El estereotipo de un misionero retornado puede ser abrumador. Después de todo, estuviste “alejado del mundo” durante 1 año y medio o 2 años. Regresar a casa puede ser un desafío, así que a continuación compartiré algunas cosas que me hubiera gustado saber antes de volver.
1. Probablemente actuarás “raro” durante un tiempo
Puedes escuchar a tu madre decir: “¿Quién eres y que hiciste con mi hijo?” Esto es totalmente normal.
La Dra. Wendy Ulrich y su esposo, el Dr. Dave Ulrich, declararon:
“Cuando vuelves a casa, te enfrentas a una transición importante para la que no todos se sienten preparados. Pero, como misionero, aprendiste más de lo que podrías darte cuenta sobre tu próxima misión: convertirte en un joven adulto que contribuye, se enfoca y se compromete espiritualmente”.
2. La medida añadida del espíritu no tiene que irse
Si bien perderás el manto del llamamiento misional, es posible que mantengas una parte de esa medida añadida del Espíritu contigo. Una de mis partes favoritas de ser misionera fue poder sentir el Espíritu Santo constantemente.
Me sentía muy nerviosa de perder ese manto. Con el tiempo, aprendí que el Espíritu viene cuando guardas fielmente tus convenios en el templo, no al llevar una placa. Puedes guardar tus convenios por el resto de tu vida.
3. Es probable que pierdas todo tipo de espacio personal
Ten cuidado cuando estés parado demasiado cerca de las personas o mirando por encima de sus hombros. En la misión fuiste responsable del uso de las redes sociales de tu compañero, pero ahora ya no estás en la misión.
Siempre es útil ver las pantallas de los demás, pero asegúrate de no escuchar conversaciones privadas de personas que no conoces.
4. Regresar a casa podría ser más difícil que irse
Se te ha recordado tu propósito cada día durante los últimos 18 – 24 meses. Es común para los misioneros retornados sentir que no tienen dirección ni propósito después de regresar a casa. Ahora eres un adulto y eres responsable de ti mismo. Asegúrate de encontrar un buen equilibrio entre hacer nada y trabajar demasiado.
5. No eres un pecador si ves esa película nueva
La Fuerza de Star Wars básicamente es como el sacerdocio de alguna manera, ¿cierto? Es posible que mientras estuviste en la misión hayas fantaseado con las películas que querías ver cuando llegaras a casa.
Después de volver a casa, algunas personas se sienten culpables por ver películas. Sé que suena raro y que esto no les pasa a todos, pero a mí me pasó. Estoy aquí para decirte de que si te sientes de esta manera, no estás solo.
6. Has cambiado y tu familia también
No esperes que las cosas sean exactamente como cuando te fuiste. No lo serán y eso está bien. El cambio puede ser algo bueno. Es importante que tanto tú como tu familia esperen que el otro haya cambiado.
En un artículo de The Chuch News, se dijo: “Una vez en casa, algunos de estos adultos jóvenes pueden sentirse extraños con sus seres queridos y la Iglesia, pero tanto los misioneros retornados como los seres queridos pueden encontrar esperanza y fortaleza en el proceso”.
7. Es totalmente normal no casarte antes de los 6 meses de haber regresado
Por lo general, cuando regresas a casa, existe una presión tácita por parte de tus amigos y/o familiares de casarte rápidamente. Es probable que veas que tus antiguos compañeros de misión o amigos se casan rápido. No hay necesidad de apresurarte a pasar a la siguiente etapa de tu vida si no te sientes preparado.
¿Qué cosas te hubiera gustado saber antes de retornar de la misión? Compártelas en los comentarios.
Fuente: Third Hour