Getsemaní y el Gólgota cada vez que se lleva a cabo una reunión sacramental.
Las ordenanzas son actos prosociales privados, individuales. Son el resultado de la relación con el Señor con cada persona, para establecer una relación de compromiso y confianza a largo plazo.
Todas las ordenanzas están protegidas por un convenio, es decir, la formalización de esa relación a largo plazo. Estas acciones sutiles u ordenanzas indican intenciones a largo plazo. La conducta de las mujeres Martu nos indican que siempre proveerán para su comunidad, asimismo, Dios nos revela a través del espíritu siempre estará con nosotros.
Las ordenanzas nos permiten unirnos a la familia de Dios, convertirnos en Sus hijos e hijas y, por lo tanto, disfrutar el derecho que tenemos a nuestra herencia divina. Es por eso que a Sus siervos se les manda que preparen a la gente para el bautismo y las ordenanzas del templo.
Los milagros no están destinados a establecer la relación cercana a largo plazo que Él está buscando. De tal manera, no hay nada de malo si es que no recibimos un milagro, podemos recibir Sus ordenanzas, perdérnoslas sería rechazar Su sutil prosocialidad.
Este artículo fue escrito originalmente por Tanner Willes y fue publicado originalmente por thirdhour.org bajo el título “Research Suggests The Reason For Miracles and Ordinances”