Existe la creencia popular de que a los misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días se les prohíbe nadar y realizar actividades acuáticas debido a la creencia de que Satanás tiene poder sobre las aguas.
Este concepto se basa en una interpretación errónea de una revelación en Doctrina y Convenios 61. Entonces, ¿cuál es la doctrina actual de la Iglesia sobre este tema? Hablaremos de esto.
Mito vs. realidad
La Iglesia tiene una norma general que prohíbe que los misioneros de tiempo completo realicen ciertas actividades, una de ellas es nadar.
Debemos tener en cuenta que esto no incluye realizar bautismos en el mar, lagos y piscinas puesto que es una ordenanza, no se tiene que nadar.
Regresando a la restricción, esta no se basa en la idea de que las aguas estén bajo el dominio del enemigo, sino que se trata de una medida de seguridad para prevenir ahogamientos y otros accidentes relacionados con el agua.
El manual de “Normas misionales para los discípulos de Jesucristo” expresa lo siguiente:
“Debido a que algunos misioneros han resultado gravemente heridos mientras participaban en actividades de riesgo, usted no debe participar durante su misión en actividades que supongan un riesgo elevado.
Entre otras, estas actividades pueden ser: Deportes de contacto, gimnasia, deportes de invierno y deportes acuáticos (incluida la natación)”.
Las normas específicas para las actividades de los misioneros pueden variar de acuerdo a la misión.
Los presidentes de misión también pueden establecer restricciones adicionales para su área de servicio, como prohibir la práctica de otros deportes (como los de contacto) a fin de proteger la salud y velar por el bienestar de sus misioneros.
Está bien, pero ¿qué hay del pasaje en Doctrina y Convenios 61? Para ello, debemos entender lo siguiente.
Los inicios de la obra misional
Es importante comprender el contexto histórico en el que se recibió la revelación de Doctrina y Convenios 61.
La introducción de esta sección nos proporciona una perspectiva más amplia:
“En su viaje de regreso a Kirtland, el Profeta y diez élderes habían viajado por el río Misuri en canoas. Al tercer día del viaje, tropezaron con muchos peligros.
El élder William W. Phelps, en una visión a la luz del día, vio al destructor andar con poder sobre la faz de las aguas”.
Luego, se recibió la siguiente revelación:
“Y ahora bien, he aquí, os di un mandamiento sobre estas cosas para vuestro bien; y yo, el Señor, razonaré con vosotros como con los hombres en la antigüedad.
He aquí, yo, el Señor, en el principio bendije las aguas; mas en los postreros días, maldije las aguas por boca de mi siervo Juan.
Por lo que, vendrán días en que ninguna carne estará a salvo sobre las aguas. Y se dirá en días venideros que nadie puede subir a la tierra de Sion sobre las aguas, salvo el que es recto de corazón.
Y así como yo, el Señor, en el principio maldije la tierra, así en los últimos días la he bendecido, en su tiempo, para el uso de mis santos, a fin de que participen de su grosura.
Y ahora os doy un mandamiento, y lo que digo a uno lo digo a todos, de prevenir a vuestros hermanos concerniente a estas aguas, para que no viajen sobre ellas, no sea que se debilite su fe y caigan en trampas; yo, el Señor, he decretado, y el destructor anda sobre la faz de las aguas, y no revoco el decreto”.
Las aguas a las que se refiere el Señor
Para aclarar el malentendido, observemos que el Señor dice específicamente “estas aguas”. Sobre este punto, Joseph Fielding Smith proporciona una aclaración adicional:
“Estos hermanos, mientras acampaban en McIlwaine’s Bend en el Misuri, contemplaron el poder del destructor mientras andaba sobre la faz de una tormenta.
Uno de ellos lo vio en toda su temible majestad, y el Señor le reveló a todo el grupo parte del poder de este malvado personaje.
Puede parecernos extraño, pero es un hecho que Satanás ejerce dominio y tiene cierto control sobre los elementos… Pablo se refiere a Satanás como el ‘príncipe de la potestad del aire’ (Efesios 2:2).
El Señor le reveló a estos hermanos parte del poder del adversario de la humanidad y cómo andaba sobre la faz de la tormenta, como un medio para brindarles protección.
Se les mandó usar el juicio al viajar por estas aguas, y a los santos que venían a Sion se les instruyó a viajar por tierra en su camino hacia Sion.
Además, a pesar del gran poder de Satanás sobre las aguas, el Señor todavía tenía el control y podía proteger a Su pueblo, ya sea por tierra o por agua, durante su viaje”. – Joseph Fielding Smith, “Church History and Modern Revelation”.
B. H. Roberts, un teólogo, historiador y Setenta de la Iglesia de Jesucristo, declaró que aquello se refiere específicamente a las aguas del oeste de Misuri:
“Después de tres días en el río, llegaron a McIlwaine’s Bend donde acamparon para pasar la noche.
Allí se recibió una importante revelación relacionada con sus propios viajes y también en relación con el ‘destructor’ que andaría sobre las aguas del oeste. La revelación advertía del peligro que supondría viajar por esas aguas en el futuro.
Poco después de desembarcar, y antes de que cayera la noche, William W. Phelps contempló en una visión sobre el ‘destructor’ en su poder más terrible andando sobre la faz de las aguas.
El profeta prosiguió en su relato: ‘Otros oyeron el ruido pero no contemplaron la visión. He aquí que hay muchos peligros sobre las aguas y más especialmente de aquí en adelante; porque yo, el Señor, he declarado en mi ira, muchas destrucciones sobre las aguas; sí, y especialmente sobre estas aguas [es decir, del oeste de Misuri]… Y ahora, he aquí, para vuestro bien, os doy un mandamiento concerniente a estas cosas’.
Luego, siguen las instrucciones para los santos, para que en el futuro viajen a la tierra de Sion. Se les indica que no deben viajar por río, sino que deben hacerlo por tierra, ‘plantando sus tiendas a lo largo del camino’”.
Entonces, podemos entender que la revelación sirvió como una advertencia y precaución al viajar por agua y buscar rutas alternativas siempre que fuera posible, sobre todo para quienes se desplazaban por Misuri..
Por lo tanto, la prohibición de nadar para los misioneros en la actualidad no se basa en la idea de que Satanás tenga poder sobre las aguas, sino que es una medida de seguridad para proteger a los misioneros de riesgos innecesarios.
Teniendo en cuenta toda esta información, es fácil comprender cómo el mito se convirtió en una “verdad” para los misioneros.
Y tú, ¿qué otra pregunta tienes sobre los misioneros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días?