Has escuchado sobre el suicidio en las noticias, en las redes sociales, tal vez incluso en conversaciones con amigos y familiares, sabes que el suicidio se ha convertido en una de las principales causas de muerte en el mundo.
¿Pero qué podemos hacer al respecto? ¿En qué momento deberíamos hablar sobre el tema? ¿Hay frases o temas relacionados que debemos evitar?
En este artículo, abordaremos mitos más populares sobre el suicidio con el fin de que te sientas más informado para ayudar a aquellos que pueden estar en riesgo de suicidio.
Mito 1: La mayoría de los suicidios ocurren de manera repentina
Si bien algunos suicidios ocurren rápidamente y aparentemente sin previo aviso, no significa que esa sea la norma. Por ejemplo, alrededor del 80% de los jóvenes que están atravesando algún tipo de dificultad darán algún tipo de señal o indicador de advertencia, especialmente a los amigos cercanos.
Desafortunadamente, estas señales de advertencia con frecuencia pasan desapercibidas, por lo que es importante estar al tanto de esa señales. Cuantos más indicadores muestren las personas, mayor será su riesgo de suicidio.
Para saber si una persona muestra una de esas señales de advertencia, debes hacerte las siguientes preguntas:
- ¿Ha mencionado el suicidio, ha dicho que desea morir o que las cosas nunca mejorarán?
- ¿Se ha lastimado físicamente?
- ¿Parece tener dolor emocional? ¿Le cuesta afrontar una pérdida reciente en su vida?
- ¿Se siente como si se estuviera alejando de las cosas que solía disfrutar o de las personas con las que solía relacionarse?
- ¿Siente mayor preocupación o ansiedad? ¿Se enoja con facilidad o actúa de manera inusual?
Si reconoces estas señales en otra persona, o si las reconoces en ti mismo, busca la ayuda de un profesional de la salud mental de inmediato. Tu obispo puede ayudarte a acceder a estos recursos.
Mito 2: Los pensamientos suicidas se desvanecen únicamente con leer las Escrituras, orar e ir a la Iglesia
Al igual que con las lesiones físicas, los problemas de salud mental requieren más que simplemente leer las Escrituras u orar.
Puede ser difícil para algunos padres diferenciar entre el comportamiento típico de un adolescente y los síntomas depresivos severos. En general, si tu hijo tiene cambios drásticos en su estado de ánimo, su comportamiento o sus relaciones con los demás y que duran más de dos semanas, es posible que el problema no sea un “estado de ánimo transitorio”.
Uno de cada cinco jóvenes de 13 a 18 años tiene una condición de salud mental. Si crees que tu hijo puede tener un trastorno mental, habla con él o ella. No hay nada de malo en esto.
Puedes brindar una bendición del sacerdocio y darle el apoyo espiritual que necesita con los recursos básicos que ya conocemos, pero también deberán procurar ayuda profesional.
El élder Jeffrey R. Holland, del Cuórum de los Doce Apóstoles, enseñó:
“Si tuvieran apendicitis, Dios esperaría que pidieran una bendición del sacerdocio y que obtuvieran la mejor atención médica disponible; lo mismo se aplica a los trastornos emocionales. Nuestro Padre en los Cielos espera que usemos todos los maravillosos dones que Él nos ha proporcionado en esta gloriosa dispensación”.
Mito 3: Preguntarle si ha pensado en suicidarse solo empeora la situación
Muchas personas a menudo piensan que es perjudicial preguntarle a alguien sobre el suicidio porque quizá puede poner esa idea en su mente.
Esta pregunta es hecha con buenas intenciones, nadie quiere empeorar la situación, sin embargo, en la gran mayoría de los casos, preguntar si esa persona ha pensado suicidarse no hace que esté más propensa a lastimarse, por el contrario, puede establecer una conexión real y significativa además de mostrar cuidado y preocupación.
Hacer esta pregunta saca a la luz el problema y le permite a esa persona saber que puede hablar contigo sobre sus sentimientos y lo que está pensando.
En muchos casos, las personas en riesgo de cometer suicidio se sienten muy solas, y tener a alguien que les pregunte sobre este tema puede ser una de las maneras más significativas de superar esos sentimientos. Tú eres capaz de ayudar a esa persona.
Cuando te encuentres frente a alguien que pueda estar en riesgo de suicidarse, te sugerimos que le preguntes con franqueza y de manera directa: “¿Estás pensando en suicidarte?”.
Mito 4: Tengo que ser un profesional de la salud para ayudar a alguien en riesgo de suicidio
Este es un mito que puede llevar a una inacción altamente peligrosa. Lo cierto es que los familiares y amigos que no están capacitados como profesionales pueden desempeñar un papel crucial para ayudar a las personas en riesgo de suicidio a buscar ayuda profesional.
Las investigaciones demuestran que la gran mayoría de las personas con este alto riesgo tienen interacciones regulares con familiares y amigos, y tienden a expresarles sus preocupaciones a familiares y amigos con más frecuencia que a un profesional de salud.
Una vez que una persona en riesgo cuenta con asistencia profesional, los familiares o amigos pueden continuar ayudándola a superar los sentimientos de desesperación, soledad y baja autoestima.
Las personas en riesgo de suicidio necesitan la cercanía y la conexión que solo la familia y los amigos pueden brindar. El élder Dale G. Renlund, del Cuórum de los Doce Apóstoles, expresó:
“Las personas vulnerables necesitan más amigos, no menos. Las personas que se sienten inútiles necesitan entender el plan de Dios, necesitan saber que serán atendidas. No permitamos que las personas vulnerables se sienten solas, sentémonos con ellas”.
Mito 5: Solo debo confiar en los recursos brindados por la Iglesia, no en los de la comunidad
El suicidio es un problema creciente en muchas áreas del mundo, pero la respuesta al suicidio en las comunidades de todo el mundo también está cambiando para mejor.
Hay muchos recursos en la mayoría de las comunidades que pueden vincular a las personas en riesgo de suicidio con ayuda inmediata, como las líneas directas de atención telefónica. También existen recursos formativos que pueden enseñarte cómo acercarte y ayudar a una persona en riesgo de suicidio.
Es importante estar al tanto de los recursos disponibles en tu comunidad para que puedas encontrar a otras personas que puedan ayudar.
Un comunicado oficial a los líderes de la Iglesia de Jesucristo en las unidades decía lo siguiente:
“Se alienta a los miembros y líderes a aprender y utilizar recursos locales confiables para aprovechar la capacitación formal en prevención del suicidio y apoyar las iniciativas comunitarias del mismo”.
Un excelente lugar para comenzar a aprender más sobre el tema es el sitio web de la Iglesia suicide.lds.org. Hay muchos recursos nacionales e internacionales enumerados en este sitio que pueden dirigir a los miembros a recursos locales para capacitación y prevención.
El sitio también incluye videos de los líderes de la Iglesia y otras personas que hablan sobre este tema.
Desmintiendo mitos
Puedes ayudar a evitar que estos mitos se propaguen o se transmitan a la siguiente generación. Asegurémonos de que nada se interponga en el camino de llegar a aquellos que pueden estar en riesgo de suicidio.
Si bien no podemos responsabilizarnos por las acciones de otros, podemos tener esperanza y confianza en el hecho de que muchos suicidios se pueden prevenir.
Los miembros de cada familia, los amigos y otras personas pueden desempeñar un papel fundamental al brindar apoyo con amor y franqueza a quien lo necesita. Sí, puedes salvar una vida.
Fuente: maisfe.org
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